El curioso caso de Argentina, que retrocede y avanza al mismo tiempo

La Selección argentina superó por 1 a 0 a Uruguay en el Clásico Rioplatense, en un duro partido en el que el local no mereció perder y en el que el equipo de Lionel Scaloni estuvo lejos de su mejor rendimiento, pero sacó a relucir su personalidad para sostener la ventaja y poner un pie y medio en la Copa del Mundo.

Por primera vez en más de 90 años Argentina visitó a Uruguay afuera del estadio Centenario, pero esa no fue la única curiosidad que se dio esta noche en Montevideo, ya que hubo una más preponderante y que tuvo que ver con el juego del equipo de Lionel Scaloni.

Después de una triple fecha en la que había cosechado un punto como visitante ante Paraguay, mereciendo ganar y haciendo figura al arquero rival; se había floreado para golear a Uruguay, en una fiesta vivida en el Monumental; y había superado sin despeinarse a Perú, esta noche Argentina retrocedió.

Retrocedió en el juego, principalmente, ya que estuvo lejos del rendimiento que venía mostrando sobre todo desde la final de la Copa América, cuando empezó a aceitar un funcionamiento que lo llevó, en mayor o menor medida, a ser protagonista en todas las canchas.

Sin embargo, este viernes la Albiceleste no logró ser superior a su rival prácticamente en ningún pasaje del partido, sin Lionel Messi como titular, lo cual no es un detalle menor, y pese a que en el primer intento al arco abrió el marcador con una sutileza de Ángel Di María.

Emiliano Martínez fue clave tapando un gol cantado apenas comenzado el partido, cuando estaba todo igualado sin goles, y luego del gol del Fideo le negó el empate a la Celeste, que presionó arriba y complicó más de lo pensado al equipo de Lionel Scaloni, generando además la mayoría de las ocasiones de peligro, incluso con un disparo al palo.

Lo curioso es que, pese a ese notorio retroceso, Argentina dio un paso importantísimo hacia la Copa del Mundo Qatar 2022. Llegó a los 28 puntos, una cifra con la que, desde que rige el actual formato de Eliminatorias, ningún equipo se quedó sin ir a la cita ecuménica.

La suerte, que cada tanto es necesaria y hasta fundamental, estuvo del lado del combinado nacional y la clasificación al Mundial, para el que falta exactamente un año y nueve días, aún no está abrochada, pero sólo una catástrofe podría negar al campeón de América su presencia en Medio Oriente.

Se viene Brasil, en territorio sanjuanino y seguramente con el regreso a la titularidad del capitán y mejor del planeta, otro partido chivo ante una Verdeamarela que ya está clasificada y en el cual la Albiceleste podría asegurarse su lugar en el Mundial.