Un mendocino diseñó un proceso para transformar la yerba mate usada en un aceite multiuso
Martín Palazzolo, investigador del Conicet en el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza, lideró un estudio sobre la reutilización de la yerba mate usada.
Martín Palazzolo
El mate, esa infusión que no puede faltar en la casa de los argentinos, lleva a que en el país se acumulen 220 mil toneladas de yerba usada. Lo que para todos es solo basura, para el investigador Martín Palazzolo y sus colaboradores de la Universidad de Países Bajos es un interesante elemento de estudio.
El equipo de investigadores junto al científico mendocino diseñaron un proceso para convertir la yerba mate consumida en productos con valor agregado mediante pirólisis, una técnica de degradación térmica sin oxígeno.
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¿Cómo funciona este proceso?
El equipo de investigadores ensambló un reactor experimental que procesa la yerba mate usada y realiza un análisis de pirólisis, es decir, la descomposición química por altas temperaturas. “Antes de experimentar con la yerba mate consumida, utilizamos la biomasa de referencia, aserrín de pino, para evaluar el desempeño de nuestro reactor y observamos que fue muy bueno”, comentó el mendocino Palazzolo.
Luego de este análisis, el resultado de esta descomposición dio lugar a diferentes sustancias, entre las cuales se destaca un bioaceite, que es el líquido aceitoso de la pirólisis. Este bioaceite es una fuente renovable con compuestos aromáticos, es por eso que fue sometido a diferentes análisis con el objetivo de mejorar su rendimiento. “Estudiamos el efecto de la temperatura, una variable clave de la pirólisis para maximizar el producto líquido, y el uso de óxido de cobre como catalizador para promover la formación de los compuestos aromáticos pequeños. Luego continuamos procesando el bioaceite mediante la extracción con un solvente renovable, lo que permitió concentrar las moléculas de interés”, expresó el investigador mendocino.
¿Cuál fue el resultado final?
Esta investigación dio como resultado un bioaceite rico en metoxifenoles, compuestos aromáticos derivados de la lignina, las cuales pueden ser usadas para industrias farmacéuticas, químicas, entre otras. Para Palazzolo, este proceso podría implementarse en lugares donde existe mucho residuo de yerba mate.
Esta sustancia líquida puede aportar carbono de origen renovable para elaborar productos que típicamente derivan del petróleo, como los plásticos. Además “el bioaceite se puede seguir procesando para generar muchos otros productos como aromas, fragancias, resinas y combustibles con naturaleza renovable”, explicó el investigador.
¿Para qué puede utilizarse?
Finalmente, luego del proceso de pirólisis se obtuvieron otras sustancias con minerales y cafeínas que, siguiendo un tratamiento no muy complejo, pueden ser de utilidad para el sector agropecuario. Por otro lado, el bioaceite se puede seguir procesando para generar muchos otros productos como aromas, fragancias, resinas y combustibles con naturaleza renovable”.
Tras conocer los resultados de los análisis, el investigador mendocino junto a su equipo de colaboradores mostraron que este proceso es un gran paso para el desarrollo sostenible. “Tomamos algo que consideramos basura (la yerba mate usada) y que, en el mejor de los casos, se composta para convertirlo en productos valiosos”, concluyó Palazzolo.

