Centenario de Godoy Cruz

Por "culpa" de Godoy Cruz, soy un futbolista frustrado

No es sencillo para un periodista reconocer sus colores. Muchos ocultan sus pasiones por temor al rechazo, pero yo me animo a contarles una historia, la de mi vida con el Tomba.

Diego Zárate
Diego Zárate martes, 1 de junio de 2021 · 08:15 hs
Por "culpa" de Godoy Cruz, soy un futbolista frustrado
Soy el segundo de abajo, de derecha a izquierda. Foto: archivo personal Diego Zárate

Cuando nacés en Argentina, por lo general, lo primero que busca regalarte tu viejo es una pelota. No importa el tamaño ni la textura, importa que cuando des tus primeros pasos le des un puntazo y él le cuente a sus amigos: "Me salió zurdo el pibe". Y eso quizá les habrá dicho el mío a sus compadres. Claro, cuando crecés, soñás, y ese sueño tiene que ver con jugar en Primera, en la Selección y vestir los colores de tus amores. Yo tuve ese sueño y traté de cumplirlo, pero no pude. 

Recuerdo cuando una tarde, a principios de los noventa, fui con mi papá a buscar a mi hermano. Llegamos a la denominada "Cantera", antes le decíamos "el poli", y apareció un hombre de rostro conocido que se acercó a saludar. Esa persona era el Negro Camargo, una gloria de Godoy Cruz, que en ese momento trabajaba en las inferiores. 

Como si fuera hoy, tengo sus frases guardadas de por vida, le dijo "el grandote es tu hijo". "Si", le respondió. Inmediatamente se vino hasta donde estaba y con una oración me cambió la vida "¿Te gustaría jugar en Godoy Cruz?" Listo, no dudé y respondí al instante: "Claro, si".

La siguiente semana fue mi primer entrenamiento con ellos. Mis primeros pasos habían sido en clubes como Cementista, el Ceredé y Banco Mendoza, por lo que llegar ahí fue un desafío. Tenía que estar a la altura. El día que jugué mi primer partido, justo mi viejo no fue, tragué saliva todo el tiempo que estuve en cancha, era lo que había pensado, anhelado o soñado.

El tiempo pasó y casi llegué. Fue parte de prácticas en las que me medí con el recordado Pablito Gómez, otras marqué al Cachorro, tuve el placer de ver muy de cerca a tipos del calibre de Ortega Sánchez, Rubén Paz y me di un lujazo, jugar en el Feliciano Gambarte.

Está claro que me faltó un montón para ser lo que soñé. Por eso me alejé del fútbol, prioricé mis estudios y acá estoy, compartiendo un poquito de mi vida. Es por todo esto que me siento parte de los 100 años. Nadie me aplaudió ni me reconoce por la calle, pero vestí esos colores y me formé como persona con un grupo que hoy sigo teniendo como amigos.

En mi caso, como suelen catalogar a muchos periodistas deportivos, si soy un futbolista frustrado. Lo digo con orgullo, con emoción y no tengo dudas que si en otra vida lo puedo lograr, a Dios le pido que sea en el Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba. Feliz cumpleaños y gracias, querido Expreso. 

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