Saporiti y Gailhac: la historia de dos médicos mendocinos que dejaron huella
Médicos, políticos y preocupados por la realidad social. La historia de dos médicos que dejaron su huella en Mendoza.
El doctor Carlos Saporiti tuvo una amplia trayectoria social y política. Fue intendente departamental de Rivadavia en dos oportunidades (1931 y 1943), concejal y diputado provincial por el Partido Demócrata. Contaba con una marcada vocación por la lectura, lo que lo llevó a ser un incondicional colaborador, mecenas y conductor de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia (fundada en 1915) durante décadas. Además, fue un activo dirigente deportivo ocupando cargos de conducción en innumerables entidades deportivas provinciales y municipales.
Como funcionario público participó activamente en la urbanización de barrios populares que empezaban a emerger en las zonas rurales. Acompañado por una emprendedora generación de dirigente desarrollaron un plan de saneamiento que comprendía la instalación de cloacas y agua potable en distritos de Rivadavia. El programa determinaba además la creación de salas de primeros auxilios en los centros rurales, lo que le permitió conjugar sus dos vocaciones: la medicina y la política.
El crecimiento poblacional del departamento durante la década del '30 (Rivadavia triplicó su población en tres décadas) hizo imprescindible la creación del "Dispensario de Salud en la Municipalidad de Rivadavia". Se creará una comisión "Pro - Hospital de Rivadavia" presidida por Saporiti, quien junto a la acción de las fuerzas vivas y con la colaboración del gobierno de la provincia, lograran la donación de un terreno para la edificación de la Sala de Primeros Auxilios, donde posteriormente se construirá el actual Hospital.
Por ese tiempo Saporiti fue elegido diputado provincial, y a través de un proyecto consiguió una partida de fondos que se sumaría a la previa donación por parte de la Comisión Protectora de la Sala de Primeros Auxilios, integrada entre otros por: Marcial Pérez, Bautista Aristegui y Luis Tagliaferri, del terreno donde funcionaba la sala de primeros auxilios. Fue así entonces que con el dinero conseguido por Saporiti se compraron los terrenos lindantes pertenecientes a Elcira Reyes Rivarola haciendo más extenso el predio de futuro hospital. Por ende, aquella construcción iniciada en 1934 concluirá el 20 de febrero de 1937 cuando se inauguró el Hospital de Rivadavia con 20 camas y un consultorio externo.
El primer director del hospital fue el distinguido Dr. Andrés Arnut. La planta médica del tiempo fundacional solo contaba con tres facultativos: el Dr. Arnaldo Castillo, Carlos Galletti y el propio Dr. Saporiti. Luego se incorporaría el Dr. Carlos Gusberti y algunos pocos enfermeros que durante un tiempo cumplieron funciones ad honorem.
Un mérito de Saporiti fue la capacidad de articular con distintos sectores de la producción y el asociacionismo, pero además con personas que sostenían posiciones ideológicas claramente opuestas. Saporiti era en ese entonces un dirigente del Partido Demócrata, pero en todos sus emprendimientos no dudó en incorporar a personalidades competentes y honestas, más allá de su filiación radical, lencinista, socialista o peronista.
Para continuar con esta historia paralela en la vida de Saporiti y el hospital, expresaremos que entre los años 1939 y 1945, la Asociación San Roque, grupo mayoritariamente relacionado con la colectividad italiana, donó un edificio en el cual funcionarían la cocina, lavandería, planchado, costura, despensa, deposito, morgue y el dormitorio de chóferes. De esta manera quedó desocupado un espacio que se transformó en “sala de niños”, cuyo primer jefe fue el Dr. Helio Suttora. El nosocomio siguió creciendo cuando se inauguró el servicio de Odontología, bajo la jefatura del Dr. Basilio Liberal.
Corría 1970, cuando el entonces director del hospital Dr. Jorge Ruiz Lamena decidió, previa consulta, proponer el nombre de "Dr. Carlos F. Saporiti" en homenaje al primer director del nosocomio que había fallecido un año antes.
Elías Gailhac
Héctor Gailhac se radicó en Las Heras a principios de 1930, unos años después de graduarse como médico. Marcado fuertemente por una triste situación familiar, desde estudiante de la Universidad de Buenos Aires su mirada siempre giró sobre la atención a los adultos mayores.
Otra coincidencia con la historia de algunos médicos ya presentada en esta columna, fue que también como estudiante afloró su vocación social y política militando activamente en agrupaciones universitarias.
Con la ayuda del Departamento de Seguridad e Higiene que dependía del Ministerio del Interior, instaló una Sala de Primeros Auxilios en el distrito de El Algarrobal. Esta sala estuvo ubicada frente al actual hospital. Debemos de considerar que hasta ese momento no existía un Ministerio de Salud Nacional. La autoridad máxima nacional en materia de salud residía por ese entonces en el Departamento de Salud Pública de la Nación (organismo creado a partir del proyecto de Juan J. Capurro, siendo su primer director en tiempos de la gestión de Yrigoyen). Como dato histórico debemos resaltar que el último acto de Yrigoyen ante del su derrocamiento fue presentar ante la legislatura nacional la creación del Ministerio de Salud.
Volviendo al Dr. Gailhac, quien continuó al frente de la sala durante años, manifestaremos que en 1947 se inaugurará una nueva y amplia instalación, con la idea de proyectar también la creación de la maternidad. El paso de los años hizo que el Hospital Gailhac, pasará a ser el nosocomio que albergara a los enfermos crónicos.
Luego pasará a denominarse Hospital Geriátrico, continuando con esa modalidad como en su primer momento lo imaginó Héctor Elías Gailhac.