Jardín: el repelente casero que salva tus rosales de pulgones y cochinillas
Con ajo, agua y un poco de paciencia, es posible preparar en casa un repelente natural, económico y amigable con el ambiente para proteger los rosales.
El mejor repelente casero con ingredientes de la alacena.
Quien tiene un rosal en el jardín sabe que no es solo plantar y mirar cómo florece. Hace falta constancia, algo de observación y, cuando aparece una plaga, intervenir a tiempo con un repelente casero. Los pulgones y las cochinillas suelen llegar en silencio. Son pequeños, se esconden en los brotes nuevos.
Cuando querés darte cuenta, ya están deformando las puntas y debilitando toda la planta. Ante ese escenario, no siempre la primera salida tiene que ser un producto químico. También existe una alternativa casera y barata: una infusión de ajo que funciona como repelente y se prepara con lo que hay en cualquier cocina.
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Un repelente natural que respeta el jardín
El ajo tiene un olor intenso que a muchas personas les encanta en la comida, pero que resulta insoportable para varios insectos. Entre ellos, los pulgones que se amontonan en los brotes tiernos y las cochinillas que se pegan a los tallos o se esconden en la base del rosal. Al usar esta infusión sobre la planta, se genera una especie de “barrera” que incomoda a las plagas y evita que se instalen con facilidad. A la vez, no afecta al suelo, no daña a las mascotas y no deja residuos químicos que puedan alterar el ritmo natural del jardín.
Otra ventaja es que se trata de una herramienta muy flexible. Se puede usar de forma más concentrada cuando la invasión ya está instalada o rebajada si el rosal es joven o más delicado. Y, al no ser un producto agresivo, se integra bien con otras prácticas de cuidado, como un riego adecuado, una buena ubicación con luz y las podas de mantenimiento. No reemplaza por completo a otros recursos, pero sí ayuda a reducir el uso de insecticidas de síntesis, sobre todo en jardines pequeños o familiares.
Ingredientes y preparación paso a paso
La receta no tiene mucha ciencia y se arma con lo que suele haber en cualquier hogar. Solo hace falta reunir entre cuatro y seis dientes de ajo, un litro de agua y un frasco o botella bien limpia para guardar el preparado. El primer paso es pelar los dientes y machacarlos. Se pueden aplastar con la parte plana del cuchillo o con un mortero. No es necesario picarlos finito: alcanza con romperlos para que liberen mejor su esencia.
Luego se colocan esos dientes machacados en una olla y se suma el litro de agua. Se lleva al fuego hasta que empiece a hervir. Cuando rompe el hervor, se baja la llama y se deja cocinar uno o dos minutos más. Después se apaga y se tapa la olla para que la mezcla repose entre diez y doce horas. Ese descanso es clave: en ese tiempo el agua incorpora los compuestos del ajo y se vuelve verdaderamente efectiva. Una vez pasado el reposo, se cuela para retirar los restos sólidos y se guarda el líquido en un frasco o botella. En la heladera puede conservarse hasta una semana. Si el rosal es muy sensible, se puede mezclar la infusión con igual cantidad de agua antes de aplicarla.
Cómo aplicar la infusión en el rosal
Para usar este repelente es cómodo pasar la preparación a un rociador. Así se puede pulverizar mejor la planta, siempre en horarios suaves, como la mañana temprano o cuando baja el sol. Es importante llegar tanto a la parte superior como a la inferior de las hojas, porque allí suelen agruparse los pulgones. También conviene mojar bien los tallos, sobre todo donde aparecen brotes nuevos, y la base del rosal, donde las cochinillas suelen camuflarse.
Cuando la plaga ya está instalada, lo recomendable es aplicar la infusión cada dos o tres días durante la primera semana y observar cómo reacciona la planta. Una vez que se ve menos presencia de insectos y el rosal empieza a recuperarse, alcanza con usarla una vez por semana como rutina de cuidado. Si el daño es grande, se puede sumar una limpieza manual: retirar cochinillas grandes con un hisopo o un algodón humedecido en la misma mezcla, siempre con cuidado de no lastimar los tejidos. Con algo de tiempo y continuidad, este remedio casero se vuelve un buen aliado para que las rosas vuelvan a lucir fuertes y llenas de brotes nuevos.


