Los Pumas y una histórica clasificación a las semifinales
Luego del triunfazo ante Gales, Argentina está entre los cuatro mejores de una Copa del Mundo por tercera vez.
Tenían que aparecer, se lo debían a ellos mismos. Desde aquella derrota ante Inglaterra en este mismísimo Estadio Velodrome de Marsella, estaba grabada en la cabeza de muchos como aquel debut argentino en Qatar, cuando el equipo de Scaloni perdió frente a Arabia Saudita. Por eso el partido ante Samoa era como el que se jugó ante México en el Mundial de Fútbol. Era ganar o volverse a casa. Era el fracaso, porque hay que decirlo, quedarse afuera hubiera sido un golpe de knock-out para el rugby argentino.
Para volver a verlo: el try de Nico Sánchez
Entonces, Los Pumas, después de un primer tiempo con errores, pero con algunos síntomas de recuperación, edificaron una actuación enorme que será recordada por mucho tiempo, para vencer a Gales por 29 a 17 y clasificar a las semifinales por tercera vez en su historia.
Con un segundo tiempo excepcional, en el que dieron vuelta el partido, pasaron a perderlo por segunda vez y se recuperaron a tiempo, para cerrarlo y coronarlo con un try de intercepción de Nicolás Sánchez. El goleador histórico que se merecía una revancha, justo en el momento exacto que el equipo necesitaba. ¿Porque se sufrió tanto? Porque era un partido a todo o nada. Porque Los Pumas no venían dando sensaciones de seguridad, el try de Dan Biggar de la primera etapa desnudó las mismas imperfecciones que habían mostrado en los partidos de este torneo.
Entonces: ¿Por qué ganaron Los Pumas? Porque se dieron cuenta que había que poner otra cosa para ganar. Que tenían que jugársela y aparecer en toda su dimensión, de una vez por todas, con los forwards y la defensa como bandera. Así se empezó a forjar el camino, con el capitán mostrándolo, a puro, orgullo y corazón. Julián Montoya fue al frente y empezó a chocar contra una pared, a ganar terreno, a imponerse en los duelos individuales.
Todos los delanteros lo siguieron y así empezaron a verse mejores decisiones en la conducción. El segundo tiempo fue una locura. De a poco el equipo apareció para hacerse dueño de todo. Los Pumas pasaron al frente por 12 a 10 y empezaron a enderezar una tarde que había arrancado torcida. Así llegaron los primeros cuatro cambios para cambiarle el aire al equipo y confirmar la reacción. Pero, como si estuviera frío de haber ingresado, a Lolo Bello le tocó el error. Hizo un penal tonto y le cedió la posesión a Gales. De esa infracción llegó el penal para los Dragones Rojos, la infracción y el scrum que aprovechó el recién ingresado Tomos Williams para que los europeos pasaran al frente.
De ahí en más todo fue de la Argentina. Entraron Agustín Creevy y Joel Sclavi, que en pocos minutos iban a hacer mucho, tanto como para poner a Los Pumas otra vez al frente del marcador. El equipo de Cheika lo ganaba 19 a 17 y quedaba poco tiempo por jugarse.
Sin embargo, faltaba algo más, la larga tarde de Marsella iba a darnos aún más cosas para recordar. Gales casi se lo lleva, con una corrida de Rees-Zamith que “Tute” Moroni salvó con un cierre sensacional. Una jugada que se festejó como un try y que el ingenio popular ya puso en imágenes al lado de la tapada del “Dibu” Martínez a Kolo Muani, en la final del mundial de Qatar.
La frutilla del postre llegó para el goleador histórico. Nicolás Sánchez le interceptó una pelota a la desesperada ofensiva galesa. La corrida fue larga, interminable, por todos los que intentaban alcanzarlo. El final fue el mejor, con Nicolás Sánchez apoyando la pelota debajo del in- goal galés, ante un estadio que deliró hasta el borde del éxtasis. Quedaba un penal más de Sánchez para sellar el marcador. Fue 29 a 17, con el delirio argentino en una noche que Marsella jamás olvidará.
Los Pumas jugarán los siete partidos en Francia, como en el 2007 y el 2015. Otra vez entre los cuatro mejores del mundo, tal vez cuando pocos lo esperaban. Fue una noche teñida toda de celeste y blanca, dónde volvió a aparecer la garra del rugby argentino, la entereza y el corazón. La noche dónde todos los amantes del deporte se enarbolaron detrás de un equipo, como los miles de hinchas que estuvieron apoyando en Marsella. Otra vez Los Pumas ya están entre los cuatro mejores del mundo, con orgullo y corazón. Al estilo Puma de todos los tiempos. Y al tiempo, que se esperaba y reclamaba a este equipo. Ahora, como se dijo tantas veces: ¡Vamos por más!
*Desde Francia, Hernando De Cillia, editor de Rugby Champagne