¿Y si la IA ya decidiera más sobre tu vida de lo que imaginás?

La Inteligencia Artificial ya no es cosa del futuro. Está en el GPS que usás cada día, en las redes que te muestran lo que quieren que veas, en la música que escuchás, en los diagnósticos médicos, en los precios del supermercado y hasta en las decisiones que afectan tu empleo
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Pero, aunque está en todos lados, la mayoría de las personas no sabe cómo funciona ni quién la controla. Y ese desconocimiento, en el siglo XXI, es una nueva forma de exclusión.
La IA no es solo una herramienta técnica. Es un nuevo idioma del poder. Uno que muy pocos hablan, mientras la gran mayoría apenas lo intuye.
Por eso, no se trata de aprender a programar. Se trata de entender para poder decidir. Y de no quedar al margen de los debates que ya están definiendo cómo viviremos, qué trabajo tendremos, qué consumiremos y qué derechos serán vulnerables.
Prohibirla es imposible. Evitarla, también. Lo que nos queda es formarnos, educar, promover el acceso y poner estas herramientas al servicio de una sociedad más justa y democrática. Porque el problema no es la inteligencia artificial. El problema sería una ciudadanía sin inteligencia crítica.
Te lo dice alguien que cree en el poder de la innovación. Y también en el valor de las personas.
Y si llegaste hasta acá, te cuento algo más: esta nota fue escrita con ayuda de una Inteligencia Artificial. Pero la decisión de compartirla, el mensaje que lleva y el rumbo que propone... eso sí es 100 % humano.
*Gabriela Lizana, diputada provincial y referente de los productores del Este de Mendoza