El festejo de la Patrona de Argentina
El 8 de mayo, celebramos la fiesta de la Virgen de Luján, Patrona del pueblo argentino.
Una pequeña imagen que convoca las mayores manifestaciones de fe popular es venerada en el Santuario de Nuestra Señora de Luján, ubicado en la provincia de Buenos Aires. El culto a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján data del año 1630, cuando una imagen de la Inmaculada era transportada en una carreta desde Buenos Aires a Santiago del Estero. Poco después de pasar el Río Luján, se produce el hecho considerado milagroso que origina esta advocación, esa carreta no quiso moverse del lugar, la estancia de don Rosendo. La Virgen elegía esa tierra para mostrar desde allí especial atención al pueblo argentino.
El culto a la Virgen de Luján, ha sido un medio para demostrar la fe de generaciones
Muchos padres cristianos piden el bautismo para sus hijos en ese Santuario mariano, con lo cual manifiestan la fe en la acción maternal de María. En aquella época, cuando la imagen de la Virgen fue traída desde Brasil, un esclavo, al que llamaban el Negro Manuel dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído de África y vendido como esclavo en Brasil. Llego al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la embarcación en donde venía la imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo.
Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida al atención de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen. En Luján, puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a sus hijos que peregrinan con fe para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí, la Virgen, les da su consuelo de madre, como a San Juan Diego y les dice: “No se turbe tu corazón … ¿No estoy yo aquí, que
soy tu madre?".
Ella siempre elige a los más pequeños y débiles para acompañarla
Les da su fuerza para que la hagan conocida. Como en Fátima y en tantas otras apariciones. Desde la cruz, casi al final de su vida, Jesús le dice a San Juan: Aquí tienes a tu madre. Sabemos muy bien que, en el discípulo amado, estábamos representados todos, y que en todos y para todos se cumple lo que dice el mismo evangelio: el discípulo la recibió como suya. Podemos pensar que en Luján el discípulo es el pueblo argentino, que recibe a María como Madre muy especial. En Luján, la recibimos solo para nosotros, los argentinos.
Este 8 de mayo, celebremos la fiesta de La Virgen de Luján, Patrona de nuestro país.
Desde allí, María es nuestra Madre en las realidades concretas que vive nuestro país, que vivimos como pueblo. Realidades que tienen que ver con nuestra propia identidad como pueblo y que son diferentes a cualquier otro pueblo. Nuestra identidad es compleja y diversa, tiene sus luces y sus sombras… Nuestra Señora de Luján es Madre e Intercesora de todas esas características.
Así le puede dar sentido a las luces, puede ayudar a purificar las sombras, y, sobre todo, puede regalarnos la unidad como pueblo. Hoy pongamos en sus manos y bajo su manto todas nuestras alegrías, esperanzas, preocupaciones y tristezas, para que, por medio de su Hijo, haga nuevas todo lo que nos duele y preocupa. ¡Gracias Nuestra Señora de Luján, Madre del pueblo argentino!.
Somos todos tuyos, hoy y siempre.
* Fabiana Gómez Sabio, es comunicadora y docente