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La intimidad de la vendimia de mar en el corazón de la Costa Atlántica

"La industria del vino es muy virtuosa porque combina agricultura, industria, tecnología suma a la actividad turística y gastronómica", destacan funcionarios de General Pueyrredon.
Las uvas que se transformarán en vinos de influencia oceánica Foto: Diego Izquierdo
Las uvas que se transformarán en vinos de influencia oceánica Foto: Diego Izquierdo

Lejos de la montaña y cerca del mar, la expansión de las bodegas de la Provincia de Buenos Aires no deja de crecer y hay zonas muy fructíferas como General Pueyrredon, donde el gobierno municipal trabaja para el impulso del sector vitivinícola. 

El secretario de Desarrollo Local, Inversiones e Integración Público Privada, Fernando Muro, mostró su satisfacción "por el desarrollo de la vendimia en Mar del Plata" y agregó que "la industria del vino es muy virtuosa porque combina agricultura, industria, tecnología suma a la actividad turística y gastronómica". 

Actualmente se termina de delinear un programa que tiene como objetivo principal respaldar el crecimiento del sector vitivinícola local mediante acciones coordinadas entre el gobierno municipal y los productores locales.

El director general de Asuntos Agropecuarios, Pablo Nogues, afirmó que “la producción vitivinícola en nuestro partido hoy ya es una realidad, en los próximos años se verá ampliamente incrementada dando empleo e ingresos a la ciudad”.

A nivel local se distinguen los emprendimientos de Trapiche, en Chapadmalal, y de Castel Conegliano, en la zona conocida como El Boquerón, a 40 kilómetros de la ciudad, donde se vive la vendimia en todo su esplendor. . 

Costa y Pampa  comenzó una vendimia especial que coincide con el décimo aniversario de su instalación en el corazón de la Costa Atlántica, a media hora del centro de Mar del Plata y muy cerca de Miramar. 

Una veintena de trabajadores llegan al amanecer a la estancia Santa Isabel, desde el 26 de febrero pasado, para seleccionar las mejores uvas de chardonnay, pinot noir, sauvignon blanc, riesling, gewürztraminer, y albariño, entre otros. 

El enólogo mendocino Ezequiel Ortego es el encargado del proyecto ambicioso que creció a pasos agigantados y hoy exporta la mitad de la producción de sus vinos: siete varietales y dos espumosos, un extra brut y un brut rosé, disponibles en las cartas de los mejores restaurantes del país. 

La mayoría de los visitantes a la bodega, que también se convirtió en un atractivo turístico, proviene del área metropolitana de Buenos Aires y suelen viajar turistas extranjeros que prueban sus vinos en restaurantes capitalinos y quieren conocer cómo los hicieron. 

"Quisimos experimentar en algo que no se había hecho nunca en Argentina como los vinos de influencia oceánica porque en todo el mundo son muy buscados. Así ocurre en Francia con la champaña francesa, o en la producción de Auckland, en Nueva Zelanda, con características geográficas similares a Chapadmalal", explica el responsable de la bodega, bisnieto de uno de los antiguos encargados de la finca Rutini, en diálogo con MDZ. 

Ezequiel Ortego, el enólogo de Costa y Pampa - Foto: Diego Izquierdo

Así surgió el viñedo más bajo de la Argentina, a 35 metros sobre el nivel del mar, y a seis kilómetros de la costa, donde predominan los suelos arcillosos que funcionan como un "efecto de esponja" con el agua de las lluvias, incluso manejando su excedente. Para evitar el exceso de agua, se dispusieron las hileras de vides en orientación conforme a la circulación de viento predominante para contribuir a la evaporación. 

En la línea costera la velocidad del viento promedio es de 14 km/h, mientras que en la Patagonia es de 6 km/h, lo cual produce que las hojas se sacudan mucho y, en consecuencia, se desarrollen menos, repercutiendo en la uva. Esto hace que disminuya el rendimiento, observando un promedio de 6.000 kilos por hectárea, en comparación a la región de Cuyo que obtienen entre 8.000 y 12.000 kilos por hectárea.

Asimismo, al no recibir tantas horas de sol como ocurre en la zona cuyana, la velocidad tiene un efecto particular sobre la uva, que, al cerrarse para defenderse de las temperaturas bajas, permite que se preserve su acidez natural, y produce menos azúcar, haciendo que los vinos tengan una baja graduación alcohólica de entre 11.5% y 12.5% , convirtiéndolo, a diferencia de los de montaña, en vinos más frescos. 

También se caracterizan por la buena acidez y la delicadeza de sus aromas, lo que los hace un acompañamiento ideal de aperitivos como pescados y mariscos, comidas regionales tradicionales, que son las más buscadas por turistas que llegan a las localidades costeras.

No hay ningún tipo de riego artificial, en el primer viñedo secano de origen nacional. "Hubo que cambiar el chip", describe el enólogo, que tapizó de uvas el piso de la estancia Santa Isabel, que perteneció a la familia Martínez de Hoz y hoy manejan los herederos del productor cinematográfico Jorge Estrada Mora, quien murió en 2015.

Respecto a las lluvias, "en Mendoza llueve entre 120 y 200 milímetros al año y eso da lo que llovió acá en febrero, aunque allá tengan otros fenómenos como el Zonda. Pero cada región tiene sus características propias". Chapadmalal, a diferencia del clima de montaña, cuenta con un intenso régimen pluvial, un clima frío y húmedo, y una menor amplitud térmica, entregando vinos más frescos y delicados, de gran complejidad aromática y buen volumen.

La selección de las uvas, antes de que lleguen a las máquinas - Foto: Diego Izquierdo

Con guantes, tijeras y gorros, trabajadores de Mar del Plata, Otamendi, Miramar y Laguna y Sierra de los Padres, llegan entre las 5 y 6 de la mañana para llenar cajones de 20 kilos de uvas que luego pasarán por un segundo proceso de selección forma manual antes de pasar al procesamiento en máquinas. 

En la primer fase de proyecto, en 2009, desembarcaron en el lugar el enólogo Daniel Pi —tío de Ezequiel— junto con al ingeniero agrónomo Marcelo Belmonte, para ver las propiedades del suelo.

Para los desarrolladores fue una novedad experimentar con las distintas cepas y vieron cómo fallaron las proyecciones de malbec o cabernet sauvignon, por la intensidad de los vientos, en un camino donde se especializaron en la producción de vinos blancos de alta calidad y jerarquía. 

En la línea de Costa y Pampa los vinos más vendidos son pinot noir, chardonnay y sauvignon blanc, que son también los que más se producen. El año pasado, en octubre, hubo una helada grande que hizo perder el 65% de la producción y suspendió la cosecha de riesling, por ende disminuyó la cantidad de botellas que lanzaron al mercado. 

"Todas las añadas son distintas; todo el agua que reciben las vides es de lluvia y no tenemos control de su crecimiento. En Mendoza, por ejemplo, si hizo 10 días de calor y la planta está 'pachucha' abrís la canilla, pero acá no lo hacemos", sostiene el especialista. 

Es una de las primeras bodegas que se instaló en la Provincia de Buenos Aires y mantiene una afluencia de visitas guiadas en ascenso, donde se sumaron alternativas como un foodtruck, la posibilidad de hacer un picnic al aire libre o las degustaciones con chocolate. 

"Mi objetivo es seguir desarrollando esta zona y ponerla en el mapa vitivinícola mundial", concluye el enólogo, que recibió reconocimientos de los principales Master of Wine, como el británico Tim Atkins, quien eligió al albariño de Costa y Pampa (2021 y 2022) como el mejor del país, y elogió el crecimiento de la bodega del Grupo Peñaflor.

En tanto, Castel Conegliano se especializa en la uva Prosecco, también conocida como Glera, que "es una variedad altamente productiva y de maduración tardía con una alta acidez y un paladar bastante neutro, por lo que es ideal para la producción de vino espumoso". Aunque en algunas ocasiones se utilice para elaborar vinos "tranquilos", el perfil aromático de esta cepa, se caracteriza por las notas de melocotones blancos, resultando un vino de cuerpo ligero y bajo en alcohol, refrescante e ideal como aperitivo en el verano.

Los creadores de esos vinos valoran que hay condiciones ambientales únicas, al encontrarse "dentro de la única porción del país con clima oceánico". 

En Los Pinos, una localidad del partido de Balcarce, el enólogo Juan Pablo Michelini, comenzó a experimentar con distintas uvas para una producción que verá la luz en al menos tres años, con plantaciones de albariño, nebiolo, pinot noir y chardonnay. 

También en Balcarce la bodega Puerta del Abra, perteneciente al empresario Jorge Pérez Companc, emprendió un proyecto de vinos de alta gama. El riesling es una variedad que madura lentamente logrando una "muy buena complejidad aromática". Fue por iniciativa del titular de este proyecto que la ciudad fue incluida como Indicación Geográfica (IG).

La IG Balcarce se suma así a las otras dos IG que posee la provincia, Chapadmalal y Villa Ventana, donde se encuentran, entre las sierras, en el Abra del Hinojo, los viñedos "Ita Malal" que elaboran desde 2010 cepas blancas (Chardonnay y Sauvignon Blanc), y tintas (Merlot y Cabernet Sauvignon).

Cordón Blanco es una empresa familiar que comenzó en 2008, en Tandil, en la finca "La Elena", al oeste de la ciudad, donde comenzaron a producir Sauvignon Blanc. Y luego continuaron en otros viñedos en la zona de "Don Bosco", al sur, donde continuaron con las variedades Merlot, Syrah y Semillón.