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#MDZArte: Natalia Sánchez Valdemoros, historias detrás de las fachadas
Arquitecta y artista plástica, Natalia nos invita descubrir qué hay detrás de sus ventanas. Inquieta, observadora y apasionada por las relaciones humanas, "La Valdemoros", como le dicen sus colegas, despierta una inmensa curiosidad a través de un pequeño cerrojo. ¡Conocé un poco más de ella a través de <b>#MDZArte</b>!
Quienes ya nos hemos parado frente a una obra de Natalia Sánchez Valdemoros sabemos que resulta ser una llave para darle rienda suelta a nuestra imaginación. ¿De dónde surgen estas fachadas? ¿Existen? ¿Qué hay detrás de esas ventanas?
Es que su intención es invitarnos a descubrir que ocurre detrás de los muros; quiénes viven, cómo viven, cuántos viven, cómo será la convivencia entre vecinos...
En fin, se trata de historias detrás de puertas y ventanas que despiertan misterios y nostalgias.
La artista que fue reconocida por el coleccionista y galerista Ignacio Gutiérrez Zaldívar y que también expone en el exterior - más precisamente en Wynwood 28, en Miami- se animó a un mano a mano con #MDZArte.
Te invitamos a descubrirla...
-Nombre y apellido:
-Natalia Sánchez Valdemoros.
-Te dicen:
-La Valdemoros, pero toda la vida me han dicho Nati.
-Autodidacta o estudiada:
-Estudiada. Toda la vida me gustó el arte y estudiaba pintura desde los 10 años o un poco más. Fue muchos años a un taller y después quedé como la alumna más grande y luego abandoné. Pero a la mitad de mi carrera de Arquitectura quise abandonar para estudiar Artes Plásticas, pero mi mamá me insistió para que terminara la carrera, pero con profesores de arte. Ahí conocí a Guillermo Garrido y tomé clases con él 10 años. Con Martín Villalonga alrededor de 4 veces por semana durante 2 años.
Estudié y lo seguiría haciendo toda la vida. Me fascinan las clases multitudinarias, las charlas que surgen... Es muy lindo compartir el arte con alguien.
-¿Qué es el arte para vos?
-No sé cuál sería la definición formal del arte, pero en mi caso es absolutamente todo. Es mi vida, lo que hago todos los días, lo que amo, lo que me da de comer, todo gira en torno al arte en mi vida.
-¿Qué expresa el arte para vos?
-En mi caso en particular, expresa la parte de la arquitectura que a mí me gusta. Porque si bien yo soy arquitecta, a mi no me gustó ejercerla y me di cuenta en la mitad de la carrera. No me gusta ir a la Municipalidad, no me gustan las obras, la matemática, toda esa parte estructurada y de trámites, pero si me gustan las fachadas, la estética, la historia, la arquitectura relacionada con el ser humano y eso me parece que es lo que expresa mi arte y por eso hago fachadas.
Me gusta ver el mundo a través de esas ventanas. Siento que puedo dejar entrever algo. Detrás de esas ventanas hay historias que quiero contar.
-¿Cuándo te diste cuenta que querías vivir del arte?
-Fue surgiendo naturalmente en mi vida. Siempre pinté y en la casa de mi mamá están todas las obras de mi vida.
-¿Qué sentís cuando pintás?
-Pienso, canto, escucho radio, pero siento que el tiempo se pasa volando. Siempre lo tengo en mi mente al arte.
-¿Cómo te enfrentás a un lienzo blanco?
-Tengo en la cabeza una lista de cien mil cosas que todavía no sé cómo voy a hacer para materializarlas, pero ya sé qué quiero hacer en el próximo cuadro. Elijo qué quiero hacer, a veces queda parecido y a veces nada que ver, pero siempre las ideas las tengo.
-Cuando mirás cuadros viejos tuyos, ¿te encontrás o ya no?
-Me gusta. Me encuentro, he cambiado, de hecho pienso que he evolucionado porque eso te lo da la práctica, pero me gusta lo que hacía: la esencia.
-¿Cuándo te propusiste vivir del arte?
-Yo me recibí de arquitecta y trabajaba con una socia que era una de mis mejores amigas. Hicimos uno o dos trabajos de decoración, pero después naturalmente empecé a hacer muestras y lo otro lo fui dejando un poco de lado y cuando nos surgió un tercer trabajo me di cuenta que yo ya estaba comprometida con mis clientes, con las muestras. Me empezaron a llamar, se fue dando solo. Esto es una bicicleta, vos te subís y sola empieza a andar.
-¿Cuál es tu sueño?
-Tengo miles, pero debería elegir uno. Exponer en un museo importante seguro. Me encantaría que se me de eso, pero tampoco lo estoy buscando, lo estoy postergando porque tengo mi trabajo, mis encargos y mi vida. Es el sueño de cualquier artista tener una continuidad de trabajo y lo tengo.
-¿Te gusta mostrar lo qué hacés? ¿Cómo te llevás con el marketing?
-Me encanta mostrar lo que hago pero me da fiaca todo lo que eso implica. Me da fiaca montar, las redes sociales, no me gusta ni hablar con el cliente, lo tengo que hacer porque no me queda otra, pero a mi me gusta pintar. El marketing no es mi fuerte.
-¿Qué te inspira?
-La vida, los cuentos, las leyendas de las ciudades, los rincones... Me gustaría viajar más para conocer otras historias, pero acá observo todo desde la ciudad hasta la montaña.
-¿Qué sentís cuando terminás un cuadro?
-Quizás ansiedad por terminar otro. Me siento satisfecha, me encanta la sensación.
-¿Cómo le ponés un valor a tu obra?
-Me ha ayudado mucho trabajar con las galerías. A mi la galería me ordenó, me ayudó a plantarme con el precio, a que no me de vergüenza ponerle un valor. Siempre vendés, no hay que preocuparse por eso. Eso se lo debo mucho a la galería Zurbarán.
-¿Quién valora más tu arte el mendocino o el turista?
-Creo que el turista lo compra y tiene más facilidad para entender que tiene un precio, pero los dos lo valoran mucho. En Mendoza yo me siento recontra querida y muy agradecida con mucha gente. El mendocino está pendiente al arte y eso es genial.
-¿Dónde soñás con ver un cuadro tuyo?
-En el MOMA, ¿está muy trillado? (risas).
-¿Qué pieza o cuadro quisieras tener en tu casa que no sea tuyo?
-Un montón. Un imposible: un Picasso.
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