Mendoza tiñó el Malvinas de celeste y blanco para ver a Los Pumas

La espera por ver a Los Pumas en suelo mendocino se hizo notar con la respuesta de la gente. Fueron cuatro años de ausencia del mejor rugby del mundo. Por eso la ansiedad se justifica. Argentina volvió a Mendoza, un lugar que siempre lo acobija, y el Malvinas reventó. 31.245 personas coparon las tribunas pese al frío de la tarde de sábado.

El movimiento arrancó desde temprano. Puestos con merchandising con todo tipo de ofertas: gorrito piluso, banderas, camisetas y las infaltables vuvuzelas, vigentes desde el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010. El olor a choripán en el aire y las tonadas delatando los kilómetros recorridos para llegar al estreno del equipo de Cheika, infaltables para completar el decorado. Córdoba, San Juan, Buenos Aires, Tucuman y Neuquén pasaron por el censo de MDZ y algunos contaron sus vivencias de un periplo repleto de pasión.

 "Venimos desde Tucumán exclusivamente para ver a Los Pumas, algo que hacemos siempre que podemos", dice Carlos, el que toma la posta del grupo de cuatro amigos enfundandos en celeste y blanco. Un papá cuenta la experiencia con su hijo Agusto, éstos de San Juan: "La última vez que vinimos, mi hijo tenía cuatro años. Poder volver juntos otra vez es algo inexplicable", relata, babero mediante, Alfredo.

Hay mates por doquier, las infaltables tortitas locales, y hasta algún osado metió el resto del asado en un contenedor de plástico para ir degustando de camino a la cancha. El modo piel de gallina se activó con el himno, que con Los Pumas siempre tiene ese no se qué, que se yo. Ahí poco importó la baja temperatura, si hasta uno se sacó la camiseta para revolearla por los aires.

Las miradas fueron todas para Juan Martín González, el chico de la casa, que tiene 21 años pero juega como si llevara toda una vida en la elite del rugby. Estaba su familia, sus amigos, sus compañeros de Marista. Los que lo siguen por Zoom cuando está en Londres y que ahora pudieron disfrutarlo en HD a una fosa de distancia.

Acá está el resultado de llevar a un seleccionado de primer nivel a cada rincón del país. Los Pumas vienen de jugar en Jujuy, Salta y Santiago del Estero y lo harán la próxima semana en San Juan, evidenciando que la oficina de Dios en Buenos Aires tiene varias sucursales en el interior. Salud por eso.