Alarma y furor por los bingos clandestinos en Facebook
El juego ilegal se multiplica a través de transmisiones en vivo por las redes sociales. Nadie controla a los organizadores, que no declaran las ganancias, no facturan y ni siquiera están obligados a entregar los premios. Un fenómeno que explotó con la pandemia, tras el cierre de los casinos.
La voz tiene acento porteño, aunque eso es solo un detalle. Ofrece un premio de $600 pesos a cambio de comprar un número que sale $60. El pago puede hacerse por transferencia o con alguna plataforma del celular: basta rastrear el email o nombre de usuario del organizador de la timba y listo, depósito hecho. No hay fiscalización ni pruebas de que no sea una estafa. Sin embargo la gente participa.
Y paga. El mecanismo se parece al de esos taimados de las esquinas que juegan a engañar incautos con tres tasas y una pelotita que va pasando de una tasa a la otra. Siempre hay un compinche que apuesta y parece ganar: es el anzuelo para que otro también arriesgue. Lo mismo ocurre con este "entretenimiento" que -aprovechando el encierro que padecen muchas personas por la pandemia- han empezado a colonizar los grupos de Facebook de la provincia.
El invento satisface una adicción que se ha visto afectada por el cierre de casinos y bingos. Se sabe: a timberos y ludópatas les basta cualquier cosa para apostar. Si hay números y plata, la tentación se vuelve irresistible. De ahí el crecimiento explosivo de este negocio ilegal.
Cómo operan
Los bingos virtuales que se están reproduciendo por la red transmiten en vivo y de forma fugaz; por eso a pesar de que algunos usuarios reportan la publicación, el sistema no llega a tiempo para bloquearlos. Los sujetos eligen, por ejemplo, Facebook live, se conectan a un grupo que sea numeroso, y empiezan a enganchar interesados con sus transmisiones.
Venden, por ejemplo, 35 números, y luego con una aplicación del celular hacen un sorteo. Los precios de cada número van desde los 50 pesos a los 500. El problema es que nadie verifica si la mayoría de los números pertenecen a gente afín al organizador. No se pagan impuestos, ni se factura.
Los organizadores pueden ganar más de 15.000 pesos por día.
Y la cuenta es sencilla: si cada número sale $60 y hay 35 -con un primer premio de $600 y un segundo de $250-; cada una de las "vueltas" de 30 minutos le reporta al organizador una ganancia de $1.250 (35 x 60 - 850). En 6 horas, el tipo se hizo como mínimo $15.000 pesos. Y eso si en realidad paga a los ganadores, cosa a la que nada lo obliga.
Por qué es ilegal
En Mendoza, la Ley 6362 determina que el Instituto Provincial de Juegos y Casinos tiene competencia "sobre la totalidad de los juegos de azar, sorteos, rifas, tómbolas, apuestas, combinaciones aleatorias y en general todas aquellas actividades en las que estén en juego cantidades de dinero u objetos, económicamente evaluables sobre los resultados y que permitan su transferencia entre los participantes".
Es decir que si la apuesta no pasó por el IPJyC, es ilegal. Y los organizadores podrían ser sancionados por el artículo 301 bis del Código Penal, donde se lee que “será reprimido con prisión de 3 a 6 años el que explotare, administrare, operare o de cualquier manera organizare, por sí o a través de terceros, cualquier modalidad o sistema de captación de juegos de azar sin contar con la
autorización pertinente emanada de la autoridad jurisdiccional competente”.