El día que Williams invitó a Maradona a manejar uno de sus autos
En 1987, Diego tenía todo acordado para subirse al FW11, pero a último momento debió cancelar el encuentro. Su vínculo con la Fórmula 1 y la explicación de por qué no pudo ir.
Hay una escudería de la Fórmula 1 que ha logrado unir a todos los argentinos como hace tiempo no sucedía. Se trata, evidentemente, de Williams, puesto que en el equipo de Grove compite Franco Colapinto y el país disfruta de uno de los suyos en el Gran Circo después de 23 años. Pero, sorprendentemente, no es el pilarense el único nexo entre el equipo que alguna vez fundó Frank Williams y Argentina (tampoco Lole Reutemann). Es que hay una historia poco conocida que data de 1987 y une a los de Grove con el gran ídolo del deporte argentino: Diego Armando Maradona. Una invitación que no se pudo concretar por una competencia que valdría la pena.
Era fanático de todos los deportes, seguía todos los que pudiera, y le gustaban en especial los fierros. No por nada, la inolvidable anécdota de que Ferrari debió hacerle a su gusto un modelo negro, que no existía, y que solo han recibido Maradona, Michael Jordan y Sylvester Stallone. Eso explica, tal vez en parte, el entusiasmo de Diego cuando en 1987 lo llamaron desde Williams para invitarlo a manejar uno de sus autos, un FW11, en la Fórmula 1. El de Villa Fiorito accedió enseguida y se enlistó para sumarse a la historia de una escudería que venía de ganar el Campeonato de Constructores en 1986, pero que no había podido obtener el de Pilotos, ya que Nigel Mansell y Nelson Piquet habían terminado 2º y 3º, respectivamente.
Diego estaba en la cima: era el capitán de la Selección argentina campeona del mundo y el líder futbolístico de un SSC Napoli que se preparaba para levantar su primer Scudetto a finales de aquella temporada. Y eso le exigía un enorme compromiso. Por eso, a último momento, se vio obligado a rechazar la invitación de Williams, que había intentado dar un gran golpe de marketing. No se supo nada de este diálogo entre Maradona y Williams hasta veintiún años después, cuando el Diez lo reveló mientras se llevaba a cabo el Mundial de Rally 2008 en Córdoba. Lo acecharon los periodistas en una carpa y uno le preguntó por lo que pocos sabían. “Había un argentino que conocía a gente del equipo… Estaba todo listo para la prueba, pero la cancelé porque tuve que jugar con el Napoli por la Copa Italia. Después no surgió nuevamente la oportunidad”, explicó.
En aquel 1987, el Napoli dirigido por Ottavio Bianchi tendría su primer gran año desde la llegada de Maradona. Serían campeones de su primer Scudetto y además se coronarían en la Copa Italia, el torneo que justamente había custodiado Diego, tras un lapidario 4-0 en el global ante Atalanta en la final. No pudo manejar el Williams y a poco estuvo de quedar tallado su apellido al lado de los de Carlos Reutemann y Franco Colapinto, pero el Diez ya había podido disfrutar de un Gran Premio de Monza como espectador y había dejado la reflexión de a quien claramente le apasionan los “fierros”: “Todos los autos iban pasando por la recta y la gente en las tribunas gritaba. Ahora, cuando pasaba una Ferrari, todos se callaban... Era para escuchar el sonido inconfundible de su motor”.
8 años después, con Lauda y Schumacher
Tras la frustración de no poder subirse al Williams, debieron pasar ocho años hasta que Maradona reapareció en la Fórmula 1. Fue en el Gran Premio de Mónaco 1995, luego de su experiencia como DT de Club Deportivo Mandiyú y de Racing, al que fue junto a su esposa Claudia Villafañe y en el que firmó autógrafos y se sacó fotos como si fuera uno de los mismísimos pilotos del Gran Circo. Ese 28 de mayo, el Diez conoció a dos grandes leyendas: estuvo en el box de Ferrari y charló con Niki Lauda, que por entonces era asesor del equipo, y saludó también a Michael Schumacher, que aún corría para Benetton y había ganado solo uno (1994) de sus siete Campeonatos de Pilotos. Maradona, los autos y otro capítulo.