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Adolfo Cambiaso recordó el día en el que pudo morir ahogado en su auto

El polista Adolfo Cambiaso relató cómo, hace 28 años, un accidente en la ruta puso en riesgo su vida. "Nos podríamos haber ahogado tranquilamente", aseguró sobre el hecho que pudo haber cambiado la historia del polo.

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MDZ Deportes martes, 21 de abril de 2020 · 11:00 hs
Adolfo Cambiaso recordó el día en el que pudo morir ahogado en su auto
Adolfo Cambiaso. publicada en Clarín Foto: publicada en Clarín

Adolfo Cambiaso es considerado uno de los polistas más importantes de la historia. En su haber se destacan 16 títulos del Abierto de Palermo, 13 de Hurlingham y 9 de Tortugas, además de los 979 goles en el torneo más importante del mundo, las 10 Queen's Cup, los 7 British Open, los 8 US Open y las 13 USPA Gold Cup. Pero hace 28 años, en mayo de 1992, un accidente en la ruta podría haber cambiado definitvamente la historia.

En diálogo con el diario La Nación, Adolfito relató el accidente que sufrió a los 17 años junto a Santiago Chavanne, también polista, en el que ambos estuvieron a punto de ahogarse tras volcar en la ruta 188 que une las localidades bonaerenses de Junín y Ameghino.

A pesar de su juventud, Cambiaso ya era un fenómeno en el polo de Estados Unidos y todo indicaba que ingresaría al equipo de Ellerston para jugar la temporada británica. En aquella época, tal como relata el diario ya mencionado, los circuitos de polo del interior argentino todavía tenían cierto peso. Por eso Adolfito se fue a Ameghino, al Media Luna Polo Club, para jugar y luego volver.

La noche anterior llovió mucho y Cambiaso supuso que la jornada se suspendería, por lo que se fue a tomar algo a Cañuelas. Sin embargo a las 7 de la mañana lo llamaron para avisarle que en Ameghino había llovido poco y se jugaba normalmente, por lo que rápidamente se levantó y emprendió el viaje con Chavanne, quien no iba a jugar pero quería ver los partidos.

Tras pasar por Junín tomaron la ruta 188 hasta su destino final, y en el camino, que tenía el asfalto húmedo, Cambiaso se abrió para pasar un camión y en esa maniobra pisó un charco, perdió el control del auto, despistaron y volcaron al costado de la ruta, en un lugar donde la cuneta era bien ancha y con el agua acumulada parecía una laguna.

El agua empezó a inundar el auto y ambos tenían el cinturón de seguridad puesto, lo que en primera instancia les salvó la vida pero que en ese momento podría ser una trampa mortal.

"Sí, nos podríamos haber ahogado. Tranquilamente", reconoce Cambiaso. "Quizá cuando uno es joven no toma conciencia del real riesgo, algunas cosas hasta puede verlas como aventuras de la adolescencia, pero hoy, a la distancia, tengo claro que la sacamos baratísima, que zafamos de verdad", acota.

Y relata ese momento dentro del agua, con todo dado vuelta: "No entendía nada. Buscaba el botón para desabrocharme el cinturón, pero no caía en que estaba al revés: lo buscaba en mi cabeza. Perdés noción de la situación. Son segundos eternos. Encima no se veía nada, entre el barro y el verdín. Apenas pude desengancharme, subí a lo que era el piso del auto y había unos centímetros de espacio donde podía tomar aire, respirar. Junté aire y entonces bajé para ver a Santi. Seguía atado. Me desesperé porque lo vi como entregado en el asiento. Lo desenganché, lo agarré del pelo y lo levanté para que respirara".

Cambiaso y Chavanne, juntos en 2004 (publicada en La Nación).

Cambiaso intentó abrir las puertas y las ventanillas, pero no lo consiguió. También fue en vano el intento de romper los vidrios a patadas. Hasta que en un momento se acordó de un detalle clave: "Al lado del asiento del conductor, el Accord tenía una palanquita para abrir el baúl. Tiré de ahí y por suerte se abrió. Lo fui a buscar a Santi y juntos reclinamos los asientos. Entonces salimos nadando por la parte de atrás. Todo flotaba: tacos, bochas, los cascos. Y así salimos a la superficie. Santi me pegó un abrazo tremendo, mientras gritaba ¡Zafamos! ".

Con el auto dado vuelta y bajo el agua, Cambiaso y Chavanne volvieron a la ruta. El conductor del camión al que habían pasado se detuvo para ayudarlos y los llevó a un pueblo cercano. Allí hicieron la denuncia y tomaron un remís para volver al auto a buscar los implementos polísticos y siguieron hasta Ameghino, donde Adolfito terminó jugando su partido y luego regresaron a casa.

"A mi vieja no le dije nada hasta que no llegué a Cañuelas", reconoció Adolfito. "Me enteré al día siguiente. Cuando me contaron lo que les pasó, no lo podía creer", dice, hoy, Adolfo padre, quien le terminó comprando el auto a su hijo y lo usó varios años más.

Hoy, a la distancia, Cambiaso recuerda que en aquél momento no fue consciente de lo que había vivido. Para él fue "como si se hubiera caído del caballo, con esa sensación de que nada grave te va a pasar. Es como que no tenés noción del peligro. Pero cuando te ponés hoy en el rol de padre, decís pucha, si con ese vuelco nos desmayábamos y estábamos un minuto dormidos, no la contamos. Fue bravo, sí".

Seis meses después, Cambiaso debutaba en el Abierto de Palermo frente a Los Indios y lo hizo dando de qué hablar: marcó 16 de los 23 goles de Ellerstina en la victoria por 23-7. Esos 16 goles en un partido fueron récord de torneo hasta 2006, cuando fue por él mismo (17) y luego por Agustín Merlos (18) en una misma jornada.

 

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