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Cuando alcanza la plata, pero no la tranquilidad: el estrés económico en tiempos de estabilización

El estrés económico es una respuesta desde la salud mental que ocurre cuando las familias enfrenta dificultades financieras que afectan su bienestar.

En tiempos de crisis, el mandato suele ser claro: arremangarse y seguir.

En tiempos de crisis, el mandato suele ser claro: "arremangarse y seguir".

Archivo MDZ

En mayo de este año, la inflación mensual en Argentina bajó al 1,5%, su nivel más bajo en cinco años. El dato fue celebrado por el Gobierno, los mercados y algunos analistas como una señal clara de estabilización. Sin embargo, en la vida cotidiana de miles de familias, la calma macroeconómica no siempre se traduce en bienestar emocional.

Porque cuando el bolsillo deja de sangrar, muchas veces queda la herida invisible: el estrés económico.

Qué es el estrés económico

El estrés económico no es solo una consecuencia de la falta de dinero. Es un estado de tensión crónica que surge cuando las familias no tienen certezas sobre su futuro financiero, viven endeudadas, con ingresos que no alcanzan o sienten que trabajan sin poder proyectarse. No siempre se ve. No siempre se habla. Pero afecta la salud física, emocional y mental.

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El estrés económico no es solo una consecuencia de la falta de dinero.

El estrés económico no es solo una consecuencia de la falta de dinero.

El costo emocional de la estabilidad

Argentina atraviesa una desaceleración inflacionaria inédita desde 2020. Sin embargo, esta mejora vino acompañada de un fuerte ajuste fiscal, caída del consumo, pérdida de poder adquisitivo y aumento de la desigualdad. Mientras los indicadores macro mejoran, la vida micro sigue siendo una carrera de resistencia: pagar el alquiler, mantener el negocio, comprar medicamentos o sostener una vida familiar sin sobresaltos.

La inflación baja, pero la ansiedad sube. Las personas sienten que ya no están corriendo detrás de los precios, pero igual están en modo supervivencia. La pregunta que más escucho es: ¿y si esto no dura?

Señales de alerta en la salud mental

Según datos del Ministerio de Salud y asociaciones privadas, en los últimos dos años se triplicaron las consultas por trastornos de ansiedad, ataques de pánico e insomnio. Muchos de esos cuadros están directamente relacionados con el agotamiento económico, la incertidumbre laboral y la sensación de que nada alcanza.

Síntomas frecuentes del estrés económico:

  • Irritabilidad y cambios de humor repentinos
  • Fatiga crónica
  • Insomnio o sueño interrumpido
  • Dificultad para concentrarse
  • Aislamiento social
  • Sensación de fracaso o inutilidad

El impacto no distingue edades ni clases sociales. Jóvenes precarizados, adultos con hipotecas, emprendedores endeudados, jubilados solos. Todos, en algún punto, expuestos a un sistema que pide rendimiento sin red emocional.

La trampa de la “autoexigencia económica”

En tiempos de crisis, el mandato suele ser claro: "arremangarse y seguir". Pero esa lógica meritocrática muchas veces se vuelve tóxica. La presión por “salir adelante” sin recursos, sin descanso y sin contención genera culpa, frustración y desgaste. Y si a eso se suma la comparación constante en redes sociales, el resultado es explosivo. Estamos sobreexigidos emocionalmente. No solo debemos sobrevivir, sino además parecer felices, productivos y agradecidos, eso es insostenible.

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La inflación baja, pero la ansiedad sube.

La inflación baja, pero la ansiedad sube.

Cómo cuidarnos

En un contexto donde lo económico angustia, cuidar la salud mental no es un lujo, sino una prioridad. Algunas recomendaciones básicas:

  • Nombrar lo que pasa: reconocer que sentirse agobiado o frustrado no es debilidad, es humano.
  • Buscar red: hablar con otros, pedir ayuda, no aislarse.
  • Poner límites: al trabajo excesivo, a la sobreinformación, al multitasking permanente.
  • Tener espacios de pausa: aún en la incertidumbre, un rato de conexión con lo que hace bien puede cambiar el día.

Una oportunidad de repensarnos

La economía mejora, pero la salud mental no puede quedar rezagada. El país necesita estabilidad, sí, pero también humanidad. Porque el bienestar no es solo bajar la inflación, sino subir el nivel de vida emocional. Quizás este sea el momento para hablar más de salud mental en voz alta. Para entender que el estrés económico no es flojera ni drama: es un síntoma real de un modelo que exige sin cuidar. Y que merece la misma atención que cualquier otra variable económica.

* Verónica Dobronich, fundadora de Hub de Emociones, lidera este espacio con la convicción de que el bienestar emocional es clave para la vida y el trabajo.