Entrevista con MDZ

Jerónimo Paez: "A los 17 años me prometí vivir de la bici y del arte"

Jero es un referente del mountain bike en el país. Arriba de la bici, adrenalina pura, competidor serial y ganador de todo. Abajo, mucha calma y un futuro más que claro a pesar de sus cortos 25 años. Es deportista, artista plástico y genera contenidos en redes para miles de seguidores.

Juan Andrés Tuzzi
Juan Andrés Tuzzi viernes, 20 de enero de 2023 · 09:00 hs
Jerónimo Paez: "A los 17 años me prometí vivir de la bici y del arte"
Foto: Rodrigo D'Angelo / MDZ

“Me defiendo arriba de la bici (risas). Le pongo mucha pila y trato de ir mejorando día a día. Es un hobbie mío de chiquito que hoy se transformó en mi vida”, comenzó asegurando Jerónimo Paez con la humildad que caracteriza a quienes realmente triunfan en lo que hacen. 

En este mano a mano con MDZ, el deportista, el referente del mountain bike en el país, le dio paso al pibe de 25 años recién cumplidos que tiene clarísimo su camino a seguir, no solo arriba de la bici, sino también abajo de ella.

Además de romperla sobre las dos ruedas, Jero Paez es artista plástico, pinta murales y sueña con tener su propia muestra. También es generador de contenidos en redes sociales relacionados al arte y al deporte y le va tan bien que ya se transformó en influencer. A su corta edad, vive de lo que ama y tiene clarísimo de qué va su futuro.  

“La bici es un estilo de vida. A mi me permitió hacer amigos en todo el país, en Latinoamérica y si no salgo a andar con uno salgo con otro. Me ha dado una gran variedad de amigos. El ambiente del ciclismo es impresionante. Me junto con uno o con otro pero siempre relacionado con la bici. Ya se transformó, aparte de mi trabajo, en lo que vivo día a día”, contó en el comienzo de la charla.

¿Qué pasó de los 9 años hasta hoy que te transformó en uno de los referentes de este deporte?
Empezó como todo deporte de chico, para divertirme con mi hermano, con mi familia, con mis papás que nos llevaban a tirarnos como unos locos del cerro y de a poco fuimos compitiendo y empezando a viajar a otros lados, y a ganar campeonatos argentinos, latinoamericanos, panamericanos, y de a poco fueron llegando los sponsors, las carreras, los viajes, y así se fue transformando en mi trabajo. Después, en el año anterior a la pandemia dije: “Quiero enseñar, quiero transmitir, quiero ser lo que no tuve de chico, que era un profe”. Y me puse una academia de chicos de 12, 13 años y empecé con un grupo con el que hoy sigo que son unos 15, que los llevo a competir y a divertirse.

Cuando tenía 17 años venía de pintar un mural en la bici y dije: “Voy a vivir de esto, de andar en bici y con la mochila cargada de aerosoles”.

¿Qué te permitió la bici además de competir y ganar?
Lo que más rescato de todos estos años corriendo es la cantidad de amigos que he hecho en todo el mundo. Tengo amigos en España, Italia, Francia, en toda Latinoamérica, y es impresionante levantar el teléfono estando en otro lado y decir: “Loco, me voy para tu casa”. Y te reciben de 10. Salís a andar, te llevan a conocer. Eso es lo más lindo. El ambiente que se genera a través del deporte.

¿Sabés también lo que es representar al país?
Es muy fuerte representar al país. Por ejemplo, a mi no me gustaba el fútbol, pero con este mundial me cambió todo. Lo viví de otra manera. A mi me tocó representar al país, ir a competir afuera e íbamos como podíamos, comprándonos todo, pagando los pasajes nosotros, a pulmón y con mucha pasión y por eso me pegó muy fuerte el Mundial este año y me volví muy fanático de la selección.

¿Qué otra actividad te apasiona y cómo la complementas con la bici?
Me gusta mucho la pesca con mosca, empecé con mi viejo, hoy lo sigo haciendo, es un complemento espectacular para relajar, para estar calmado. La bici es todo rápido, adrenalina a full y pescar es todo lo contrario. Tenés que curtir la paciencia, estar tranquilo. Es lo mismo que me pasa con el arte.

¿Qué hay que tener para tirarse, por ejemplo, a toda velocidad hacia abajo en un cerro? Un grado de locura, seguramente…
Sí sí, seguro, pero también cuando lo hacés sentís que tenés todo el control. Estás enfocado 100% en eso. Y tenés que tener un poco de mente fría para ir por el sendero, calcular y saber por dónde ir. Y después, dejarse llevar, como todo deporte. Dejar que fluya, que sea un paseo, que sea diversión. Pero si, la adrenalina y la locura van de la mano.

¿Cuál es la situación de este deporte en Mendoza, en general?
Luego de la pandemia, lo primero que se pudo hacer, fue andar en bici, entonces creo que la gente descubrió los cerros que tenemos acá cerca y se volvió un deporte súper popular. Mountain bike, descenso, enduro, todas las ramas del ciclismo de montaña. Y el que tanta gente haya empezado, pechó para que el deporte crezca. Así que ahora viene totalmente en subida. Creciendo con los más chicos, con las escuelas. Yo estoy feliz de que haya sucedido esto.

Desde tu lugar y con tu escuelita cumplís un papel fundamental y te has puesto la mochila para el crecimiento del deporte…
La escuelita surgió casi por la presión de muchos que me pedían que les dé unas clases, que les enseñe. Después empecé a subir a las redes algunos tips y después dije: “Che, esto me gusta, me atrapa, me gusta ver el progreso, darle algo a la gente y ver que lo aplican y que progresan, y que se sienten contentos". Así empecé a dar clases particulares y hoy en día más que nada subo todo a las redes que es donde tengo más llegada, con videos con tips, técnicas, algunas mañas para hacer con la bici y mi escuelita nació justo antes de la pandemia. Hoy tengo 15 chicos. Es más que nada una academia en la que los llevo para las carreras, les enseño, además de la técnica del ciclismo, cómo manejarse en la vida. Qué comer, cómo dormir, qué hacer cuando termina una carrera. Más que un profe soy como un manager.

Sos, además, creador de contenidos, influencer... ¿cómo va ese tema?
El año pasado decidí ponerle muchas pilas a las redes. Mucho Instagram, TikTok, YouTube. Es un laburo la verdad, lleva mucho tiempo, pero a la larga te trae mucho feedback, mucha retribución, en cuanto a la gente y a los sponsors. A la gente le gusta, lo consume. Y poder mostrar en un medio tan masivo cómo andar en bici y enseñar, me encanta y quiero seguir haciéndolo para seguir creciendo y también de alguna manera poder vivir de las redes sociales que ya lo estoy haciendo de alguna manera. Crear contenido me llevó a descubrir otras cosas del ciclismo que no es sólo la competencia.

Contame un poco del descenso urbano, que parece algo espectacular...
Justo ahora estoy entrenando para esa carrera que es el 12 de febrero, en Valparaíso, en Chile, por la ciudad, por las escaleras. Es la carrera más loca del año y que he corrido en mi vida. Es impresionante la sensación que te produce esa carrera. Por todo, por el contexto, por el hecho de estar en una ciudad, la gente también, porque es “el evento" del año en Valparaíso y sos como un rockstar. La sensación de bajar por las escaleras tan angostas es impresionante. Ni corriendo el mundial tuve los nervios que tuve en esa carrera. Es lo que más adrenalina me genera. Es muy divertido hacerlo también, es muy loco superar todos los obstáculos, porque es el mismo día, no tenés tiempo de entrenar.

Jero, también sos artista plástico, pintás murales… ¿lo hacés más por hobbie o porque te permite apoyar tu carrera como biker?
Sí, 100%. Empecé de chiquito pintando como hobbie y de a poco me largué a pintar en la calle. Primero en el zanjón de Chacras. Dije: “Voy a hacer un mural a ver que sale”. Salió un desastre, pero me motivé. Volví al otro día y ahí me empecé a copar y de a poco me empezaron a llamar para pintar y se convirtió en mi trabajo también. A los 18 años me empezó a ayudar muchísimo para mi carrera deportiva. Con eso me pagaba los viajes o algunas cosas de la bici. Fue un complemento espectacular también como distracción del entrenamiento. Es algo que lleva más tiempo, pero hay que estar más tranquilo. Pintar es un equilibrio que me encanta. En el 2020 dije: “No voy a pintar para enfocarme 100% en la bici, que me vaya mejor y que sea la bici mi foco este año, ganar más carreras”. Fue el peor año de mi vida deportiva. Un desastre. Volví a pintar y cambió todo 100%.

¿Qué significa para un chico como vos poder vivir del arte y del deporte que es lo que te gusta y cómo lo conseguiste?
Me gusta mucho la adrenalina. Mi vida se basa en la adrenalina del día a día. Digo: “Hoy ando en bici, hoy me tiro de este cerro, o voy y pinto este mural”. Voy planeando mi vida a futuro pero es todo una aventura de adrenalina constante. Tener una pared o un lienzo en blanco también, como la bici, me genera adrenalina, como la bici. Me gusta ese juego en el día a día de ver qué me espera del futuro. Ir creando de a poquito. Cuando tenía 17 años venía de pintar un mural en la bici y dije: “Voy a vivir de esto: de andar en bici y con la mochila cargada de aerosoles”. Y fue algo que se fue dando muy natural que fue lo que más me gustó.

¿Qué sueños te quedan por cumplir en esto y qué miedos tenés?
Un miedo es llegar a quedarme con ganas de haber hecho algo. Un sueño o una meta es hacer mi primera muestra individual, como artista, mezclarla con la bici. Y con la bici, poder ser alguien a quien los chicos sigan como un referente. Creo que hoy son objetivos alcanzables.

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