El flagelo de la pobreza en la infancia y el juego como resistencia
Más de 6 millones de niños viven en pobreza. ¿Cómo el afecto y el juego pueden cambiar la realidad? Datos clave y cómo ayudar.

El 52,7% de los niños vive bajo la línea de pobreza. Expertos explican cómo la compañía y los juegos reparan infancias vulnerables.
CanvaEn un país donde la mitad de los niños viven en la pobreza, organizaciones destacan que la compañía y el juego son tan vitales como los derechos básicos. Unos 6,4 millones de menores enfrentan carencias estructurales, mientras muchos crecen sin cuidados parentales.
Mientras las jugueterías se llenan de ofertas y las publicidades exaltan regalos materiales, miles de niños en Argentina esperan algo más simple pero esquivo: tiempo, afecto y un espacio seguro para jugar. En el Día del Niño, la organización Huellas —dedicada a la infancia y la vejez— pone el foco en una realidad cruda: "Para muchos chicos en contextos vulnerables, la compañía tiene el poder de cambiar su día a día", señalan en un comunicado.
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Infancias bajo pobreza
Los datos oficiales pintan un panorama desolador. Según el último informe de UNICEF y la SENAF, en Argentina 9.500 niñas, niños y adolescentes viven sin cuidados parentales, bajo medidas de protección por violencia, abuso o abandono. A esto se suma que, en el segundo semestre de 2024, el 52,7% (6,4 millones) eran pobres, con un 12,3% en indigencia. "Hablamos de infancias que crecen sin la protección ni el afecto que todo ser humano necesita", remarca el documento.
A nivel global, el Banco Mundial estima que 829 millones de niños viven en pobreza extrema. "Estas no son solo estadísticas, sino vivencias que condicionan su futuro. La ausencia de afecto genera baja autoestima, problemas de socialización y salud mental", advierte el texto.
Jugar no debe ser un lujo
Frente a esta realidad, el derecho a jugar emerge como una herramienta clave. Estudios de UNICEF y la LEGO Foundation destacan que el juego no solo estimula la creatividad, sino que ayuda a los niños a "manejar emociones difíciles, construir resiliencia y desarrollar habilidades sociales".
"Para muchos, el juego es su lenguaje, su manera de sanar heridas", explica el comunicado. Y agrega: "Unas pocas horas de interacción pueden romper ciclos de soledad y hacerles sentir que importan".
Voluntariado: redes que sostienen
Organizaciones como Huellas impulsan el voluntariado como respuesta. "Buscamos que los niños encuentren en los voluntarios una red de apoyo cercana a la de familiares", explican. La meta es clara: "Un niño que juega es un niño que siente que vale".
En un mundo donde lo material suele opacar lo esencial, el mensaje es claro: a veces el mejor regalo puede ser un momento compartido.