Matías Gotelli, cómo es su novela debut premiada con 20 mil euros
Debut de Matías Gotelli en la novela argentina es una historia de película: escribió su primer libro, lo envió a dos concursos y en el último ganó 20 mil euros.
Matías Gotelli, el autor de la exitosísima novela "Alimento para puma". La presenta el jueves 26 en Palermo Soho.
Mientras he ido devorando los 28 capítulos de la reciente novela Alimento para puma de Matías Gotelli los he ido intercalando con un clásico de Spinetta y los Socios del Desierto, Cheques, relacionando el rock y la literatura, dos actividades a las que el autor de 36 años se ha entregado con alma y vida.
Matías Gotelli nació en Buenos Aires ya medio despelotado, en su alumbramiento: sucedió en el año 1989. Todo era crisis, entonces, y para ser honestos, no ha cambiado demasiado. En Argentina lo único permanente es la crisis, que cambia de color tal como el camaleón. Y entre lo permanente, anotemos ya que estamos, ese hacer nacional de siempre lo mismo aunque pensando que lo hacemos diferente.
Y así las cosas con nuestro héroe, casi de novela, como si estuviese atrapado dentro de sus textos, como si escribiera para justamente atraparse, para parar un poco el torbellino creativo del que es protagonista absoluto, tal cual lo vive un solitario profesional.
En esta entrevista dice que cursó toda la carrera de Filosofía y que le falta dar su tesis porque o la escribía o escribía una novela. Le fue bastante bien en la decisión, que podría parecer la no correcta, pero, amigos, el mundo está hecho más sobre los errores que por encima de otras cosas más "correctas". El error está bajo el poder de los optimistas. No me quedan dudas.
Tapa de la reciente edición de Galaxia Gutenberg. Registro intenso e íntimo.
Libros nuevos
"Atravieso la pampa, lejos de la ciudad, mi Buenos Aires querido, no tengo más quita penas para brindar. Dicen tantas mentiras, que nos hacen tragar, morirás por Malvinas, pero no dejes cuentas sin cobrar", canta Javier Calamaro con Charly García y Los Guarros. Y lo pienso bien, varias veces: este epígrafe tiene bastante que ver con la novela "Alimento para puma".
Gotelli es casi filósofo, un admirador del pensamiento de Ezequiel Martínez Estrada que planea desde su libro monumental "Radiografía de la Pampa". A punto tal que una de las bandas de rock del nuevo escritor de Argentina homenajea al santafecino con el apelativo Trapalanda.
Tiene dos bandas y ahora encara su proyecto solista, que comenzó con su trabajo "Ezeiza". Es allí donde reside desde hace varios años, en un viaje también al revés de la lógica: desde Capital Federal al "conurba", al variopinto GBA, allí donde también sucede la acción de su novela premiada.
La entrevista comienza con el escritor narrando los hechos dantescos sucedidos hace pocos días en esa zona, a propósito de la explosión espectacular dentro del Parque Industrial de Ezeiza que concitó la atención de los pobladores cercanos e incluso videos virales con imágenes truculentas.
El héroe de esta historia abrigado en el ya casi invierno catalán. Viene de recibir el Premio Diana Zaforteza, o cómo conseguir 20 mil euros de premio en su primera novela.
Fragmento de "Alimento para puma", del conurbano al mundo.
Matías Gotelli
- Una descripción corta para quienes no te conocen. Sos músico, escritor y estudias filosofía, según mis informaciones.
- (Ríe) Estudié Filosofía, me faltó la tesis. Estaba entre escribir la novela y hacer la tesis.
- Buena decisión. Ganaste 20 mil euros con la novela.
- (Risas) Sí, no creo que con la tesis me hubieran pagado eso.
Músico indie, escritor nada indie. Un artista de variedades.
Escritores
- La novela tiene un título loquísimo pero que tiene todo que ver cuando se la va leyendo. Sos una verdadera revelación porque es tu primer libro, ¿no?
- Es mi primer libro. El primero que escribí tan en serio. Siempre leo, pero la verdad que mi mundo creativo, no sé, de los 20 a los 30 y pico de años, ha sido la música. Entonces cuando lo hice estaba todo puesto ahí, todas las fuerzas puestas en la escritura. Es lo primero que escribo así, de forma seria y sistemática.
- ¿Cómo es este tránsito? Has escrito muchas canciones y letras, pero en esencia es muy diferente a la narrativa de una novela. Que aparte está bien estructurada, un libro muy bien escrito, con mucho humor.
- Sí. Es otra sinapsis. Una cosa es componer... creo que la música debe estar más cerca del cuerpo. Y la escritura estaría más cerca de la cabeza, más mental. Entonces es cómo uno se para distinto. En una novela para poder llegar a la otra orilla hay que tener una estructura. Hay que estar todo el tiempo pensando en eso. La música tiene su propio impulso, un poco más corporal. La pandemia me obligó a parar todos mis proyectos musicales durante un tiempo, y yo tenía una banda y estaba ahí y todo se apagó. Escribir es difícil de organizar. Y tenía que tener toda la energía disponible y traté de probar. Tenía unas cuantas ideas en la cabeza.
- ¿Casi que medio la vomitaste la novela, como se suele decir?
- A ver, yo siendo alguien que creció en Capital Federak, me mudo a Ezeiza y empiezo a tener... como a recibir mucha información emocional. Me digo que es algo loco. "Acá hay algo interesante", pensaba. Y al principio me pasaba mucho que escribía pero non fiction, viste. Decía: "Che, esta cosa loca que pasó acá...". Traía recortes de diario, buscaba noticias, iba más por ese lado. Después eso me aburre, no aburrir, en realidad, sino que dije: "Che, o hago algo periodístico 100 por ciento o escribo ficción". Entonces ahí empecé a poner personajes, a ponerle más imaginación y vuelo propio. Pero el principio es un descontrol de todo. Escribía tres hojas de una cosa, tres hojas de otra. En un momento estás atrapado en ordenar lo escrito, atrapado en declararlo trabajo de escritura de ficción. Escribía algunas palabras todos los días. Lo que viniera. Al principio era lo que venga. Confío mucho en ese método: de hacer un poco todos los días.
- La novela tiene una pulsión muy fuerte en varios sentidos. Y emociones fuertes. Y esa cotidianidad del conurbarno que es entre medio salvaje, onírica y muy real. ¿Cómo has lidiado con todo eso? Y además es un viaje al revés: del centro a la periferia.
- Cómo llegué acá en mi vida... Fue al final del gobierno de Macri, después de las PASO, y la subida de precios... yo estaba en un laburo y no aguantaba más. Y mi novia estaba volviendo de un viaje. Y me dijo: "Che, yo no sé si estoy para volver a vivir en Buenos Aires". Y estaba como opción una casita de mi familia en Ezeiza. Y dijimos: "vamos a probar". Nos agarra la pandemia y listo. Anda a salir de aquí (risas). Hace cinco años que estamos aquí.
Novela
- ¿Siguen ahí?
- Exacto. Estamos un barrio acá de Ezeiza, cerca de Cañuelas. Y, bueno, acá tenemos la vida. Es un poco parecido el puntapié de la novela, que es un chico que creció en la ciudad, que va a vivir en esta zona del Conurbano. Ese disparador es quizá lo que a mí me hizo escribir personalmente esta novela. Fue eso, decir: "Che, acá hay de todo". Visto desde una mirada de alguien al que todo esto le parece novedoso. Es una zona intermedia entre la ciudad y el campo, que reúne gente y hechos intermedios, que quedaron ahí con sus propios ojos, con sus propias reglas. Parecía desde lo cultural, muy atractivo. Y me parecía que había que tirar esa piola, porque ahí había algo.
- El tuyo es un registro literario que está fuera de lo oficial, digamos, pero también de lo alternativo, porque a veces se romantiza mucho desde ese ángulo. Hay como entonces un punto intermedio en tu registro. Creo que eso despierta mucho interés en esta novela: un registro que no es tan habitual en la literatura argentina.
- El arco que hace el personaje es un poco como si fuera haciendo lo contrario (ríe). El personaje ni bien se adentra y pisa el pasto, le viene un odio por ese lugar (más risas). Esta inserto en una tradición que cuando se estudia filosofía... Para mí hay un autor que me marcó mucho, Martínez Estrada... a mí me enamoró.
- Su libro "Radiografía de la Pampa".
- En ese libro, claro, postulaba la tesis de Trapalanda, que es el nombre de una de mis bandas, mi banda principal. Y el concepto de esta Trapalanda de Martínez Estrada, que pensaba que Argentina era como un país fallido, decía: "Los españoles vienen al país a buscar Trapalanda, que es una especie de tierra prometida". Y aquí con lo único que se encuentran es con la pampa, con la llanura, con la nada misma (ríe). A mí hay algo de esa desilusión... se emparenta mucho con la que siente el protagonista de la novela. Yotraigo un poco de esta tradición del campo donde están todas las desilusiones y donde uno tiene que poner mucho de sí mismo, porque sino te come.
- No sabía de tu relación con Exequiel Martínez Estrada. Pero ahora que lo citas, hago cuenta mental, y sí, tiene mucho que ver con tu texto. Sobrevuela esa noción de paisaje exhuberantemente tonto, una planitud loca.
- (Risas) Si, son esas cosas que van apareciendo a posteriori. Mientras me detengo a pensar qué hice en esta obra (más risas). Y no es que dije: "Che, voy a traer lo que postuló Martínez Estrada. Obviamente son esas cosas que aparecen yo creo más inconscientemente. Es una idea con la que he coqueteado toda mi vida. Me doy cuenta que sin duda me interesa más la contradicción que trae el campo, que la cosa que lo poetiza o romantiza.
La otra vida de Matías Gotelli, en Spotify. Con grupos y como solista.
Rock
- Tu carrera de músico es mucho más fructífera que la de filósofo y la de escritor. Me sorprende que haya una banda que esté catalogada como rock andino. ¿A qué le llamas rock andino?
- (Risas) Siempre te piden en la gacetilla o mismo cuando subis material a Spotify, que pongas género musical. Y rock es como decir, no sé, nada. O pop. Son categorías demasiado inmensas (más risas). Empezamos a charlar con mis compañeros, con mis amigos, y sabemos que lo que hacemos es rock andino, ya que tiene muchas tradiciones de rock clásico, porque hay una banda, canciones de cuatro minutos, pero con instrumentos como el charango. Ahí está la cosa. Claramente, con la fusión electrónica, se crean mundos muy afines: un poco de rock, un poco de música electrónica y un poco de música tradicional con instrumentos de cuerda. Mi proyecto solista se llama Mato.
- No hay muchos concursos en Hispanoamérica que ofrezcan y premien con 20 mil euros una novela. Te la publicaron. ¿Cuál es tu perspectiva ahora como escritor?
- Cambió mi vida. Esta novela la terminé de escribir hace casi dos años. Después de revisarla un poco la presenté la primera vez a un concurso de Futurock, la radio. Fue seleccionada entre las finalistas. Ya eso para mí fue un recontraespaldarazo, porque, como venimos hablando, era lo primero que escribía. Y yo no soy alguien que tenga mucha simpatía por las cosas que hago, sino todo lo contrario (risas). Así que tengo un gran envión de energía. Siento que con todo esto me he pasado como cinco pueblos en el tren (carcajadas). Cómo será que cuando me llamaron para avisarme que había ganado este premio de 20 mil euros no podían hablar conmigo porque yo les cortaba, creía que era alguien que me quería estafar. Y así estuve varios dias, hasta que me escribieron un mensaje (risas y risas). Y cuando me dijeron no sabía qué decirles. Y les digo: "Mirá, la verdad, lo único que les puedo decir es que quiero que sepan que me acaban de cambiar la vida".





