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Mujeres que se hacen escuchar: historias reales de tres árbitras mendocinas que cambiaron las reglas

Cada vez más mujeres se animan al arbitraje y se abren paso en un mundo históricamente masculino. En Mendoza, las historias de Donna, Carolina y Estefanía son ejemplo de este cambio.

Donna Porcario y Carolina Vera dos de las árbitras mendocinas que son exponentes del arbitraje provincial. Foto: Gentileza Donna Porcario
Donna Porcario y Carolina Vera dos de las árbitras mendocinas que son exponentes del arbitraje provincial. Foto: Gentileza Donna Porcario

Un fenómeno que crece con cada pitazo. Desde hace cuatro años, en Godoy Cruz se dicta un curso gratuito de arbitraje organizado por la Municipalidad. Lo que comenzó como una propuesta formativa más, terminó convirtiéndose en una cantera de árbitras que hoy integran las filas de la Liga Mendocina de Fútbol.

Los números lo reflejan: en la primera edición del curso (2022) se recibieron 30 personas, de las cuales 18 fueron mujeres. En 2023 fueron 25 egresados, con 12 mujeres; en 2024, 24 personas finalizaron, de las cuales 13 eran mujeres. Y en esta última edición 2025, se inscribieron 50 personas y 20 son mujeres. Un crecimiento sostenido que deja en claro una tendencia: el arbitraje femenino ya no es una excepción, es una realidad.

Pero más allá de las estadísticas de este curso en particular, hay historias, voces de mujeres que se animaron, que rompieron prejuicios y que hoy, con bandera o silbato en mano, se plantan en cada cancha. Tres de ellas: Donna Porcario, Carolina Vera y Estefanía Laporte compartieron su recorrido con MDZ en un deporte que aprendieron a amar desde otro lugar: el del juicio justo.

Donna Porcario como arbitro principal y Carolina Vera como asistente en la primera división del fútbol femenino local. Foto: Gentileza Donna Porcario.

La pionera que abrió el camino

Cuando Donna Porcario tenía 14 años ya sabía que quería estar en una cancha. No como jugadora, nunca jugó al fútbol, sino con el silbato en la mano. El arbitraje fue su puerta de entrada al deporte, de la mano de su papá, también árbitro. “Lo acompañaba a los partidos y le hacía las planillas. Así empezó todo”, contó.

Donna fue durante mucho tiempo la única mujer arbitrando en la Liga Mendocina. Foto: Gentileza Donna Porcario.

Se recibió en 2014, tuvo que emanciparse legalmente por ser menor, y fue una de las cuatro mujeres que terminaron ese curso. Pronto quedó sola: “Hubo años en los que fui la única mujer en toda la Liga. Hoy somos más de 30”. Donna vivió el arbitraje desde cero, en tiempos donde el fútbol femenino no existía en la provincia y una mujer en la cancha era extraño.

Formada en un colegio militar, cree que esa experiencia la ayudó a tener un carácter fuerte. Con los años fue ascendiendo, pasó por infantiles, inferiores, primera masculina y hoy es árbitra federal, con partidos en torneos regionales y proyección nacional. “Hoy sueño con un contrato profesional”, dijo con ilusión.

Porcario es una eminencia en el arbitraje local al ser una de las pocas mujeres con basta experiencia en el medio. Foto: Gentileza Donna Porcario.

Su rol como referente no le pesa. “Siempre estoy para ayudar a las chicas que arrancan. Las corrijo, les marco errores. Me encanta que esto haya crecido”. Donna también vivió algo único: dirigir con su papá. “Me sentía segura, protegida. Es un recuerdo que voy a llevar siempre”, dijo.

Entre tarjetas, el silbato y la maternidad

Para Carolina Vera, el arbitraje apareció en su vida de forma inesperada: caminando por el Parque San Vicente. Allí se topó con un profesor que entrenaba árbitros y se animó a sumarse. “Siempre fui muy deportista, me gusta el fútbol, pero lo del arbitraje fue algo nuevo. Me acerqué con curiosidad y terminé encontrando algo único”.

Carolina Vera es asistente de primera división masculina desde hace varios años. Foto: Gentileza Carolina Vera.

Luego, se anotó al curso en la Liga Mendocina y aprendió que arbitrar no es solo soplar el silbato o levantar la bandera. “Tenés que dominar técnicas, gestos, posturas, transmitir seguridad y ser entendida por toda la cancha”. Su debut fue en inferiores masculinas y vivió una primera experiencia respetuosa. “Todos sabían que era mi primer partido. Desde el club hasta los papás. Me trataron muy bien, me explicaron, me dieron confianza”, agregó.

Carolina dirige entre cuatro y cinco partidos por fin de semana, es asistente en primera masculina y principal en inferiores. Combina su vida arbitral con un trabajo en administración y su rol como madre. “Entreno a la tarde, trabajo durante el día y el fin de semana me meto en la cancha. Es una rutina exigente, pero lo hago con gusto. Me encanta”, detalló.

Carolina pita como arbitro principal en las categorías inferiores de la provincia. Foto: Gentileza Carolina Vera.

Sobre el arbitraje profesional y el VAR, tiene una mirada crítica y criteriosa: “El VAR funciona... pero no siempre acá. Hay mucho que mejorar. Pero lo que más hace falta es que se conozcan las reglas. Muchas veces nos critican por cobrar algo que está perfectamente reglamentado”.

Derribando prejuicios

A veces basta con que alguien te subestime para prender una chispa que no se apaga. Eso le pasó a Estefanía Laporte, que en 2022 se anotó al curso de arbitraje sin saber casi nada de fútbol. “Me quedaba cerca de casa y me dije: voy a ver qué onda”, recordó entre risas.

Estefanía Laporte en acción: comenzó sin saber de fútbol y hoy cumple cada vez más objetivos dentro del arbitraje. Foto: Gentileza Estefanía Laporte.

Pero esa curiosidad inicial se transformó en un desafío personal. “Me dijeron que no daba para esto. Que no iba a poder. Y eso me impulsó como nada”, enfatizó. Gracias a un sistema de pasantías, empezó a dirigir partidos antes de recibirse. Su crecimiento fue tan rápido que, sin haber finalizado el curso, fue convocada a dirigir todas las fases de la Copa Argentina de Futsal. Fue la única mendocina designada por el Consejo Federal. “Ahí supe que este era mi lugar”, sentenció.

Hoy por hoy dirige fútbol masculino y femenino, categorías formativas y primeras divisiones. La asignan cada fin de semana, con una carga de cuatro o cinco partidos. “Amo lo que hago. Me gusta hablar con los jugadores, interpretar, leer el juego. Me gusta vincularme, con respeto, claro”, dijo.

Laporte es un ejemplo particular ya que se ha abierto camino en el mundo del arbitraje casi sin conocimiento previo del deporte. Foto: Gentileza Estefanía Laporte.

Estefanía tiene una visión crítica y ambiciosa del arbitraje: “Formarte en Argentina te curte. Si podés con esto, podés con cualquier cosa”. Sus ídolas son la francesa Stéphanie Frappart y Estefanía Pinto, una referente del futsal argentino. “Me desafío todo el tiempo. Esa es mi forma de crecer”, concluyó.

Un futuro que ya empezó

Las historias de Donna, Estefanía y Carolina no solo reflejan tres trayectorias personales distintas: son parte de un cambio profundo. Uno que está ocurriendo en las canchas, en los cursos, en las asociaciones y en la mirada social.

Hoy por hoy, estas mujeres se forman, entrenan, se equivocan, aciertan, lideran. Dirigen con criterio, pasión, fortaleza. Y se preparan para seguir creciendo.

Como dicen ellas, el arbitraje no es para cualquiera. Hay que tener personalidad, compromiso y amor por lo que se hace. Pero sobre todo, hay que tener ganas. Ganas de hacerse escuchar en una cancha llena de ruido. Y eso, ellas ya lo están haciendo.