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Estafas con terrenos en la montaña: así funciona el engaño

Aprovechando las grandes extensiones en las afueras de las ciudades, avivados de todas clases encuentran formas de hacer dinero a pesar de no tener los títulos correspondientes. La situación de algunos vecinos de Luján de Cuyo luego de pagar por terrenos que resultaron no ser del supuesto "vendedor".

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MDZ Policiales lunes, 28 de junio de 2021 · 17:30 hs
Estafas con terrenos en la montaña: así funciona el engaño
Imagen ilustrativa Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Decenas de familias han sido estafadas en el piedemonte mendocino y su historia es la de muchas otras. Algunas víctimas se entusiasmaron tras ver las publicaciones en Internet con precios tentadores, otras se acercaron a preguntar por curiosidad. El lugar era lindo, a medio camino entre el campo y la ciudad. Pero casi todos los afectados, en algún momento, se dieron cuenta de que los planos que les habían mostrado no eran los reales, y que habían pagado por terrenos que no pertenecían a la persona que les cobró cientos de miles de pesos.

"Yo entregué una camioneta y como tantos otros después me percaté de que el que me había recibido la plata no era el dueño", cuenta Emilio Maldonado, presidente de la Unión Vecinal del barrio Awankay, que agrupa a la gente que vive en esa zona de la Ruta Provincial 82 (Luján de Cuyo), muy cerca de una conocida tienda de alfajores.

Maldonado no recuperó su camioneta. Cuando tanto él como decenas de vecinos quisieron hacer la mensura de los terrenos, publicaron edictos y aparecieron los verdaderos propietarios. "Nosotros no los conocíamos. Sin embargo llegaron y sí: tenían los papeles auténticos. Entonces esperamos un tiempo y volvimos a publicar los edictos. Y volvieron a aparecer ellos, otra vez con los papeles", relata Emilio.

Se estima que el total del monto estafado puede alcanzar los 60 millones de pesos

Poco a poco, la mayoría de las alrededor de 70 familias que habían comprado en ese sector de la montaña -pagando entre 300.000 y 700.000 pesos- se dieron cuenta de el asunto no venía bien. Alguien había vendido unas 35 hectáreas que aparentemente no le pertenecían. ¿Y ahora?

Puede pasar mucho tiempo antes de que el engaño se destape.

En lucha

Los afectados calculan que el importe total de las estafas debe andar por los 60 millones de pesos. "Les daban un contrato de cesión de derechos -cuenta Luis Cugnini, abogado de la Unión Vecinal-. El tema es que cuando quisieron hacer las mensuras para obtener los títulos supletorios, aparecieron los titulares registrales de verdad". 

Uno de los papeles que firmaba el "vendedor" durante las operaciones.

La presencia de los dueños reales echaba por tierra la idea de la prescripción adquisitiva. Por eso comenzaron negociaciones. "Pusimos un esfuerzo todos y llegamos a un acuerdo", aporta M., el apoderado de la empresa que tiene la titularidad de esos campos.

Entre tanto, algunos vecinos confirman que hubo denuncias contra el presunto estafador. Emilio, el presidente de la Unión Vecinal, retoma: "nosotros no queremos conflictos sino soluciones. Por eso acordamos con la empresa. Le hemos pedido a este señor al que le pagamos originalmente el dinero que nos presente los papeles y nunca nos presentó nada".

Otras fuentes juran que siguen llegando habitantes, lo que los hace sospechar que quizá se siguen vendiendo parcelas de modo irregular. Hasta hay quien ha revendido los lotes en porciones más pequeñas, complicándolo todo aún más.

"Esto lo vamos a tener que resolver. Yo no me dedico a alistar gente y cada uno en las reuniones de vecinos tiene su perspectiva. Pero me parece que la solución es regularizar", cierra Emilio.

En otros lugares

Lo que denuncian en Luján de Cuyo es sólo una de las modalidades de las estafas inmobiliarias en zonas alejadas de las ciudades argentinas. Cabe destacar que no se trata aquí de conflictos ideológicos, sino de delitos simples y llanos en los que una persona saca dinero de vender lotes que no le pertenecen.

MDZ ha contado cómo en otras localidades se venden terrenos fiscales, e incluso se ocupan tierras con la intención de concretar, más tarde, una serie de reventas.

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