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Así será Mendoza en el año 3.000, según la inteligencia artificial: viñedos verticales, autos voladores y vendimia con hologramas

La inteligencia artificial ofrece una visión futurista de Mendoza, que combina avances tecnológicos, impacto climático y una fuerte identidad cuyana.

¿Cómo será Mendoza dentro de 1.000 años? ¿Seguirá siendo tierra de vinos? ¿Habrá nieve en la Cordillera? ¿Cómo vivirá la gente? Ante estas preguntas, la inteligencia artificial ofrece una visión futurista que combina avances tecnológicos, impacto climático y una fuerte identidad cuyana.

Según una proyección elaborada por ChatGPT, Mendoza en el año 3.000 será una provincia altamente tecnificada, donde la vitivinicultura seguirá siendo el motor cultural y económico, aunque con formas impensadas hoy.

En el futuro, los viñedos ya no crecerán únicamente sobre la tierra: se desarrollarán en torres verticales, invernaderos subterráneos y entornos controlados mediante inteligencia artificial, capaces de producir uvas premium adaptadas a un clima extremo.

Las ciudades estarán cubiertas de vegetación y energía limpia. Mendoza capital se convertiría en una metrópolis sustentable, con autos voladores, avenidas compartidas entre peatones y ciclistas, y techos solares. El transporte interprovincial será ultra veloz: trenes levitantes conectarán la provincia con Chile en cuestión de minutos, atravesando túneles inteligentes construidos en la Cordillera de los Andes.

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Mendoza en el año 3.000, según la inteligencia artificial

Mendoza, distinta pero no tanto

El cambio climático habrá modificado por completo el paisaje. La nieve en el Aconcagua será un fenómeno escaso, pero la montaña seguirá siendo un atractivo turístico gracias a sistemas de simulación de clima que permitirán “revivir” la experiencia del siglo XXI. Mendoza se adaptará con tecnología hídrica de punta: megareservorios, atmósferas recicladas y sistemas de riego digital basados en los antiguos acequias.

La Fiesta Nacional de la Vendimia no desaparecerá. Será híbrida: con desfiles virtuales, hologramas interactivos y puestas en escena inmersivas, pero sin perder la esencia tradicional. El Malbec seguirá presente, incluso en versiones espaciales adaptadas para consumo en colonias fuera de la Tierra.

En definitiva, la Mendoza del año 3.000 será muy distinta en forma, pero muy parecida en fondo. Una provincia resiliente, orgullosa de su cultura, con el vino como lenguaje universal y la Cordillera como testigo eterno del tiempo.