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¿Proyecto cancelado? Por qué Ubisoft le bajó el pulgar al nuevo Assassin's Creed

Filtraciones indican que Ubisoft frenó un Assassin's Creed posguerra civil por su carga política en un clima 'demasiado inestable', tras la polémica de Shadows.

Assassin’s Creed enfrenta críticas y cambios en su fórmula

Assassin’s Creed enfrenta críticas y cambios en su fórmula

Assassin's Creed

Assassin's Creed atraviesa una nueva encrucijada. Nacida con una fórmula que combinó relato histórico y mecánicas novedosas, la serie cambió de rumbo desde Origins y no dejó de acumular críticas. Hubo tropiezos notorios —Unity por sus bugs y Syndicate por su tibieza— y, más recientemente, un debate encendido en torno a Shadows. La paradoja es que, pese al ruido, la última entrega figura entre los títulos más vendidos del año en PC y consolas.

El caso Shadows expuso tensiones de fondo. La inclusión de Yasuke, un samurái de origen africano, reavivó discusiones sobre representación y fidelidad histórica. En ese clima, y según reveló Game File a partir de testimonios anónimos de empleados, Ubisoft habría dado de baja un nuevo Assassin's Creed ambientado en los años posteriores a la Guerra de Secesión. Motivo: “demasiado político en un país demasiado inestable”. La frase, atribuida a un desarrollador, sintetiza una decisión que prioriza evitar controversias por sobre asumir posiciones —incluso en el plano creativo.

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El samurái africano en Shadows reavivó discusiones sobre la fidelidad histórica y la representación en la saga.

El samurái africano en Shadows reavivó discusiones sobre la fidelidad histórica y la representación en la saga.

Por qué se canceló el nuevo proyecto de Assassin's Creed

El proyecto cancelado proponía un protagonista que había sido esclavizado antes de la guerra y que, tras su abolición, buscaba reconstruir su vida en el oeste. En ese recorrido, la 'Hermandad' lo reclutaba para enfrentar a los templarios, aquí vinculados al Ku Klux Klan. La premisa retomaba temas ya explorados en la saga —Freedom Cry abordó la esclavitud—, pero con un foco más frontal en el conflicto racial y sus instituciones. Precisamente, ese énfasis habría encendido las alarmas internas.

El movimiento encaja con una tendencia reciente de Ubisoft: 'no correr riesgos'. Tras la mutación hacia el modelo de mundo abierto con capas de rol, el sello parece decantarse por decisiones conservadoras para no alimentar nuevas olas de rechazo en redes. La estrategia tiene lógica comercial si se mira el éxito de Shadows, capaz de vender muy bien a pesar de la polémica; al mismo tiempo, deja una pregunta incómoda para la identidad de Assassin’s Creed: ¿hasta qué punto puede una saga que se define por revisitar momentos históricos esquivar los bordes más ásperos de la historia?

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¿Qué le depara al futuro de la saga?

El resultado, por ahora, es un equilibrio inestable. La marca conserva potencia, pero su pulso creativo luce condicionado por la reacción pública. La cancelación de un juego con una premisa potente sugiere que el 'statu quo' pesa más que la apuesta autoral. En el corto plazo, la franquicia seguirá capitalizando su fórmula; en el largo, su vigencia dependerá de si vuelve a animarse a contar historias que incomoden sin renunciar al rigor y a la diversión que la hicieron un fenómeno global.