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Eventos de Roblox: ¿celebraciones virtuales o trampas adictivas para niños?

Roblox crece con eventos masivos que atraen a millones de niños, pero expertos advierten sobre riesgos de adicción y consumo virtual.

Es crucial que los padres actúen como un filtro crítico.

Es crucial que los padres actúen como un filtro crítico.

Archivo MDZ.

Conciertos de artistas como Lady Gaga, galas de premios con alfombra roja virtual y eventos temáticos de Halloween o Navidad que prometen recompensas únicas. Suenan como oportunidades emocionantes y creativas, pero ¿qué sucede cuando el escenario es Roblox y la audiencia son millones de niños?

Los eventos especiales de la plataforma, diseñados para ser el pináculo de la emoción y la interacción, están cada vez más en el punto de mira de psicólogos y padres por su potencial para generar conductas adictivas, ansiedad y una presión de consumo desmedida en sus jóvenes usuarios.

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Los eventos especiales de la plataforma, están cada vez más en el punto de mira de psicólogos y padres por su potencial.

Los eventos especiales de la plataforma, están cada vez más en el punto de mira de psicólogos y padres por su potencial.

Presentados como actividades especiales que ofrecen "recompensas únicas, desafíos y experiencias emocionantes", los eventos de Roblox son un pilar fundamental de su modelo de negocio y engagement. Se dividen en celebraciones temáticas (Navidad, Halloween) y colaboraciones de alto perfil con marcas y franquicias populares. Desde desfiles de moda virtuales hasta estrenos de tráilers y concursos que celebran la creatividad, como los "Bloxys", su objetivo es claro: mantener a los jugadores conectados, participando y, a menudo, gastando.

Pero, ¿son estas "fiestas virtuales" tan inofensivas como parecen? ¿O son una estrategia de marketing perfectamente diseñada para explotar la psicología infantil?

El miedo a quedarse afuera: la tiranía del FOMO

Una de las herramientas psicológicas más potentes que utilizan estos eventos es el "FOMO" (Fear Of Missing Out), o el miedo a quedarse afuera. La mayoría de los desafíos y recompensas —skins, accesorios para el avatar, insignias— son por tiempo limitado. Esta exclusividad crea un sentido de urgencia artificial en los niños, que sienten la necesidad imperiosa de jugar durante horas para no perderse ese objeto único que todos sus amigos tendrán.

"La naturaleza efímera de estos eventos es una receta para la compulsión", explicaba el sociólogo especializado en cultura digital, Dr. Matías Valdéz. "No se trata solo de querer un objeto virtual; se trata de pertenencia social. En el patio de recreo digital de Roblox, no tener la skin del último evento puede significar ser excluido o sentirse menos que los demás. La presión social es inmensa y la plataforma lo sabe y lo potencia".

Esta presión se traduce en un aumento drástico de las horas de pantalla. Los niños pueden descuidar sus deberes escolares, sus horas de sueño y sus interacciones sociales en el mundo real, todo por completar las "misiones" necesarias para obtener el premio virtual antes de que desaparezca para siempre. ¿Estamos enseñando a nuestros hijos a disfrutar o a cumplir con una agenda de juego que genera ansiedad?

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La naturaleza efímera de estos eventos es una receta para la compulsión.

La naturaleza efímera de estos eventos es una receta para la compulsión.

Un puente directo al consumo

Si bien algunos eventos ofrecen recompensas gratuitas, muchos de los artículos más codiciados o las ventajas para avanzar más rápido en los desafíos requieren el uso de Robux, la moneda virtual de la plataforma que se compra con dinero real. Durante estos picos de actividad, la presión para comprar Robux se intensifica. Las colaboraciones con marcas de lujo, artistas musicales o franquicias de cine no son casuales. Convierten a los avatares de los niños en vallas publicitarias andantes y normalizan la idea de que, para participar plenamente en una experiencia social, es necesario consumir.

Un niño no distingue entre un evento comunitario y una campaña publicitaria. Para él, conseguir la mochila de una marca famosa en el juego es un logro. No es consciente de que está participando en una estrategia de marketing que lo perfila como un futuro consumidor. Lo que aprende es una lección peligrosa: gastar es sinónimo de ser popular y de tener éxito.

El circuito de la recompensa: construyendo la adicción

El diseño de estos eventos es una clase magistral en la creación de hábitos. Los desafíos diarios, la colaboración forzada con otros jugadores para lograr objetivos y las notificaciones constantes activan el sistema de recompensa del cerebro. Cada misión completada, cada objeto obtenido, libera dopamina, generando una sensación de placer y logro que el cerebro infantil querrá repetir una y otra vez.

Este ciclo de "esfuerzo-recompensa" es el núcleo de las conductas adictivas. El niño entra en un bucle en el que la anticipación del evento genera excitación, la participación se vuelve compulsiva por el miedo a perderse algo y la obtención de la recompensa produce un alivio temporal, hasta que el ciclo vuelve a empezar con el anuncio del próximo gran evento.

Es crucial que los padres actúen como un filtro crítico.

Entonces, ¿qué pueden hacer los padres para navegar este campo minado?

  • Dialoguen sobre la presión: hablen abiertamente con sus hijos sobre el sentimiento de FOMO. Hágales entender que está bien no tener todos los objetos virtuales y que su valor como persona no depende de ello.
  • Investiguen los eventos: antes de que su hijo participe, entienda la dinámica del evento. ¿Requiere un tiempo de juego excesivo? ¿Presiona para realizar compras?
  • Prioricen el tiempo desconectado: asegúresen de que el tiempo de juego no canibalice otras actividades esenciales como el deporte, la lectura, las tareas escolares y, sobre todo, el tiempo en familia sin pantallas de por medio.

Los eventos de Roblox pueden ser una fuente de diversión y conexión

Detrás de los fuegos artificiales y las recompensas exclusivas se esconde una poderosa maquinaria diseñada para capturar la atención y el dinero de los más vulnerables. La pregunta final no es si los niños participarán, sino si estarán equipados para hacerlo sin caer en la trampa de la adicción.

* Mg. Juan Manuel Ribeiro, especialista en educación