Jóvenes mendocinos realizaron una importante colecta para ayudar a un merendero
La historia de Francisco y un gimnasio de Mendoza organizaron una colecta de zapatillas para un merendero que asiste a familias en situación de vulnerabilidad.

La colecta de zapatillas llego para ayudar a decenas de personas que las necesitaban.
Gentileza Francisco Battistoni
Un grupo de chicos de un gimnasio de Mendoza organizó una colecta de zapatillas para donar al merendero Isabel que acompaña a familias en situación de vulnerabilidad. Lo hicieron por iniciativa propia y movilizados por una historia que los tocó de cerca.
“Cuando te empezás a acercar a realidades que están por fuera de tu círculo, se te mueven fibras”, contó a MDZ Francisco Battistoni, uno de los impulsores. La idea nació tras una charla con Isabel, la referente del merendero, que le compartió casos concretos de niños y niñas que necesitaban ayuda urgente.
Te Podría Interesar
De la charla a la acción
“Creo que uno no elige en qué condiciones nacer, pero sí puede elegir ser consciente de su realidad y tender una mano”, reflexionó Francisco. Con el tiempo, fue creciendo su sensibilidad frente a la desigualdad, y eso lo llevó a querer involucrarse cada vez más.
La colecta se organizó de forma espontánea. Desde el gimnasio donde entrena Francisco, varios jóvenes se sumaron con entusiasmo. “Hay mucha gente con ganas de ayudar, pero que no sabe cómo ni a quién. Cuando les das una forma concreta, se prende todo el mundo”, resumió Battistoni.
Solidaridad en comunidad
El gimnasio se convirtió en punto de encuentro y también en canal de difusión. El grupo logró recolectar una gran cantidad de calzado en muy poco tiempo, un total de 50 pares. “Nosotros ya veníamos de una colecta anterior de alimentos, también para este merendero. Esta vez decidimos apuntar a las zapatillas, porque nos contaron que hacía falta”, explicó Francisco.
Llevar las zapatillas al merendero fue una experiencia movilizante. “Ver cómo la gente recibe algo tan simple como un par de zapatillas te parte al medio. Para nosotros puede ser algo banal, pero allá genera un impacto fuerte”, dijo Battistoni.
En cuanto a lo personal, Francisco relató que sintió una confirmación profunda: “Con poco, podemos hacer mucho. Todo ese trabajo de días se paga en un segundo con una sonrisa. Es ahí donde te das cuenta de que valió la pena".
Una experiencia transformadora
Para él, lo más importante es lo que esta experiencia deja. “Uno baja un poco a tierra y vuelve a tomar conciencia de lo afortunado que es al no tener miedo de no cubrir mis necesidades básicas”, reflexionó.
Y deja un mensaje claro: “La solidaridad está en lo cotidiano. Si uno es solidario con sus amigos o familia, también puede serlo con un desconocido. Es muy lindo ayudar desde un lugar genuino, sin esperar nada a cambio”, sentenció Francisco.
Más que un gesto puntual
No fue la primera acción que impulsaron ni será la última. En otros momentos había organizado una colecta de alimentos no perecederos. Hoy ya están planeando otra colecta para ayudar durante los meses más fríos. Quienes quieran sumarse pueden contactarlos vía Instagram: @franmatistoni o @gonza.burgos.
“No importa cómo ni cuánto, toda ayuda suma. El que quiera puede dar una mano acercando cosas, ayudando a difundir o simplemente conociendo el lugar”, invita Francisco.