Opinión

El fin de la educación: la perfección de las potencias humanas

El fin de la educación es lograr que la plenitud del ser humano, especialmente nuestros niños y jóvenes, se vea plasmada en un proyecto de vida.

Elizabeth Kloster lunes, 12 de febrero de 2024 · 07:57 hs
El fin de la educación: la perfección de las potencias humanas
La educación es una sola y tiene la potencia de ser transformadora. Foto: MDZ

Más allá de las modalidades y niveles, la educación es una sola y tiene la potencia de ser transformadora. Es el resultado de un proceso, que tiene como fin la plenitud del hombre; plenitud plasmada en el logro de un proyecto de vida. Esto se relaciona con el liderazgo sobre sí mismo, con la capacidad de que los alumnos puedan ver sus fortalezas, debilidades, introyectar valores y lograr el autoconocimiento a través de procesos de introspección y gestión de las emociones. Concordando con Fernando Grosso, los auténticos líderes son lo que hacen que otros se vuelvan lideres; no son aquellos que logran  seguidores.

Una educación que forme líderes

Alumnos capaces de diseñar y poner en marcha un proyecto de vida, formando la voluntad (generadora de hábitos), estimulando la creatividad para poder innovar y adaptarse a un mundo cambiante, alumnos con posibilidad de avanzar en el pensamiento crítico y que puedan ponerlo en práctica en la vida cotidiana. Alumnos capaces de actos heroicos, como dice Lowney, heroísmo entendido como pasión y búsqueda de la excelencia. 

Una educación que forme líderes.
Foto: MDZ.

Educación de calidad que conduzca y promueva

El concepto de conducción se opone al concepto de despliegue espontaneo, porque la conducción le imprime una dirección al
movimiento. Promover es orientar de un modo intencional y añade, al concepto de conducción, la idea de ascenso o elevación.

Entonces:

  • ¿Hacia dónde conducimos a nuestros niños y jóvenes?.
  • ¿Realmente la educación actual persigue la promoción, la elevación a mejores modos de vida en los alumnos?.
  • ¿Qué lugar ocupa la educación en la agenda de las políticas públicas?.
  • ¿Es prioridad para los gobiernos de turno?.
  • ¿Contamos con un proyecto a largo plazo que esté por encima de lo político partidario?.

Estos interrogantes cobran su verdadera dimensión cuando logramos comprender que la educación es la herramienta para transformar el mundo. Creo que es el momento de producir cambios significativos en el sistema educativo de nuestro país, porque cuando hablamos de niños y jóvenes, debemos ocuparnos de su presente, para que tengan futuro. 

El fin de la educación es lograr la plenitud del ser humano, plasmada en un proyecto de vida.

Elizabeth Kloster.

* Elizabeth Kloster. Profesora de Filosofía, Pedagogía y Psicología. Diplomado en Antropología Cristiana. Licenciatura en Gestión de las Instituciones Educativas.

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