La mezcla casera que no falla: así se usa bicarbonato con agua oxigenada en el hogar
Esta mezcla de uso doméstico ayuda a despegar suciedad, bajar olores y realzar el blanco en textiles, siempre que se respeten las proporciones.
Esta mezcla tiene grandes propiedades de limpieza en el hogar.
Hay trucos de limpieza que pasan de familia en familia porque funcionan. Uno de esos es la mezcla de bicarbonato de sodio con agua oxigenada(el peróxido común de botiquín). No hace falta gastar en un producto carísimo para sacar manchas o desinfectar una tabla de picar.
Con dos insumos baratos y fáciles de conseguir se puede resolver buena parte de la limpieza diaria. Eso sí: no es una receta mágica para todo. Hay que saber cómo prepararla, dónde usarla y cuándo conviene no aplicarla. Con un poco de cuidado, se transforma en un aliado real para cocina, baño y ropa blanca.
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Por qué sirve esta mezcla tan potente
El bicarbonato es un limpiador suave. No es agresivo, pero ayuda a aflojar grasa, sarro y restos que se van pegando con el uso. El agua oxigenada aporta otra cosa: desinfecta y tiene un poder blanqueador moderado. Cuando se juntan, se potencian. La mezcla hace una especie de “efervescencia” que ayuda a despegar la mugre y a neutralizar olores. Por eso se recomienda tanto en zonas donde conviven humedad y restos de comida: cocina, baño, recipientes, tablas de cortar.
También como refuerzo para prendas blancas que perdieron luz. La ventaja es que no tiene perfume fuerte ni deja película aceitosa. Limpia y listo.
Cómo se prepara la pasta
La proporción casera es sencilla: tres partes de bicarbonato y una parte de agua oxigenada de 10 volúmenes. El objetivo es que quede como una pasta dental, ni líquida ni dura. Si se te pasó de seca, poné apenas más peróxido. Si quedó aguada, sumá un poco más de bicarbonato y mezclá. Hacelo en un recipiente limpio y, si podés, no metálico. Prepará poca cantidad, lo que vas a usar en el día, porque con el tiempo pierde fuerza.
Se puede guardar uno o dos días en un frasquito bien cerrado y lejos de la luz, pero rinde más cuando está recién hecha. Con la textura correcta, se aplica fácil con un cepillo, una esponja o un paño.
En el baño, va muy bien en juntas y azulejos. Ponés la pasta, frotás con un cepillo, dejás actuar un ratito y enjuagás con agua tibia. En la cocina, sirve para mesadas de porcelana o acero, para ollas o utensilios manchados por café o té, y para recipientes que quedaron con olor. En tablas de picar, es ideal para bajar aromas fuertes como ajo o pescado: pasás la pasta, esperás unos minutos y enjuagás bien. En ropa blanca, podés disolver un par de cucharadas en agua caliente, dejar en remojo media hora y después lavar. Ahí ayuda a que el textil recupere un poco de brillo. Eso sí: no la uses sin prueba previa en telas de color ni en géneros delicados.
Qué superficies evitar y qué cuidados tener
No todo acepta esta mezcla. Evitá mármol, granito sin sellar, aluminio, maderas sensibles o enceradas y superficies con brillo muy delicado. Tampoco la uses en partes eléctricas de electrodomésticos. En esos casos, mejor un paño húmedo común. Controlá el tiempo: dejar la pasta demasiado rato puede opacar algunas superficies. Siempre enjuagá o pasá un paño limpio al final. Y algo clave: no mezcles esta receta con cloro, amoníaco, vinagre ni otros productos, porque pueden generarse reacciones que no son seguras. Si tenés piel sensible, usá guantes. Y guardá el agua oxigenada en su envase original, lejos del sol y del calor.
La idea no es limpiar todo con esto, sino sumarlo como recurso. Una vez por semana en el baño para las juntas alcanza. En la cocina, usalo cuando algo quedó muy pegado o con olor. En la ropa, como apoyo de vez en cuando, no en cada lavado. Te puede servir anotar mentalmente qué proporción te anduvo mejor y en qué superficies. Así, la próxima vez ya sabés cuánto dejarla actuar. Lo bueno es que es una mezcla barata, fácil de hacer y que no deja la casa cargada de perfumes químicos. Dos productos que ya tenés en casa, bien usados, pueden dejar todo más limpio, con menos olor y sin romper el presupuesto.


