Riquelme entiende todo, como cuando jugaba

Aparece cuando tiene que aparecer. Se mantiene expectante y actúa cuando lo considera necesario. Maneja los tiempos. Cuida a los suyos y cada tanto pincha a los de afuera, pero siempre con respeto. Juan Román Riquelme sigue entendiendo el juego como nadie, como cuando lucía la 10 en su espalda.

A finales de 2019 la fórmula Ameal-Pergolini ganó las elecciones presidenciales en Boca Juniors, pero en el fondo el triunfo fue de Román, quien decidió acompañar a dicha dupla y después solo hubo que esperar el recuento de votos. Luego del triunfo electoral, Riquelme se resguardó y desapareció de la escena pública, aunque cada tanto le cedió la pelota a alguno de sus compañeros para que se hiciera cargo de la situación.

Y eligió el momento de reaparecer. Nada menos que después de eliminar a River Plate de la Copa de la Liga Profesional luego de casi siete años de dominio del Millonario en duelos a eliminación directa. Dijo lo que tenía que decir y se guardó lo que se quiso guardar.

Boca Juniors cortó con una larguísima racha adversa ante su clásico rival, pero habló el 10 y acaparó toda la atención, logrando que este lunes se hable más de lo que dijo que del triunfo del Xeneize. Resguardando también al DT y a sus jugadores por un rendimiento que no termina de convencer, y que Román lo sabe, pero desvió la atención.

Cuidó la pelota, la pisó, la aguantó de espaldas, se dio vuelta y metió un disparo punzante: "El clásico se gana. River no pateó al arco". Ya lo había hecho en el último Superclásico disputado en la Bombonera, cuando desde la tribuna le gritó a los periodistas "hace rato que River juega mal". Después Gallardo se hizo el desentendido, no recogió el guante, pero acusó el golpe.

No se escondió atrás del 5 cuando le preguntaron por Diego Maradona. Enemistado con el eterno capitán de la Selección durante más de 10 años, JR y DAM se tiraron varios dardos a lo largo de ese tiempo, y hasta se negaron a reencontrarse el año pasado en la última vez del Diego en la Bombonera.

Pero primó el respeto. "Era nuestro Superman, nuestro héroe", dijo Román, y le sacó una sonrisa a los maradonianos Xeneizes: "Nosotros todos los bosteros lo vamos a llevar en el corazón". Los problemas que haya tenido con Maradona quedaron en el pasado. Riquelme eligió quedarse con el recuerdo del ídolo de su niñez, ese que terminó jugando su partido homenaje con su camiseta.

Desde que Riquelme asumió en Boca, se dio vuelta la tortilla y desapareció el dominio de River, al menos en los resultados, el juego debe mejorar, lo sabe y a eso apunta. El Xeneize se quedó con una Superliga que el Millonario tenía ganada. Luego con la Copa Diego Maradona, en la que el rival que lo tenía a maltraer tuvo la oportunidad de eliminarlo y no pudo.

Cara a cara han sido solo tres partidos y está invicto, que no es poco después de todo lo que pasó desde que Marcelo Gallardo tomó el mando en Núñez, y queda la cuenta pendiente de ganar en los 90’ reglamentarios. El único duelo a eliminación directa, fue para Boca. Así como durante años el Muñeco fue la bestia negra del Xeneize, parece que Román empieza a serlo para el Millonario. Como cuando jugaba.