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Guardias, contención y solidaridad: cómo se vive la Navidad en los hospitales

Lejos de las mesas familiares, miles de personas pasan la Navidad internadas en hospitales. En ese marco, equipos de voluntarios se acercan a los nosocomios para tender una mano a quienes necesitan de una compañía humana.

Equipos de voluntarios llevan a cabo campañas para llevar regalos a algunos nosocomios para Navidad.

Equipos de voluntarios llevan a cabo campañas para llevar regalos a algunos nosocomios para Navidad.

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La Navidad es una de las celebraciones más esperadas del año. Llega diciembre y muchos empiezan con los preparativos para pasar los días 24 y 25 con la familia. La comida, los regalos y el lugar de encuentro son temas de discusión entre los integrantes que buscan alcanzar un acuerdo. Y, cuando llega la fecha, todo el mundo se relaja a la hora de brindar. El 25, sobre todo, suele ser el día más tranquilo, aprovechando la famosa comida recalentada, el descanso y, en ocasiones, algún paseo familiar. Sin embargo, celebrar en compañía estas fiestas es un privilegio que no todos tienen.

Cada casa es un mundo, lo sabemos. Por eso, no todas las Navidades son iguales ni todo el mundo tiene la “familia perfecta” idealizada. Pero, en fin, es la familia. Son las personas que nos acompañaron siempre y que elegimos para que sigan formando parte de nuestra vida. La cuestión está más allá de los hogares. Mientras millones brindamos, puertas adentro de los hospitales la fiesta adopta otra forma. Allí, entre pasillos silenciosos y habitaciones compartidas, voluntarios, médicos y capellanes buscan que la fecha no pase desapercibida para quienes atraviesan enfermedades lejos de casa.

Gestos que humanizan la internación

Cada año es diferente, pero los voluntarios y los profesionales que trabajan en los nosocomios saben que tanto la Navidad como el Año Nuevo son fechas sensibles, en las que la mayoría de los pacientes preferiría estar en sus casas junto a sus seres queridos, en lugar de la habitación del hospital en el que se encuentran internados. Por ello, días y hasta meses antes de estas fechas, se realizan campañas para recibir donaciones, regalos, así como para organizar la preparación de las comidas típicas para la cena y llevar a cabo guardias para acompañar a los grandes y chicos que viven la otra Navidad.

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“Desde el Voluntariado Social del Hospital de Clínicas organizamos distintas acciones dirigidas a pacientes para llevarles un momento de alegría, esperanza y contención”, aseguró Mercedes Piccoli, Coordinadora general del Voluntariado del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en diálogo con MDZ.

Las iniciativas incluyen la entrega de juguetes, libros, chupetes y sonajeros para bebés, además de árboles de Navidad hechos a mano, neceseres de higiene y visitas pastorales con música por cada habitación. Pero el eje no está solo en lo material. “Estas acciones son fundamentales porque, en un momento de enfermedad y vulnerabilidad, un gesto de amor, alegría y esperanza, puede hacer una gran diferencia. Tanto adultos como niños los reciben con una sonrisa y un profundo agradecimiento; se sienten tenidos en cuenta y acompañados, algo que humaniza la atención y refuerza el valor del cuidado integral dentro del hospital”, manifestó Piccoli.

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El equipo del Voluntariado del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) llevando los regalos para los niños que pasan la Navidad en el nosocomio.

El equipo del Voluntariado del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) llevando los regalos para los niños que pasan la Navidad en el nosocomio.

Acercarse para acompañar

Con 181 años de historia, el Hospital Británico mantiene viva la tradición de celebrar la Navidad como un espacio de encuentro. Para el doctor Matías Dellachiesa, jefe del área de Calidad y Seguridad de las Personas, estas fechas refuerzan la idea de una atención centrada en lo humano.

“Nuestro objetivo es la atención centrada en la persona, concepto que incluye a los pacientes, sus familias, el personal y la comunidad. Nos parece un hito fundamental que integra y materializa la visión que tenemos como organización: ‘Ser el lugar de elección para mí y mis seres queridos’, una visión muy profunda y filosófica porque no sólo se limita a lo que queremos lograr, sino que nos desafía a lo que queremos ser”, dijo Dellachiesa a MDZ, y agregó: “Son momentos donde se diluyen las distinciones y celebramos el hecho de estar acá”.

En un hospital de alta complejidad, donde llegan familias de todo el país y del exterior, compartir la fiesta ayuda a acortar distancias emocionales. Las propuestas incluyen visitas de familiares, actividades impulsadas por el Comité de Pacientes y hasta un protocolo especial para que las mascotas puedan acompañar. “Lo único que se necesita es voluntad de compartir”, aseguró.

Cómo son las guardias en los hospitales en la Navidad

De acuerdo con Dellachiesa, en el Hospital Británico las guardias de Navidad “siguen la lógica de los feriados”. Aun así, explicó: “Desde la institución se organiza un menú diferente y se procura poder establecer un ámbito de celebración, siguiendo los protocolos que fija el hospital y que se adecuan a las distintas áreas. Intentamos acompañar las distintas situaciones que viven pacientes y familiares, brindar contención y apoyo, y crear un clima que les permita atravesar estas fechas acortando las distintas con sus hogares”.

Villancicos, misa y presencia constante

En el Hospital General de Agudos Abel Zubizarreta, ubicado en el barrio porteño de Devoto, el Padre “Chelo” Andrada es capellán desde hace 16 años. Luego de mucho tiempo queriendo pasar las fiestas junto a los pacientes, finalmente, el año pasado, pudo hacerlo y, así, acompañar a las personas que debían quedarse internadas como al personal de salud que tenía que cumplir las guardias.

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Según contó a MDZ, para estas fechas, junto a voluntarios, recorren las salas con villancicos, entregan pequeños pesebres y celebran la misa del 24 a las 18 horas. “Son días donde, quizás, algunos pacientes se quedan y hay otros que, si su situación de salud no es muy complicada, van a su casa y vuelven al otro día”, señaló el Padre Chelo.

“La Navidad en un hospital es distinta. Es humilde y silenciosa, como un pesebre”, reflexionó el padre. Tras la misa del 24, el equipo vuelve a recorrer las habitaciones para saludar a quienes se quedan internados y al personal de guardia. “Hay muchos profesionales que se quedan y comparten también la Nochebuena con el paciente. Por eso es importante acompañarlos también a ellos -personal de salud- ya que están lejos de su familia y están respondiendo a su trabajo”, remarcó.

“El 25 de diciembre, también hacemos otra recorrida por la tarde, ya saludándolos propiamente por Navidad a los pacientes”, expresó y agregó: “Ese ‘mañana volvemos’ lo esperan”.

La maternidad, entre la vida y la espera

El padre Victorino Mareque acompaña desde hace 25 años a las mujeres que atraviesan partos complejos o tienen a sus bebés en neonatología del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios. “Son fechas muy emotivas. Muchas mamás pasan meses internadas”, indicó.

Durante la Navidad, el padre recorre el hospital con un gorro de Papá Noel, invita a la misa y reparte pequeños regalos. El clima, dice, combina nostalgia y compañerismo. “Se generan vínculos entre cama y cama. La gente siente que hay algo más que la asistencia médica: una dimensión espiritual que acompaña”.

Cuando la fiesta es estar

En todos los casos, el denominador común es la presencia. Estar, escuchar, decir el nombre, compartir un saludo. En hospitales donde la soledad suele pesar más en fechas especiales, la Navidad se convierte en una oportunidad para recordar que nadie debería atravesar el dolor sin compañía.