Lado positivo

El vaso medio lleno de Gimnasia

El Lobo no pudo ascender a la máxima categoría del fútbol argentino pero murió con las botas puestas.

Amadeo Inzirillo
Amadeo Inzirillo lunes, 9 de diciembre de 2024 · 11:12 hs
El vaso medio lleno de Gimnasia
El Lobo formó un gran grupo. Foto: Gimnasia y Esgrima de Mendoza

Gimnasia perdió una final histórica y duele, claro que duele. La puñalada de San Martín de San Juan en el último escalón del Reducido desangró a un plantel que murió con las botas puestas. Esta vez no hubo Lobo de los milagros y el deseo que tanto soñó su pueblo deberá esperar, al menos, una temporada más.

Una cara de la moneda dirá que se dejó pasar una oportunidad inmejorable, y es cierto. Un mano a mano para llegar a la elite no es algo de todos los días. Sumado a eso, y no menor, quedará la sensación de saber que en el duelo fundamental, el equipo de Medrán no fue el equipo de Medrán.

San Martín de San Juan estuvo lejos de ser un fuera de serie pero aplicó orden y actitud para terminar llevándose puesto a un Gimnasia que jamás pudo hacer pie. Levemente superado, pero superado al fin, el Verdinegro se quedó con el segundo ascenso por dos cabezazos de sus goleadores.

Romano cerró un gran año.

Hay un lado positivo tras la vuelta de Córdoba con la ñata contra el vidrio: el Lobo dio una enorme muestra de carácter y cierra una gran temporada, al margen de que la frutilla del postre terminó en otra boca. Un equipo que arrancó horrible con Chaucha Bianco, enderezó rumbo con Lechuga Alaniz y terminó de consolidarse candidato bajo la tutela de Medrán.

Los dirigentes acertaron en los refuerzos (Tagliamonte, Mondino) y se potenciaron jugadores propiedad del club que elevaron sus cotizaciones. Hubo puntos altísimos a lo largo del año, es más, cuesta encontrar puntos bajos: Tagliamonte, Padilla, Torres, Mondino, Recalde, Antonio, Antonini, Romano, Solís y Silba tuvieron importantes picos de rendimiento, acompañados de un recambio convertido en solución como los Mertiello, los Espósito o los Ciccolini.

Llegar al último partido de una extensa y agobiante temporada no es para cualquiera. Tras el golpazo al mentón, el destino no tiene que ser la lona, sino la forma para entender que hay que sacudirse y volver a intentarlo. Maipú es su antecedente cercano, ahora deberá reconstruirse pensando en un 2025 que lo tenga otra vez protagonista.

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