Fue abusado, estuvo en la cárcel, su empresa quebró y hoy es coach de deportistas: "Soy el loco de la paz”
Cambiar la actitud, la forma de pensar y de encarar la vida no es una meta sencilla, pero para Juan Bautista Segonds fue necesaria. Después de haber sufrido por todo lo que le tocó vivir, el ahora coach de deportistas “hizo el click” y decidió tomar el control de su camino. Dejó de “encarar el papel de víctima” y se reinventó hasta vivir un presente en plenitud.
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“Aprendí a través del dolor, pero ahora sé que no es el único modo de aprender”, manifestó Segonds en una entrevista exclusiva para MDZ. En la charla, el también fundador de la ONG Rugby Sin Fronteras contó en detalle su historia de vida, repasando los golpes más bajos que tuvo que soportar, y enfatizó en cómo se convirtió en “el loco de la paz”.
Con una motivación clara y el objetivo de unir al país a través del despertar de consciencia, el coach holístico supo crear su mejor versión. Desde que cambió su forma de ver la vida, el exjugador de rugby supo liderar equipos y compartir ese conocimiento como entrenador holístico al equipo argentino campeón de Copa Davis. Además, llevó adelante el Programa Valores en la Asociación Argentina de Tenis; escribió dos libros y estuvo a cargo de dos charlas TED. “Mi vida hoy es un paraíso, pero pasé un profundo infierno”, aseguró Segonds.
- Para comenzar quería que me contaras tu recorrido hasta ser quien sos hoy. Solés decir que viviste como 60 vidas en una vida; pasaste de ser entrenador de rugby, de tener empresas hasta, actualmente, ser coach holístico. ¿Cuándo decidiste tener el control de tu vida?
- Soy coach holístico. Holístico significa tomar algo como un todo. No tengo un título, pero lo cierto es que hablo desde la sapiencia. La sapiencia es cuando alguien aprende a través de la experiencia. En mi caso, aprendí a través del dolor. Bienvenido el dolor en mi vida, pero ahora sé que no es el único modo de aprender. Ya no aprendo más del dolor. Ahora aprendo de esa creación que hago de un mundo fantástico donde vivo plenamente feliz, totalmente enamorado de mi mujer Anita y de mi vida. Mi vida hoy es un paraíso. Pero pasé por un profundo infierno.
Fui abusado a los 10 años por mi profesor de básquet. A los 21 años mataron a mi mejor amigo al lado mío a la salida de una cancha de fútbol y nos metieron presos a todos, menos al que lo mató adelante de 300 personas. Conocí lo que es la impunidad y el camino difícil, porque el camino fácil era la venganza; podría ser un loco asesino, y hoy soy el “loco de la paz”.
Desde los 14 años soy emprendedor. Me fundí tres veces en mi bendito país. En 2001 tenía una estructura de 250 empleados propios, trabajaba para las telefónicas. Fundirse es un título donde hay una puerta con muchísimas “subpuertas” que implica quedar inhibido con deudas, con juicios. Estuve literalmente dos veces con la escopeta en la boca y, gracias a Dios, no pude tomar la decisión.
Me reinventé y monté otra fábrica de máquinas agrícolas. Mi papá inventó una pesadora (balanza) de cereales de flujo continuo, así que para esa fábrica conseguí un inversor, pedí plata prestada por todos lados y presentamos una máquina única en el mundo el 6 de marzo del 2008, en el Expo Agro de Ámsterdam. Fue una revolución. A los cinco días salió la famosa (resolución) 125 contra el campo, así que me fundí por tercera vez en mi vida en enero del 2009.
He vivido como 60 o 70 vidas de un europeo seguro, de un argentino no sé, porque muchos argentinos vivimos muchísimas vidas.
De ahí fundé Rugby Sin Fronteras y empecé a tener aliados en mi vida. Los pájaros nos juntamos por el modo de volar, decimos. Y uno de mis aliados incondicionales es Gustavo Zerbino, que es sobreviviente de los Andes, como muchos otros amigos de la vida que me llevaron, a través de la sapiencia, a trabajar con equipos. Jugué 30 años al Rugby y aprendí a poder colaborar desde una intuición distinta.
El 10 de junio del 2012 me morí literalmente, tuve una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) y desde ahí todo empezó a fluir.
Hoy soy un ser espiritual viviendo esta experiencia humana, llevando a cada lugar por el que paso un conocimiento, un despertar de conciencia, e invitando a recordar o “re-acordar” lo que querés hacer con tu vida, que eso es básicamente lo que hago.
- ¿Qué sería el despertar de conciencia del que hablás?
- Esto es individual y opcional, no es que a todos nos va a pasar. Siempre digo que a la gente no se le puede dar sed; vos le podés dar agua, pero no le podés dar sed. Somos 8.000 millones de seres humanos, pero somos todos distintos. Yo creo, y yo aplico en mi vida, que la llave que me sacó de mi laberinto no es la que te va a sacar a vos de tu laberinto. Yo no creo que todos necesitemos la misma alimentación, la misma educación, el mismo sistema de salud. Cada uno es único e irrepetible.
Entonces, yo descubrí que el manual de instrucciones que me habían dado de este cuerpo no era el correcto. Es como si este cuerpo fuese una computadora y me dieron el manual de instrucciones de una heladera. Donde los síntomas hay que bloquearlos y no interpretarlos: “No importa por qué te pasó esto, tomate esto”. Entonces, empecé un camino de autoconocimiento.
Yo creo que el despertar de conciencia es cuando vos tomás una decisión clave en tu vida, que es dificilísima porque es cuando dejás de culpar a todo el resto de lo que te pasa y empezás a entender que sos creador de tu realidad, que es subjetiva. Yo creo mi realidad subjetiva, mi mundo interior es la causa y mi mundo exterior es el efecto.
Lo que parece un buen negocio al principio -que culpa del gobierno no te va bien, que culpa de este otro te va mal-, termina siendo el peor negocio porque te debilita, te quita poder.
Yo no sé ni quiénes son los funcionarios políticos. Hice un video en el 2024 que decía: “Estoy muy contento porque hay un balotaje en mi país y si gana uno de esos candidatos que tiene muchas chances, el 2024 va a ser el mejor año de mi vida. Si gana el otro que tiene muchas chances también, el 2024 va a ser el mejor año de mi vida. Y fue el mejor año de mi vida hasta este 2025, que va a ser mucho mejor.
El despertar de conciencia es cuando uno se empodera, cuando descubre quién es, qué es y todo el poder que tenemos. Y, a partir de ahí, empieza a crear su realidad como la quiera crear. Y mi realidad hoy es subjetiva, pero es mágica, es maravillosa.
- Implica mucho trabajo dejar de victimizarse o de poner la responsabilidad en el otro porque es lo que, de alguna forma, uno ha aprendido; como vos decís, es el camino más fácil. ¿Qué hiciste para empezar a “empoderarte”? ¿Cómo fue tu trabajo?
- Te voy a decir algo que a mí me transformó. Primero, me sentaba muy bien en el rol de víctima. Te imaginás, con mis padres separados, abusado; yo contaba todo y el universo me daba más para encarnar mi rol de víctima perfecto. Cuando uno tiene una motivación, -la motivación es un motivo para pasar a la acción- es lo que te hace honrar la vida. Un día tiene 86.400 segundos y yo, la verdad, vivía como inmortal, esperando que el tiempo pasara rápido.
La muerte de mi amigo, la muerte de mi papá, que se acostó a dormir a los 64 años y murió, me hizo aprender a los golpes que hoy puede ser mi último día. Hay un proverbio tibetano que dice: “Hoy es un buen día para morir”, y yo lo digo todos los días. Si hoy me pasara, quédense tranquilos porque vivo pleno, al día, no tengo pendientes. También es el mejor día para vivir. Honro cada segundo de mi vida. Cada pensamiento que entra a mi cabeza -60.000 pensamientos procesamos por día - lo elijo, porque si tengo uno malo no puedo tener uno bueno. No va a salir una palabra de mi boca que no inspire, que no ilumine; voy a dejar huella y no cicatriz.
Son decisiones de autoobservación. Y mi motivación es honrar a mis ancestros. Mi bisabuelo se vino escapando de la guerra en un barco; se comió medio cinturón en el barco para no morirse de hambre; llegó a este bendito país; trabajó durante dos o tres años en el ferrocarril y le mandó una carta a mi bisabuela con la plata para el pasaje, con una promesa de amor. La promesa de amor que le hizo mi bisabuelo a mi bisabuela fue: “En este país no vas a pasar hambre”. De esos bisabuelos salieron nueve hijos, entre ellos mi abuelo, y desde ahí salieron mis padres. Ninguno de ellos se tomó un solo día de vacaciones nunca; trabajaron toda su vida. No pudieron disfrutar todo el esfuerzo. No tuvieron opciones. Yo hoy honro ese esfuerzo. Cada día le mando selfies al universo diciendo: “Mirá lo que hago con tu esfuerzo abuelo, abuela. Mirá lo que hago con tu esfuerzo viejito, viejita”.
Siempre pienso que hoy voy a vivir este día amando profundamente este país. Mi objetivo es unir al país, al país despierto, al país consciente -lo voy a lograr; no sé cuánto tiempo me va a llevar- y honrar desde mi metro cuadrado ese esfuerzo y a la verdadera Argentina: noble, resiliente, de trabajo, que no es este ser experimental que vemos todo el tiempo en los medios. Esos seres experimentales no nos representan, por más que tengan el título de representante, por lo menos, a mí no me representan.
- En una de tus charlas TED hablás de la necesidad de cambiar la forma de pensar, de cambiar la mente que viene en modo automático y de evitar dejarse llevar por lo externo. ¿Cómo hacemos para cambiar ese chip?
- Claro, el entorno no controla mi mente; mi mente controla ese entorno. Hay dos charlas TED; una se llama “Solo cambié mi actitud y todo cambió” y tiene siete millones de reproducciones; y la otra charla, “La trampa del mono”, tiene mucha más información, es mucho más evolucionada y solo tiene tres mil reproducciones en seis meses. Quiero decir, por ahí no toda la humanidad está preparada para recibir un conocimiento tan profundo.
También hay dos libros. El primer libro es “Cómo transformar un grupo en un equipo” y el segundo es “Vivir en equipo”. Ahí hay mucha información de todo lo que estoy hablando.
Lo que, para mí, en un momento de mi vida, hizo el punto de inflexión fue entender… Si yo te pregunto a vos “¿cómo estás?” y vos me decís: “y, ¿cómo querés que esté, con paros, con la inflación?”. Eso significa que el mundo exterior es la causa y tu mundo interior es el efecto. Ahí yo no encontré solución, porque siempre va a haber caos. Lo que hice fue invertir ese algoritmo: mi mundo interior es la causa y mi mundo exterior es el efecto.
Antes de salir de mi casa, me ocupo de mi obra de empoderamiento con Anita. Primero, me levanto y no agarro el celular para empezar a chequear, porque eso ya es vivir en estado de carencia. La carencia y la abundancia están en nuestra mente. Vos podés ser millonario y te levantás pensando en lo que tenés que hacer y vivís en estado de carencia; o podés no tener nada y te levantás viendo todo lo que tenés, al menos la vida, y ahí vivís en estado de abundancia. Entonces yo, primero, hoy no me bajé de la cama hasta que dije unas 60 veces gracias por todo. Después de eso hago yoga, medito; me lleno de energía.
Somos energía y la energía vibra en frecuencia. Según la tabla de la conciencia del Dr. David Hopkins, la frecuencia más baja que tenemos como fuente de energía que somos es la emoción de la vergüenza, que vibra en 20; después de la vergüenza vibra la culpa en 30; después, la apatía; después, el miedo. Fíjense si no les resuena esto de la vergüenza y la culpa; estamos buscando culpables todo el tiempo. En nuestro adoctrinamiento por culpa, no tenés energía, no podés hacer ningún cambio en tu vida. De 200 para arriba es el poder; la aceptación vibra en 340; la alegría y la gratitud vibran 540. Yo vivo vibrando en energías altas y eso es el poder que hace que cada día me vaya mejor en todo, que por resonancia atraiga los ámbitos donde tengo que estar.
No voy a los medios, vengo acá porque sé lo que ustedes hacen, pero este no es un mensaje para los medios de “infoxicación”. Es para determinados medios donde la gente realmente pueda tomar el protagonismo de su vida. Todos tenemos las posibilidades, porque yo la verdad que no sé cuántas veces arranqué de muy abajo, me reinventé. Y hoy bendigo todo ese pasado, celebro este presente, y voy a honrar el futuro si es que existe o existiera, porque lo único que existe es este eterno presente; y en este eterno presente cada uno elige la línea de vida que queremos vivir y en mi línea de tiempo es todo virtuoso, que no significa que no tenga problemas. Pero, para mí, los problemas son parte de la solución; para mí un problema es cuando tenés un familiar enfermo, cuando perdiste la salud y cuando no tenés para comer; las demás son situaciones a resolver. Todos los días me aparecen situaciones a resolver como a todos. Los pongo en un estadio de que es parte de la vida; las cosas van a ser difíciles y, sobre todo, en el mundo en el que estamos, pero estamos re preparados. A los buenos jugadores nos gustan los partidos difíciles.
En el año ‘94 jugué en el Seven de Punta del Este contra los All Blacks. En ese partido me ganaron; yo salí de la cancha y no podía correr una pelota; había dejado todo lo que tenía. Ellos jugaron mejor que nosotros, nos ganaron. Esa es una opción. La otra opción es que vos pierdas, y vos perdés cuando estás en tu peor versión, cuando vivís lleno de quejas, excusas; todo el tiempo tu vida es una explicación de esa pobre vida que tenés, que la creas vos, por las decisiones que tomás.
- ¿Cuáles son las claves que llevás a los grupos de rugby y de tenis a los que “coacheas” (entrenás)? ¿Cómo se aplica el liderazgo para sacar adelante al equipo?
- Nosotros tenemos un programa que se llama “Transformar grupos en equipos”, y es de empoderamiento holístico de líderes. El empoderamiento al líder es sobre el cuerpo físico, psicológico, emocional, energético y espiritual. Hablamos mucho de equipos, pero la mayoría son grupos. Lo primero que percibimos es si la energía fluye o si está estancada, y si hay líderes o hay jefes. El jefe baja órdenes y es distante; el líder, en cambio, es cercano, humilde, una persona con la que se puede dialogar y que utiliza el liderazgo como una oportunidad de servir. Entonces empezamos a ver los 100 detalles que hay que corregir para que el grupo se transforme en un equipo.
En la mayoría de las empresas y los equipos deportivos que intervenimos, el 60% o 70% de la energía que se consume, se consume en las luchas internas, o sea, todos están enfrentados con el otro. Lo que hacemos es, primero, un diagnóstico, después un acompañamiento holístico de todo lo que hay que ajustar, que son 100 detalles, es un todo, y de ahí, se busca lograr la plataforma, que es la humildad.
En la Copa Davis una de las primeras reglas de oro que pusimos era dejar los lugares en mejores o iguales condiciones de cómo los habíamos encontrado. Eso significaba que limpiábamos el vestuario. Cuando ganamos la semifinal en Glasgow, contra Gran Bretaña, después de explotar el vestuario, porque fue una fiesta, dijimos “esto tiene que quedar impecable”. Trajimos palo de piso, escoba, trapos, baldes y estuvimos limpiando el vestuario durante media hora. Estoy hablando de Juan Martín del Potro, todos limpiando el vestuario.
Si querés hacer algo en tu vida que tenga éxito, en mi caso yo conozco un solo camino, que es una plataforma de coherencia: sentir, pensar, decir y hacer lo mismo. Entonces empezás a trabajar sobre aspectos muy simples, y ahí es donde el equipo se empieza a integrar. Lo mejor que le pasó a la selección argentina de fútbol en el 2022, fue que vivieron una pandemia, que tuvieron que estar 45 días todos juntos y se hicieron amigos; se rompieron esas distancias que había, por lo cual la energía no fluía.
Hoy vamos a empezar a ver mucho más la importancia de esto, de esa persona haciendo su mejor versión en pos del equipo.
Mi gran referente siempre fue Mandela, a quien lo estudié, lo honré. Le hicimos un tributo en Robben Island, donde estuvo preso. Yo creo que, cuando una persona se inspira, que es distinto a motivarse, es cuando tiene un propósito que lo va a trascender, que va a ir más allá del resultado, el resultado va a ser la consecuencia; hay que ocuparse del proceso.
- ¿Y cuál es tu propósito de vida actualmente?
- Mi propósito lo defino como inspirar a las personas a que puedan iluminar su vida. Viniste a brillar. Mi propósito es que puedan resignificar lo que hacen. Vos no sos periodista, vos tenés un medio de comunicación donde podés tocar vidas; eso es resignificar. Entonces, que resignifiquen lo que hacen y que le den un sentido que los trascienda, ese es mi propósito de vida. Quiero dejar huellas e iluminar.
Mi objetivo es unir al país, unir a Latinoamérica y cada día lo logro. Ayer tuve una conferencia de 250 personas, terminamos todos cantando el himno abrazados y en cada lugar donde voy hago eso. Hace cinco años que le estoy proponiendo a la AFA que antes de que juegue la Argentina un partido de fútbol, que la voz del estadio invite a todos los presentes a cantar el himno abrazados, y que el mundo vea a 84.000 personas abrazadas cantando el himno del país. Esa sería una acción, un gesto que nos trascendería.
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