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De Mendoza a las tapas de Vogue y Vanity Fair: quién fue Guillermo Bolin, el enigmático ilustrador que tuvo roce político

Organizó con otros artistas el Primer Salón de Bellas Artes en Mendoza en 1918. Ilustró páginas de revistas del lencinismo. Desapareció. Y surgió en New York dibujando tapas para publicaciones históricas y de prestigio mundial. Su enigmática historia.

vogue portada

Existen al menos cuatro evidencias dentro de la enigmática vida de película del artista Guillermo Bolin. Desconocido en su totalidad, presentarlo obliga a varios desafíos para conocer partes de una obra como ilustrador que alcanzó impacto mundial en los años 20 del siglo pasado.

  • Nació (no se sabe cuándo ni en cuál ciudad). Se presume que fue en España de acuerdo al consenso de las fuentes consultadas.
  • Vivió en Mendoza menos de 12 meses (entre 1917 y 1918).
  • Ilustró en Argentina, principalmente para la revista La Semana de Mendoza, y para la mítica Fray Mocho, en Buenos Aires. Una fotografía del Primer Salón de Bellas Artes de Mendoza lo muestra en 1918, junto a lo más granado del arte mendocino de entonces. Luego de este paso por el país apareció dibujando muchísimas portadas y notas de las revistas Vogue, Vanity Fair y The New Yorker.
  • Murió (no hay información considerable acerca del deceso, pero, salvo que haya encontrado el secreto de la inmortalidad, puede afirmarse que sí, que efectivamente está muerto). El único dato que circula sobre su fallecimiento lo ubica al personaje en Alemania, aumentando el enigma, puesto que lo presentan como ilustrador de biblias. Pero no hay nada concreto.
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Portada de La Semana de Mendoza, correspondiente al número 32 de la publicación en 1918.

Portada de La Semana de Mendoza, correspondiente al número 32 de la publicación en 1918.

Ilustrador ilustre

Para recomponer la biografía de Guillermo Bolin (que luego se transformaría en Mister William Bolin, como si cambiar la identidad o preservarla hubiera sido su máxima ambición) hay que aceptar para el caso que haya nacido en España que fue anoticiado de la existencia de Mendoza por el artista Vicente Lahir Estrella.

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Los organizadores del Primer Salón de Bellas Artes de Mendoza, en noviembre de 1918: Fidel De Lucía, Vicente Lahir Estrella, Antonio Bravo, Guillermo Bolín, Juan Cardona y el Doctor Dionisio Castillo. Gentileza MendozaAntigua.

Los organizadores del Primer Salón de Bellas Artes de Mendoza, en noviembre de 1918: Fidel De Lucía, Vicente Lahir Estrella, Antonio Bravo, Guillermo Bolín, Juan Cardona y el Doctor Dionisio Castillo. Gentileza MendozaAntigua.

Este mendocino de pura cepa se formó como artista en España luego de un viaje iniciado en 1911. Primero en Barcelona tomando clases particulares con Juan Baixas. Para luego trasladarse a Madrid, en 1913: fecha de su ingreso a la Real Academia de San Fernando. Como lo documenta el profesor Pablo Chiavazza, Lahir Estrella se convirtió en alumno de Cecilio Plá. No es difícil imaginar que el mendocino haya entusiasmado a Bolin con trasladarse no solamente al país, sino exactamente a Mendoza.

La revista donde publicó la mayor parte de sus dibujos Guillermo Bolin se llamaba La Semana. Fue entre 1917 y 1918.

¿Cómo comencé a investigar la historia de este personaje? Todo azar y suerte, quizá en el estilo del artista.

Revisando las páginas de esa publicación en la Hemeroteca menor de la Biblioteca San Martín (aguardamos que esa publicación sea conservada como tal, ante la reiterada sucesión de “robos misteriosos” que sufre esta institución que resiste como legado sanmartiniano), se revelaban ilustraciones fuera de lo común, audaces, como invitando a la curiosidad.

El trazo de Bolin en esta publicación se impone como fino, elegante, muy sutil, atractivo hasta el máximo detalle. Y por eso se destaca del resto. Son dibujos asombrosos para la época e incluso para la actualidad. El estilo rinde tributo al art-decó.

Mientras la mayoría de la prensa gráfica de aquella Mendoza publicaba en blanco y negro, La Semana tenía su tapa a “todo color”. Lo que hoy parece casi un procedimiento jurásico era, a fines de la década del 10 una innovación asombrosa.

La obra realizada en Mendoza permanece sin clasificar y jamás ha sido reunida, como sucede con el resto de su trabajo. De su paso mendocino se rescatan viñetas bien trazadas y los primeros dibujos se concentraron sobre tenis y fútbol. Pero en el trazo versátil del artista existen además retratos de políticos de la época del lencinismo e ilustraciones de cuentos.

vogue cooperativa vitivinícola

La Semana era una de las tantas publicaciones ligadas a la política del fundador del lencinismo, José Néstor Lencinas, el Gaucho. Su ascenso a la gobernación de Mendoza en 1918 desafiaba el orden conservador, aunque éste pretendía adaptarse a las exigencias sociales permitiendo aprobar proyectos socialistas en la Constitución de Mendoza actualizada en 1916.

El clima de época se sacudió con la llegada del Gaucho como máxima autoridad política de Mendoza. Y entre el vendaval de medidas populares e incluso populistas, la prensa mendocina se multiplicó con semanarios más o menos explícitos en su línea editorial política.

Vogue ilustrador mendocino

Como describe Gloria Videla de Rivero en su libro “Revistas culturales de Mendoza”, la revista La Semana contaba con la dirección de Luis M. Blázquez y como secretario de Redacción David Danemann. Y un extenso staff de redactores, ilustradores y hasta fotógrafos.

Pero antes de hablar sobre este seleccionado, un detalle: David Danemann, el secretario de redacción, irrumpió en los asuntos públicos en 1927 como uno de los jurados a cargo de elegir el proyecto arquitectónico de la nueva Casa de Gobierno. La elección recayó en la propuesta llamada Diamante. Faraónico, imperial, muy fastuoso, la sede de la administración central propuesta jamás llegó siquiera a ser una posibilidad. Quedaron las maquetas y los planos.

A principios de 1927 el mismo David Danemann mediante decreto oficial fue interventor de Radio Parque, en doble rol en tanto revestía además como subsecretario del Ministerio de Industria y Obras Públicas.

vogue ilustración mendoza
Ilustración de Guillermo Bolin para la revista argentina Fray Mocho, una escena campestre bajo su particular mirada art decó.

Ilustración de Guillermo Bolin para la revista argentina Fray Mocho, una escena campestre bajo su particular mirada art decó.

Periodistas y artistas

El equipo periodístico de La Semana conformaba una redacción muy extensa entre redactores, colaboradores, ilustradores y fotógrafos. Muchos de ellos no precisan mayores comentarios debido a su posterior celebridad como escritores o poetas, tal el caso de Juan Draghi Lucero o Alfredo Bufano. Incluso la revista contaba con artículos de Leopoldo Lugones.

Las tapas e ilustraciones interiores estaban a cargo de Félix Macías, Alfredo Nenciolini, Julio Nenciolini, Guillermo Bolin, José Vignetta, Vicente Lahir Estrella, José Andrade y Ramón Subirats. Más el aporte de las fotografías de Mario Aguirre, Ricardo Dalbes y Nicolás Amitrano.

Alfredo Nenciolini nació en Florencia y llegó a Mendoza y expuso en 1907 en el Club Social, paisajes, naturalezas muertas, figuras y flores, en óleo, acuarela, lápiz y carbonilla. Se estableció en Mendoza abriendo un estudio donde se dedicó a la pintura, decoración y docencia en Artes. Construyó el altar y pintó murales en la Basílica de San Francisco.

En San Rafael, como director de Obras Públicas, construyó el Cine Marconi y el Palacio Municipal. Además del arte y la arquitectura su otra gran pasión fue la docencia, por eso, entre 1938 y 1947 fue profesor ad honorem en la Universidad Popular.

José Vignetta fue nacido en Como, Italia, en 1885. Dibujante y pintor, en 1923 expuso paisajes al óleo en la Casa de Fotografía Juan Pi de San Rafael. Ambos artistas, impresionados por los paisajes mendocinos, se fueron a la montaña donde captaron en sus telas, las vistas desde Cacheuta hasta Las Cuevas, luego viajaron al sur mendocino y sus pinceles recorrieron el Nihuil y el Río Diamante.

Del grupo de artistas que conoció Bolin está el mendocino de pura cepa, Vicente Lahir Estrella. En 1915, un año después de su regreso a Mendoza desde España y con 25 años de edad, creó y dirigió la que podemos considerar como “la primera Academia moderna de

dibujo, pintura y escultura”, según lo investigado por Pablo Chiavazza.

Esa primera Escuela Oficial de Dibujo y Pintura fue la que organizó en 1918 el "Primer Salón de Bellas Artes", en la sede de la naciente academia situada en calle Gutiérrez al 305.

Finalmente en el equipo de artistas de La Semana se destaca Ramón Subirats, nacido en el Paseo de Gracia, en Barcelona, en marzo de 1891. En 1903 ingresó a trabajar en los talleres de los impresores Seix y Barral y simultáneamente, en la Escuela de Artes de Barcelona. En 1911 partió hacia Argentina y al año siguiente visitó Mendoza, donde se instaló definitivamente en 1927. La geografía andina fue el motivo predominante en sus pasteles, acuarelas y carbones de temas cuyanos.

Salón Bellas Artes Mendoza

Las crónicas sobre el primer Salón de Bellas Artes de Mendoza han sido tomadas del diario La Palabra. Es uno de los pocos testimonios sobre esta acción fundante para el arte argentino. Y tal como sucede hoy en el sector de la cultura, en aquella época todo era posible por la iniciativa privada. Comenzaba a crecer el sueño pionero de Vicente Lahir Estrella.

Las ventas de obras de la exposición fueron muy pocas, también como sucede en la actualidad. Se rescataba la compra hecha por la directora de una escuela, quien con la adquisición de dos obras expuestas en el Salón se convertía en protagonista de tan inusual mercado. Este dato no resulta menor a la hora de considerar las razones que hicieron que Guillermo Bolin dejase atrás de su vida la estadía en Mendoza y la Argentina.

De las crónicas de La Palabra resalta el siguiente escrito: “las acuarelas e ilustraciones de Bolin Zalabardo denota cualidades y aficiones especiales para este género”.

No sorprende que a falta de oportunidades y como poseedor de un talento sin límites, el artista se hiciera humo luego de estos intentos.

vogue vanity fair

Fashion global

Guillermo Bolin se hizo ciudadano del mundo y fue un animador activo desde la hechura de ilustraciones para Vogue, Vanity Fair y The New Yorker. Nadie sabe qué sucedió entre su salida de Mendoza y su brillante ascenso a esa categoría de trascendencia mundial.

Bolin fue reclutado por Condé Nast, una empresa global de medios y editoriales fundada en 1909 por Condé Montrose Nast. En su catálogo de medios figuran publicaciones más que reconocidas del mundo, como las ya citadas, sin olvidar GQ y Wired.

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Así se definen en 2025, luego de más de un siglo en el negocio de medios gráficos: “Somos una compañía de más de 6 mil personas que prestan servicios a 37 marcas, en 26 idiomas, y abarcan 32 mercados en todo el mundo”.

Actualmente en su store Condé Nast ofrece facsímiles de 56 obras de Guillermo Bolin pertenecientes al acervo de la editora. Ninguna de las reproducciones de las obras ofrecidas supera los 200 dólares, una tarifa que varía según la forma de impresión que el comprador prefiera.

En este catálogo existe una rareza más del rarísimo Guillermo Bolin: se trata de una obra en su faceta de fotógrafo. Y en la misma el protagonista delante de cámara es Edward G. Robinson, quien trabajó en el teatro y en el cine en la era dorada de Hollywood. Hizo más de 30 obras en Broadway y un centenar de películas. Es especialmente recordado por sus papeles como gánster.

Otro trabajo memorable como fotógrafo fue la serie que realizó con la instructora de baile de la Metro–Goldwyn–Mayer, Ann Dvora.

En el libro “Fashion Illustrator” (Laurence King Publishing, 2006), de Bethan Morris, un trabajo muy pormenorizado, por cierto, se cita: “Hasta los años veinte, la figura de la moda ilustrada se dibujaba con proporciones bastante realistas. Sin embargo, a medida que las obras de arte y la moda se simplificaron, se volvieron angulares y lineales. Las ilustraciones ahora presentaban figuras más largas y esbeltas. Figuras de moda exageradas aparecieron en las obras de Eduardo García Benito y Guillermo Bolín, George Plank, Douglas Pollard, Helen Dryden y John Held Jr.

(...) En numerosas y memorables portadas para Vogue en los años veinte se capturó la esencia de las mujeres fuertes y emancipadas que personifican la década. Sus figuras eran alargadas y de estilo algo abstracto, apareciendo en diseños gráficos realzados por sutiles contrastes de color”.

Hoy, Mister Bolin es una referencia para historiadores del diseño gráfico en países de todo el mundo, pero especialmente en EE. UU., Italia y España. Y uno de los grandes enigmas del mundo del arte. Un desconocido ilustre.