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Guillermo Salatino: "Hoy no tenemos caviar, pero tenemos muy buen tenis"

Guillermo Salatino repasó el presente del tenis, su relación con Gabriela Sabatini, sus coberturas más emotivas y más en una nueva entrevista MDZ.

Guillermo Salatino en un nuevo ciclo de entrevistas MDZ.

Guillermo Salatino en un nuevo ciclo de entrevistas MDZ.

Analia Melnik/MDZ

Guillermo Salatinorealizó un repaso de su carrera como periodista deportivo. Salata, gran conocedor del golf y del tenis, cubrió durante décadas los torneos más importantes del mundo y condujo programas emblemáticos como Sin Anestesia, donde entrevistaba a personalidades vinculadas al deporte, incluyendo grandes figuras.

En una entrevista MDZ, recuerda aliviado haber dejado su trabajo como despachante de Aduana, que ejercía mientras jugaba al tenis en el Lawn Tennis Club. Fue allí donde, gracias a las entrevistas que le hacían que descubrió su pasión por el periodismo. También rememoró el día en que vio jugar por primera vez a Gabriela Sabatini, una “bestia” de apenas 11 años, y cómo se fue construyendo un vínculo cercano con ella durante su etapa profesional, casi como de padre a hija.

A sus 79 años, alejado del polvo de ladrillo y del green, Salatino analizó el presente del tenis, habló de la “mala costumbre” de tener argentinos en el Top 10 y recordó uno de los dos momentos más emotivos de su carrera: la consagración en la Copa Davis. Siendo el único argentino presente en todas las finales y donde en la de la consagración también le tocó relatar, cumpliendo una vieja promesa.

- Empezaste trabajando en Aduana y después de un tiempo te dedicaste al periodismo deportivo, ¿Qué te llevó a que te quieras dedicar a eso y al tenis en particular?

- Sí, soy exportador e importador y despachante de Aduana. De eso trabajé hasta los 31 años, 30, que fue mientras jugué al tenis. La empresa era de mi padre y yo hacía puerto de siete de la mañana a dos de la tarde. De ahí me iba al Lawn Tennis a jugar. La verdad es que no me gustaba nada el trabajo, me parecía espantoso. Primero, porque en invierno me moría de frío y en verano me moría de calor. Tenía que estar en el puerto mirando las bobinas de papel, si tenían la línea o no, los granos, si se cargaban, y lo que más me molestaba era que no se podía mover un solo papel sin cometa.

La verdad es que no me gustaba, y como me hacían entrevistas, me resultaba muy fácil el micrófono, y los que me hacían la entrevista me decían que tenía que hacerlo. Y bueno, me puse a estudiar periodismo a los 29 años. A los 30, estando en primer año, de casualidad fueron a buscar a alguien al Círculo de Periodistas Deportivos, donde yo estudié, y el director les dijo: “Acá hay uno que fue jugador de tenis”, y empecé ahí. En mayo del 76´, el año que viene va a cumplir 50 años.

- Siguiendo un poco tu gran trayectoria, particularmente en el tenis, ¿Cuáles fueron los momentos más emotivos que te tocaron vivir?

- Es muy difícil, me parezco al Lole Reutemann… Pero hice tantas cosas, porque no hice solamente tenis. Mi especialidad es el tenis, pero durante 10 años transmití golf, que cuando dejé de jugar al tenis fue mi diván. En lugar de ir al psicólogo, me prendí en el golf e hice 10 años un programa con Roberto Di Vicenzo en Canal 13 que me encantaba. Primero porque era mi ídolo y segundo porque estaba enfermo por el golf. Profesionalmente, por encima de todas las coberturas —que sí las disfruté mucho, no las extraño—, me retiré en 2022. Fueron 45 años arriba de los aviones, aeropuertos, las cintas para ver si viene la valija o no. Hoy es un lujo llegar a Roland Garros y que te den la llave de tu cabina, tenés un teléfono y un televisor con todas las canchas.

Ahora, si vos me preguntás, lo que más disfruté fueron los 10 años que hice un programa en Fox que se llamó Sin Anestesia, de entrevistas, que eran no a tenistas sino a todos los deportes y gente ligada al deporte. Me di el gusto de hacer a todas las mejores figuras de la Argentina. Me quedé con ganas de hacer a Menotti, que nunca me atendió el teléfono; también con ganas de hacer al Cholo Simeone y al Lole (Reutemann), que éramos muy amigos, que me dijo: “¿Vos sabés lo que es estar una hora por televisión? Vos me conocés”, y me llamó por teléfono para decirme que no.

- Un poco te quería consultar por tu gran vínculo con Sabatini, preguntarte primero ¿Cómo nació ese vínculo? y después ¿Cómo perduró a lo largo de todos estos años?

- El vínculo nace porque yo fui a ver un torneo de chicos y vi una nenita que tenía 11 años, con dos colitas de caballo, que era un genio. Me acuerdo que escribía en el diario La Prensa y fui y le dije al jefe de Deportes: “Mirá, acabo de ver un monstruo”, y me dijo: “Tenés 60 líneas”. Y bueno, escribí creo que la primera nota sobre Sabatini, y después me hice muy amigo de los padres. Gabi siempre fue como una hija. Cuando ella empezó a viajar con Mercedes Paz, y yo iba con mi mujer, por ahí las cuidábamos. Mantuve una relación extraordinaria, casi de padre a hija, y nos quisimos mucho. Ahora hace como un año que no la veo. Creo que se ofendió porque yo la reté porque no fue al casamiento de la sobrina. Aunque esté peleada con el hermano, tenía que ir, y no sé por qué no fue. Igual, nunca hablábamos: solamente en los torneos, o para cumpleaños o Navidad.

- Hablabas también de los viajes y las cosas que tenías que transportar para una cobertura, ¿Cómo fue adaptarse a lo digital sobre la última etapa de tu carrera?

- Por suerte, cuando se pasó a digital ya había muchos que viajaban y había chicos jóvenes que me enseñaban, porque los viejitos somos medios inútiles para todas estas cosas de la tecnología. Y como no me gusta, la uso y me parece maravillosa, pero soy medio vago para aprenderla, me dejaba manejar. No me costó mucho trabajo porque tampoco era una línea telefónica: le enchufábamos el micrófono, los cascos, y tenía un televisor y una cabina, y listo. Tampoco era una ciencia, pero fue una maravilla para trabajar porque la comodidad para salir al aire era distinta. No es lo mismo un teléfono público que hablar con micrófono por una línea privada. No tenía que estar esperando que me comunicaran. Me cambió totalmente la vida, era un lujo.

- En relación al deporte en sí, ¿Sentís que el tenis en la actualidad perdió un poco de atractivo en el público en general? Como tal vez lo era en la época de la Legión o de Del Potro

- Consumido no creo en cuanto a ratings de televisión, porque estamos acostumbrados a tener un top 10. Pero es desagradecido, porque fíjate el bombo que tiene Colapinto, que ni siquiera clasifica, y Francisco Cerúndolo es 18 del mundo y le hace fuerza a los números 1. Sin embargo, no tiene la repercusión, porque estamos acostumbrados a Vilas, Sabatini, Clerc, Del Potro, a Nalbandian, Coria. Como comimos caviar, no te alcanza el jamón de Jabugo. Hoy no tenemos caviar, pero tenemos muy buen tenis. Argentina es una de las cinco potencias del mundo: tenemos cinco o seis jugadores entre los 100 primeros, cosa que no ocurre en otras partes del mundo. Y tenemos que ser conscientes de que vivimos en el fin del mundo. No tenemos condiciones económicas. Mientras un español o un italiano pierde el lunes a las tres de la tarde y duerme en su casa, el nuestro se tiene que quedar una semana gastando plata, comiendo mal y sin cariños. Es muy difícil. La gente es muy exigente y no valora, quizá por ignorancia, no quiero ofender, digo una ignorancia sana, no saben o no conocen lo difícil que es el circuito y la cantidad de jugadores de tenis que hay en el mundo.

El tenis sigue siendo importante, porque hay, según Mariano Zabaleta (vicepresidente de la AAT), cerca de cuatro millones y medio de gente que lo practica. O sea que es, sacando el fútbol, el deporte más practicado.

El presente de tenis en Argentina

- Mencionas que tenemos muchos jugadores dentro del top 100, que es algo a destacar, ¿Cómo ves esta nueva camada de tenistas argentinos que a pesar de las condiciones, con su talento compiten ante los mejores?

- Quizá que les falten cinco para el peso, no... Le falta una gran actuación en un Grand Slam (con respecto a Cerúndolo). Pero son buenos, son muy buenos. Cerúndolo, este Roland Garros me decepcionó un poco porque yo creía que iba a llegar por lo menos a los cuartos de final, pero tampoco sé bien qué es lo que le pasó. La característica de él es que puede jugar como los dioses o puede jugar mal: es muy irregular su tenis. Quizá sea uno de los jugadores que le pega más fuerte, y cuando vos arriesgas, te la da de piña. Y es un poco lo que le pasa a él. Es como el corredor de autos que va siempre por los pianitos: él va por los pianitos en la cancha de tenis.

- Hablas del tenis que hay en la Argentina, ¿Crees que falta acompañamiento en la estructura o tal vez más arriba en cuanto al apoyo al deporte?

- Mirá, hemos tenido épocas con mucho menos apoyo que ahora y hemos tenido grandes jugadores. Argentina es un país con clubes, quizá de los países con mayor cantidad de clubes, y no creo que sea necesario, si lo tenés, es mucho mejor, pero no creo que sea imprescindible, en un deporte individual como el tenis, tener una estructura de la Asociación de Tenis. Vilas no aparece por la Asociación de Tenis; Clerc sí, pero después Sabatini tampoco, Del Potro muy poco. Es un deporte muy individual. La mayoría son jugadores del interior que se hacen en clubes del interior, con familias que juegan al tenis, así que es bastante relativo.

Tenemos una AAT con exjugadores muy buena. Lo que sí sé es que organizan muchos torneos, muchos más que antes, y de ahí salen los jugadores. Y tienen la posibilidad de ganar puntos en Buenos Aires o en Argentina y no tener que salir a buscarlos afuera. Hace 20 o 30 años tenías que ir a buscar los puntos a Europa o Estados Unidos, y hoy los podés tener por acá. En Roland Garros se clasificaron tres chicas que pasaron la qualy, algo impensado, salvo por la época de Sabatini, Mercedes Paz o Paola Suárez, que tuvimos un lote importante. Hacía mucho que no tenías tantas jugadoras en el cuadro principal.

- Con esto de que decís que no sólo acompaña la estructura sino también el talento individual, ¿Crees que es difícil que se vuelva a repetir lo que pasó con la Legión, con tenistas en un gran nivel?

- Mirá, esta pregunta me la hacían cuando nosotros teníamos tres entre los 100 primeros, que fueron más de 10 años, y no tenía respuesta. Y no tengo respuesta para esto, porque tendría que tener la bola de cristal. No la tengo. Tenemos condiciones. Yo digo que de la cantidad sale la calidad, y si hay cuatro millones de personas que juegan al tenis, siempre va a estar saliendo alguno. Este es un país deportivo, no solamente en el tenis: tenemos muchos éxitos deportivos. Los Pumas, Las Leonas, el fútbol, el boxeo y el automovilismo. Somos un país con éxito deportivo. Y, según lo que dicen los deportistas, europeos e incluso sudamericanos, siempre remarcan que al argentino hay que ganarle más de una vez, porque tenemos el espíritu, tenemos ansias de ganar y tenemos garra.

Yo creo que pasa un poco por ahí, ¿no? Nos gusta ganar y estamos acostumbrados. Creo que tenemos el carácter para hacerlo.

- ¿Crees que el gen puede darnos jugadores que se mantengan en el top?

- Si Del Potro no se hubiera lesionado, seguiría estando entre los 10 primeros. Le tocó la época de los Cuatro Fantásticos, y él les ganó. Él seguiría siendo top 10, pero el “podría” no existe en el deporte. El deporte es lo que pasó, y lo que pasó es que, lamentablemente, nunca pudo jugar dos años seguidos bien. Nadal tampoco, y siguió. Pero ahí está la ventaja de ser europeo y de tener recursos.

- Mencionas el caso de Nadal, Djokovic, Murray y Federer que se van retirando y abren paso a los que vienen de atrás, ¿cómo ves estas generaciones que vienen después?

- Ha cambiado tanto el tenis y ya es un deporte mucho más físico, como todos los deportes, que ya son más físicos que técnicos. Hay muchas presiones y la cabeza casi importa más que lo técnico, y gana el que es más fuerte de la cabeza. Hay muchos jugadores que son fantásticos en cuanto a talento, mirá a Tsitsipas, y hoy está 30. Es un deporte muy difícil, muy mental y también muy físico porque se juega demasiado. Aunque también ellos tienen la culpa, porque cuando les toca vacaciones juegan exhibiciones y deberían descansar. Había una fórmula de Vilas que él decía: “Hay que jugar tres y uno”, jugar tres torneos y descansar uno.

Tengo mucha relación con Francisco Cerúndolo, lo quiero mucho y me parece que tiene condiciones para ser top 10. Yo le dije antes de Roland Garros: “Estás jugando demasiado, no tendrías que haber jugado la semana anterior”. Viene jugando sin parar mucho tiempo y, además, ganando. O sea, sábado y lunes empezás de nuevo y en el medio viajaste y cambiaste de todo. Es muy desgastante. Es un milagro que los tres animales estos (Djokovic, Nadal y Federer) hayan jugado hasta casi los 40 años, porque lo normal es que la carrera dure 13 años, salvo estas bestias.

- ¿Cree que Alcaraz y Sinner pueden repetir en menor medida lo que hicieron antes Nadal, Djokovic y Federer?

- No me gusta hacer futurología porque me he equivocado tantas veces que yo digo que no hago pronósticos, hago análisis. Me parece que son los dos jugadores que tienen mayores posibilidades, pero apareció un Fonseca de pronto que tiene 18 años y está jugando brutal. Como él, hay otros tantos y nunca sabés cuándo, porque algunos con condiciones nunca explotan y otros que parecían que no, ganaron dos partidos, agarraron confianza y terminaron siendo figuras. Son tantos los que juegan que es muy difícil decir eso.

- ¿Cómo crees que se explica lo de Fonseca? En un país donde su principal deporte es el fútbol

- Brasil es otro país deportivo, con éxito deportivo de varios. Lo que pasa es que es diferente a los nuestros. Pero tienen muchos torneos de tenis y, al tener torneos de tenis, habilita a que tus jugadores tengan competencia. Fonseca es producto de su talento.

- Hablabas de Sinner, quería saber tu opinión con respecto al doping positivo que tuvo

- A Sinner no lo conozco bien personalmente, porque justo él pega el salto cuando dejé de viajar. Inclusive a Alcaraz lo conozco poco, estuve con él, pero poco. Le creo a Sinner, creo que fue un accidente y que no tuvo nada que ver. Me pareció que fue ridícula la resolución del ATP. O le das dos años o no le das nada. Yo creo que le creyeron, por eso le dieron tres meses, pero si vos das positivo en dos oportunidades, cometés los dos años. Si vos creés que el tipo es inocente y fue un accidente, como yo creo, no le deberían haber dado nada. Pero los dirigentes están para dirigir y nosotros para comentar, e hicieron un punto medio, como si se hubieran querido lavar las manos. Quedaron en el medio y fue injusto para otros. Porque seguramente han sancionado a otros jugadores que tampoco fueron culpables, como Chela o Coria. Sin embargo, se comieron las sanciones. Acá fueron injustos.

- ¿Cómo viviste el momento de la Davis después de tantos intentos frustrados?

- Fue uno de los dos acontecimientos más importantes que viví a través de mis 45 años de cobertura, o 49 de profesional como periodista. Tengo la incertidumbre de saber cuál fue mi mayor alegría: si la victoria de Sabatini cuando ganó el Abierto de Estados Unidos o la Copa Davis. Yo estuve en todas las finales de Copa Davis. Soy el único argentino, no periodista, argentino, que estuve en todas las finales y tuve que cruzar la cancha de rodillas porque en el 2008, cuando perdimos la de Mar del Plata, dije: “No la ganamos nunca más”. Yo honestamente creía que no la ganábamos nunca más.

Yo relaté para la radio La Red los últimos tres o cuatro puntos llorando de emoción. Un papelón desde lo profesional, pero a la radio le pareció maravilloso. Lo repitieron un montón de veces y a mí me pareció espantoso. Pero de emoción, estaba muy, muy emocionado porque finalmente ganábamos la ensaladera, que como siempre dije, fue la mina que nunca nos dio bola y la logramos. Que en tenis es lo más importante que se puede lograr.

Sus dos momentos más importantes en el tenis

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Entrevista completa - Guillermo Salatino