DÍA DE LA MUJER

Los motivos por los que el feminismo perdió fuerza en las calles

Hay miradas encontradas respecto a la actualidad del movimiento social que aboga por los derechos de las mujeres y disidencias. Qué dicen las sociólogas y cómo lo vive la gente.

Agustina Castro
Agustina Castro viernes, 8 de marzo de 2024 · 18:13 hs
Los motivos por los que el feminismo perdió fuerza en las calles
Cada 8 de marzo, miles de mujeres se manifiestan a nivel internacional Foto: Santiago Tagua

El femicidio de Chiara Páez, el 10 de mayo de 2015, estando embarazada y con nada más que 14 años de edad, desató la furia, el dolor y la movilización en nuestro país. A menos de un mes de su fallecimiento, en manos de su novio Manuel Mansilla, estalla el movimiento “Ni Una Menos”, por el caso de Chiara. Este colectivo convocó a una manifestación masiva en toda la Argentina, reclamando justicia por ella y por todas. “Nos están matando a todas”, escribió la periodista Marcela Ojeda en Twitter, y miles de mujeres replicaron el mensaje, en búsqueda de visibilidad de la problemática, y el accionar de las autoridades correspondientes.

Desde ese momento, cada 3 de junio Ni Una Menos convoca a una marcha en todo el país, adhiriendo otra fecha de lucha a la histórica movilización del 8 de marzo, que se replica simultáneamente a nivel internacional. La población argentina se vio atravesada por la necesidad de salir a la calle en búsqueda del cese de la violencia, sobre todo cada vez que se daba a conocer un nuevo, y lamentable, femicidio; pero, también, comenzaron los reclamos en casos de violencia simbólica. Así fue que, además, surgieron los escraches y todo tipo de cuestionamiento a actitudes repudiables por parte de los hombres que, de alguna forma, seguían ejerciendo el machismo a nivel estructural en la sociedad.

La ola de los feminismos argentinos, a partir del 2015, fue creciendo y poniendo debates sobre la mesa que hasta entonces estaban cajoneados. La Educación Sexual Integral, que había sido sancionada como la Ley 26150 en 2006, volvió a ser tema de discusión, con los movimientos feministas intentando convencer a la sociedad de que todas las personas tienen el derecho en informarse en cuanto a la salud sexual, con el fin de dar el conocimiento crucial para decidir y para saber cómo detectar abusos, sobre todo en la infancia.

En 2015, el movimiento se despertó por el hartazgo de los repetidos casos de violencia de género. Foto: Archivo MDZ

En 2018, gran parte del feminismo se abocó a una nueva meta: conseguir que el debate por la Despenalización y la Legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo formara parte de la agenda parlamentaria del gobierno del entonces presidente Mauricio Macri. Por primera vez en la historia del país, el proyecto llegó y fue aprobado por la Cámara de Diputados de la Nación, pero no tuvo la misma suerte en la Cámara de Senadores. Dos años más tarde, y con Alberto Fernández en la presidencia, volvieron a enviar el proyecto de Ley al Congreso. El 29 de diciembre de 2020, el Senado aprobó la Ley de IVE con 38 votos a favor y 29 en contra, siendo una jornada histórica para el movimiento feminista en el país, que celebraba un derecho reivindicado.

Antes, durante y después del debate había surgido una diferencia interna que, de alguna forma, empezó a dividir el movimiento. La “marea verde”, impulsada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, apostaba a la legalización de la Ley 27.610 con el lema de “Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Por el otro lado, las personas que no compartían esa lucha, pero sí reclamaban por la igualdad y por el cese de la violencia de género, se organizaron para reaccionar en su contra, cargando con un pañuelo celeste en símbolo “Salvar las dos vidas” -la de la persona gestante y el bebé que lleva en su vientre-.

Hasta entonces, los movimientos feministas habían logrado un alcance, una comunidad, la conquista de derechos, el planteamiento de nuevos paradigmas, y un sinfín de debates para construir una sociedad carente de violencia de género, con la igualdad como premisa. Pero, tras el debate del aborto, que se dio en plena pandemia por el Coronavirus, de alguna forma el colectivo comenzó a perder fuerza, a debilitarse o a dividirse. La convocatoria a las manifestaciones seguía vigente, los encuentros y los proyectos, también, sobre todo, propuestos por las organizaciones. Sin embargo, paulatinamente, menos mujeres y disidencias decidían marchar o se pronunciarse en los pedidos de justicia como lo hacían antes, o plantarse ante las evidentes desigualdades.

Las posibles causas del debilitamiento del movimiento feminista en la actualidad

Las mujeres, en muchos casos, aseguran que comparten la lucha, la apoyan y siguen reclamando por la reivindicación de derechos, que actualmente pueden estar en peligro, tras años de trabajo colectivo. Aun así, hay un cansancio que las atraviesa, luego de haber estado en las calles con tanta energía; un cansancio que, en ocasiones, llega por ser señaladas todo el tiempo como supuestas culpables o responsables de hechos que ni siquiera cometieron. “¿Dónde está el feminismo?”, se repite en las redes sociales cuando ocurre un hecho policial, que pocas veces tiene que ver con el feminismo. Asimismo, las distintas miradas dentro del movimiento, provocó una división interna que debilitó la premisa inicial de actuar en contra de la violencia de género.  

La Campaña por el Aborto Legal fue la última de mayor convocatoria en el país. Foto: Archivo

“Creo que hay procesos de movilización de flujo y reflujo que son claras. Creo que hay un hecho que un acontecimiento que ha cambiado las condiciones del quehacer político colectivo, que es la pandemia. Después de la pandemia, no hubo revitalización de las movilizaciones”, reflexionó María Pía López, socióloga que forma parte de Ni Una Menos, y profundizó: “Se conjugó con el modo en que la institucionalidad gubernamental tomó la cuestión de la legalización del aborto, pero también de la agenda feminista, construyendo ministerios. Esa construcción, por un lado, establecía ciertos pisos de regulación de aplicación de políticas, pero, por otro lado, también produjo una especie de retirada de esfuerzos desde el campo de las movilizaciones sociales y las militancias políticas hacia la creación institucional”.

Además, la socióloga puntualiza en que otro detonante de la desconcentración del feminismo puede estar relacionada con “la dificultad de interrumpir la tendencia a construir los feminismos en relación a la agenda recortada. Cada vez que crecen los feminismos, lo hacen haciéndose cargo de otras agendas irrumpiendo y tomando otros temas no corresponden”.

Por su parte, Belén Méndez, filósofa y militante de Zona Igualdad, observa que sí hay mucha menos gente en las movilizaciones, en comparación con años como el 2018. “Hay algo post pandémico que nos desmovilizó mucho. No tener una consigna que nos una y que genere consenso, puede tener que ver. También hay un componente relacionado con la violencia estructural. Todos los gobiernos están eligiendo como chivo expiatorio a la militancia, y sobre todo a la militancia feminista, joven, LGBT”, fue su análisis.

De igual modo, la situación económica es señalada, por la filósofa, como otra de las causas que podría haber influido en la posición actual del feminismo. “Si lo pensamos, en 2015, las posibilidades socioeconómicas de las feministas eran distintas. Cuando uno no tiene que estar todo el día laburando y quemade, hasta el punto de que no puede más, casi no se puede ir a movilizar. La militancia necesita que una tenga tiempo y poder pensar en estas cosas”, sostuvo.

Las mujeres autoconvocadas, que en su momento se hicieron presentes en las manifestaciones, esta vez prefieren acompañar desde lejos, publicando en redes sociales, por ejemplo. “Había muchas feministas autoconvocadas en estas marchas. Ahora, las feministas que seguimos militando somos personas que nos identificamos como activistas. En cambio, quienes fueron autoconvocadas no se sienten movilizadas”, reconoció Belén.

Finalmente, la filósofa y militante de Zona Igualdad no cree que el movimiento tenga que resurgir, puesto que sigue existiendo, aunque “ha perdido terreno”. “Creo que, justamente, en los discursos de odio que estamos viendo, se reflejan que estamos -los feminismos- en todos lados”, explica Méndez, citando a la autora Sarah Ahmed, quien en su libro La política cultural de las emociones (2004), dice que “los discursos de odio funcionan porque hay una amenaza que se percibe”. Son discursos que surgen a modo de reacción de lo alcanzado por el movimiento, según la profesional.

Qué piensan las mujeres sobre el feminismo actual

En las calles, las opiniones son diversas. Las mujeres consultadas por MDZ hablaron, en su mayoría, en apoyo a la lucha feminista, aunque puntualizando la necesidad de seguir reivindicando derechos e igualdad de género, y dejando atrás su fusión con las causas político-partidarias. “Hay que trabajar por los derechos de todas las mujeres, de todos los países, todos los días. No es que estoy en una vereda, ni feminista ni anti hombres, pero hay que ver que hay muchas mujeres que padecen mucho sufrimiento, muchas son tratadas de forma muy distintas en sus trabajos y todo por ser mujeres. Yo creo que hoy es un poquito más visible, pero falta mucho”, señaló una joven.

“Yo creo que los últimos años se politizó mucho por las elecciones. Y creo que la gente, en la cotidianidad, sabe que no es así, que cuando se los necesita realmente no están. Que sí se necesita más fuerza para las mujeres que realmente la están pasando mal, la gente que sufre de violencia de género. Yo estoy en una ONG y veo un montón de casos de gente que lo está pasando mal, mujeres con hijos”, compartió una joven activista.

Hay quienes aseguraron que el movimiento no perdió fuerza a partir de todo lo que alcanzó, como reconoce una mujer al decir: “Estoy a favor de todos los derechos ganados de la mujer. No creo que el movimiento haya perdido fuerza. Al contrario, ha ganado mucho. Te puedo hablar de las leyes, como la ley del aborto, la ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. De repente podemos hacer oficios que eran propios de los hombres”.

No faltaron los testimonios de las mujeres que siempre fueron fuertes, plantándose frente a la sociedad sin miedos ni estigmas, que creen que el feminismo, y la conmemoración del día de la mujer, puede estar de más, como expresó una señora jubilada: “Para mí el movimiento ha crecido en demasía. Las mujeres tenemos que ganarnos nuestro lugar por mérito, no por ser mujer. La mujer tiene su valor por sí mismo y tiene que tener su valor en la sociedad por lo que es, por lo que por los méritos que tiene, no por ser mujer o varón. Yo soy profesional jubilada, naturalmente, y ejercí toda mi vida. Jamás, jamás sentí una discriminación por ser mujer. Iba a asambleas, presidía las asambleas. Hay que saber imponerse con el valor que uno puede tener en los distintos ámbitos en los que está dedicada”.

“Creo que cada vez la mujer está más empoderada, y se tienen más en cuenta sus derechos, se lucha más cada día por eso. Más información y más encuentros hacen falta para que llegue a otras personas. Creo que hay cosas que se ganaron para la mujer y hay otras cosas que siguen siendo igual en lo laboral. Para mí hay muchas cosas que todavía hay que cambiar. Hay derechos ganados que tienen que respetarse”, manifestó una mujer que salía de trabajar y que considera que aún falta camino por recorrer.

"El Ni Una Menos me acompañó sólo al principio. Cuando manifesté mi ideología, no tuve más contacto. Más que nada cuando participé en el tratamiento de la Ley de aborto y fui a exponer a ambas Cámaras; fue un quiebre. Pero la realidad es que no importa si tu pañuelo es verde o celeste, la violencia nos atraviesa a todas por igual y tenemos que estar juntas laburando por ese bien común, cosa de no volver a invisibilizar a la mujer como en muchos casos se pretende. A veces el 8M se va desvirtuando. Todas las luchas son válidas, pero se pierde un poco el hilo después", confió Verónica Camargo, madre de Chiara Páez, a la periodista Victoria Urruspuru en diálogo con MDZ.

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