Romper mandatos y honrar raíces: la crianza libre de los tiempos actuales
Una mirada a la crianza que rompe tradiciones rígidas, rescata la identidad familiar y acompaña los desafíos actuales para las madres y los padres

La crianza en libertad no significa dejar que todo sea posible.
Archivo MDZDurante años, las madres y padres entendimos la crianza siguiendo libretos heredados. Mandatos que parecían inamovibles: “los niños se crían así”, “de esta manera salen derechos”, “los límites se ponen con mano firme”. Sin embargo, hoy somos una generación que se anima a revisar, a preguntarse, a desarmar esas certezas para buscar otras más acordes a nuestro tiempo.
La crianza en libertad no significa dejar que todo sea posible
Ni que los niños crezcan sin guía. Significa reconocer que hay múltiples caminos y que la empatía, la escucha y la validación de las emociones son pilares tan sólidos como importantes. Hoy entendemos que criar, no significa adoctrinar. Y que respetar, no significa abandonar a los niños y que queden a merced de sus decisiones.
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Pero este movimiento no nació de la nada. Somos herederos de un esfuerzo enorme. Nuestros padres y abuelos hicieron lo mejor que pudieron con lo que sabían. Muchos de ellos cargaron con la mochila de la escasez, de la represión cultural, de los mandatos aún más pesados y de crianzas llenas de violencia y destrato. Su prioridad, en muchos casos, fue darnos una vida mejor que la que ellos tuvieron, y en ese gesto sembraron la semilla de la libertad que hoy cultivamos.
Romper mandatos no es renegar de nuestro origen. Es agradecer el suelo que nos sostuvo, y a la vez atrevernos a sembrar distinto. Es tomar aquello que nos enriquece y poder elaborar nuestro propio mapa de crianza. Sabemos que criar con respeto implica más esfuerzo emocional: detenernos a escuchar, cuestionarnos, revisar heridas propias. No es fácil. A veces incluso duele.
Hoy las madres y padres estamos aprendiendo a ser arquitectos de vínculos
No solo de rutinas y mandatos. Y ese es un cambio profundo: criamos con consciencia, con deseo de acompañar a nuestros hijos a ser quienes son, sin obligarlos a encajar en moldes que no les corresponden.
La historia de la crianza no es una línea que empieza y termina en una generación , es un puente y es una herencia. Honrar el pasado, agradecer el esfuerzo de quienes vinieron antes, y a la vez animarnos a caminar más livianos, más libres, con la convicción de que cada gesto de sensibilidad con nuestros hijos no es solo apostar a un presente más armonioso y cooperativo, sino también a un futuro con menos secretos, traumas y herencias emocionales que cargar.
* Brenda Tróccoli. Coach ontologico. Especialista en crianza y familias. Puericultora.
IG: @brendatroccoli