Violencia de género

Un hombre roció con ácido a dos mujeres en España: una está muy grave

Un sujeto atacó a su ex pareja y a una amiga mientras ellas iban en un auto. Una de las víctimas tiene más de la mitad de su cuerpo quemado y está en grave estado. Ocurrió en una pequeña localidad malagueña y la Policía busca al violento, que habría tenido un cómplice. Detalles.

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MDZ Policiales martes, 12 de enero de 2021 · 22:20 hs
Un hombre roció con ácido a dos mujeres en España: una está muy grave
Quemadas El sujeto usó un envase de un litro. Lo busca la Policía.

Un hombre roció con ácido sulfúrico a dos jóvenes que se encuentran en grave estado en España, informó este martes la agencia de noticias EFE. Los reportes indican que el agresor -que tiene 26 años y se dio a la fuga- sería ex pareja de una de las víctimas.

Dicen que la vida en los pueblos es más tranquila, pero el incidente ocurrió en la localidad de Cártama, que está en Málaga y cuenta con poco menos de 30.000 habitantes. Una de las chicas quemadas tiene el 55% del cuerpo lesionado y está muy grave. En tanto, la otra muchacha permanece estable

El detenido tiene antecedentes y sobre él gravitaba una orden de alejamiento de una de las heridas. Orden que, obviamente, no se cumplió

Los hechos

Las dos mujeres iban en un auto y el sujeto se les cruzó y las obligó a detenerse. En medio de una discusión, el hombre sacó un envase de un litro de ácido sulfúrico y roció a las víctimas. 

Una de las víctimas alcanzó a dar los datos del agresor

El criminal no iba solo: lo acompañaba otro varón con quien se fugó, mientras las quemadas gritaban de dolor

Al tiempo que la atendían los médicos, una de las pacientes alcanzó a dar los datos del individuo. El municipio de Cártama ha mostrado “su más firme y enérgica condena” ante este episodio de violencia de género.

Lamentablemente, en Mendoza también se han visto casos de mujeres quemadas. Se trata de un crimen con fuerte contenido simbólico, ya que "marcar" con fuego o ácido el cuerpo de alguien implica una intención de afirmar su "propiedad" sobre él, y a la vez denota un acto supuestamente "purificador" de lo que la mente retorcida del agresor interpreta como un pecado

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