Consumo
Efectos de la crisis: ¿somos de clase media o baja?
Si bien 8 de cada 10 argentinos se consideran de sectores medios, la pérdida de poder adquisitivo hace que hoy solo el 45% lo sea en términos económicos, pese a su pertenencia cultural y psicológica. El ingreso familiar mínimo para ser considerado de clase media se ubica en $40.000 al mes
Argentina ha sido considerada, al menos desde mediados de siglo XX, un país de clase media. La idea quedó en el imaginario colectivo por las perspectivas de progreso a partir del consumo y la educación, principalmente. Sin embargo los datos de la realidad chocan contra este estereotipo y arrojan una cruda verdad: la mayoría de los argentinos pertenece a la clase baja en términos económicos pese a tener un perfil cultural de niveles medios.
Días atrás los mendocinos recibimos con preocupación los datos oficiales de pobreza, que arrojaron un crecimiento de más de 4 puntos porcentuales del 26% al 30,7% al cierre de 2018 en sintonía -aunque algo por debajo- de la media nacional. En concreto, el índice significa que unos 300.000 comprovincianos viven con alguna de sus necesidades básicas insatisfechas.
De acuerdo al Indec, una familia tipo (dos adultos y dos niños) necesita al menos $24.000 al mes para cubrir vivienda, transporte, alimento, vestimienta e higiene. Esto indicaría, entonces, que el 70% de los mendocinos pertenece a las clases media (baja y acomodada) o alta. ¿Se corresponde un ingreso de unos $25.000 con el ideario histórico de la clase media en el país? Para el analista Guillermo Oliveto, quien periódicamente realiza este tipo de análisis con su Consultora W, hay una clara dislocación entre imaginario y realidad. "El 82% se ve como de clase media pero solo el 45% lo es", señaló el especialista en consumo en una entrevista con el canal de TV La Nación+.
"En muchos casos entran en 'clase baja' personas que tienen cabeza cultural de clase media”, dice el economista Laza.
La apreciación se basa en que, según sus estudios, una familia puede comenzar a considerarse de clase media recién cuando supera un ingreso mensual de $40.000, franja que abarca al 28% de los núcleos familiares."Este es uno de los números más cuestionados pero depende de si la persona es propietaria o paga alquiler, de cuántas personas vivan en ese hogar", aclaró Oliveto.
De esta forma los hogares que embolsan entre $24.000 (límite de pobreza) y $39.000 entran dentro de la categoría de "clase baja". Quienes están más cerca del umbral de los $24.000 forman parte del grupo “más golpeado en el consumo masivo el año pasado" dado que, entre otros factores, "no recibe la asistencia del Estado" por eso es el más vulnerable a la inflación.
Un escalón por encima de la clase media-baja se ubica la clase media-acomodada o superior, que es aquella con ingresos a partir de los $80.000, a la que pertenecen el 17% de los argentinos. En la cúspide de la pirámide, en tanto, se encuentra la clase alta, que es aquella con ingresos por sobre $240.000 netos al mes, y que abarca solo al 5% del país.
Pobreza transitoria y pertenencia cultural
"La mayor parte de la pobreza en Argentina es transitoria, por eso sería injusto considerar a los sectores de frontera como clase baja", considera el economista y consultor Sebastián Laza. El especialista explica que hay sectores de gran dinamismo que de manera periódica atraviesan los umbrales de pobreza, ya sea hacia abajo o hacia arriba. Su situación depende, principalmente, de la pulseada entre sueldos e inflación. "Cuando tenemos salarios bajos, en los picos inflacionarios esa gente cae por debajo de la línea de pobreza; pero después de un tiempo de crecimiento supera la línea de pobreza", comenta Laza quien, en esta línea, considera que sería erróneo hablar de estos sectores como "clase baja" solo por sus circunstancias de ingreso.
"En esos niveles hay muchos empleados públicos, maestras, policías... gente con secundario completo... se trata de personas que tienen cabeza de clase media", explica y agrega: "Por eso no se sienten de clase baja, porque no son siempre pobres".
Si bien admite que hay una necesidad de mejorar el ingreso considera que se trata de un imposible después de 7 años de una economía sin crecimiento.
Jorge Day, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), coincide con el diagnóstico y cree que, de acuerdo a los indicadores actuales, la recuperación no solo demorará sino que dependerá de la pericia de la gestión nacional que asuma en diciembre próximo.
El especialista pone al sector del comercio como ejemplo a nivel local. "Aporta la cuarta parte del PBG de la provincia por lo que en un escenario recesivo su impacto indudablemente se va a notar en el empleo y la pobreza", explica. "Si algo demostró esta crisis es que gran parte de nuestra economía depende del mercado interno; si las ventas caen y no podés contratar gente al tiempo que sube la inflación y supera los salarios, es evidente que el dato (de pobreza) va a ser desalentador", detalla Day. "En Mendoza, a diferencia de otros años, creció menos la pobreza que en el país", añade, y concluye: "Igualmente la tendencia es 'para arriba".
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