Opinión

Nivel inicial: el tiempo es ahora, cuando todavía estamos a tiempo

El nivel inicial se constituye en el espacio privilegiado para que los niños desarrollen habilidades humanas esenciales y trascendentes.

María Constanza Llambí domingo, 3 de noviembre de 2024 · 07:13 hs
Nivel inicial: el tiempo es ahora, cuando todavía estamos a tiempo
El acceso desde los primeros años al nivel inicial brinda mayores oportunidades para que desarrollen esas potencialidades que ya poseen. Foto: Archivo MDZ

En varios ámbitos escuchamos que durante los primeros años de vida se constituye la subjetividad de la persona. Pero ¿qué significa esta afirmación? Etimológicamente, la palabra subjetividad proviene de “sujeto”, utilizada para referirse a algo que está vinculado con algo. A través de una trama de vínculos culturales, sociales, afectivos, emocionales y espirituales, se sientan las bases de la personalidad, cimientos del joven y adulto del mañana. En palabras de Karl Rahner, reconocido teólogo alemán del siglo XX, la infancia es el origen del hombre que será. 

Estos son los cimientos sobre los que la persona irá transitando las distintas etapas de su vida. Son los pilares que se constituyen a través del conjunto de percepciones, valoraciones, conceptualizaciones y creencias que serán propias de su manera de ser y estar en el mundo; que tendrán un impacto duradero para toda su vida. Y entonces nos preguntamos, ¿de qué manera se fundan esos pilares, esos cimientos que serán la brújula para discernir proyectos de vida orientados a la plenitud de la persona?

Estos son los cimientos sobre los que la persona irá transitando las distintas etapas de su vida.

La educación es un derecho universal e inalienable

Sin dudas la familia es la primera educadora, esa “mini sociedad” en la cual los niños comienzan a dar sus primeros pasos en este camino de la vida. Pero considerando que el período de la infancia resulta una etapa fundamental en esta siembra, el acceso temprano a la educación acompañará el desarrollo integral de sus hijos. 

Mundialmente está comprobado que, cuanto más temprano se incorporan los niños al sistema educativo, más capacidades, habilidades, competencias, valores y virtudes desarrollan para su vida presente y futura desde esta perspectiva holística. El acceso desde los primeros años al nivel inicial brinda mayores oportunidades para que desarrollen esas potencialidades que ya poseen y otras que, sin el adecuado acompañamiento de los docentes y demás profesionales que acompañan los procesos educativos, no serían posibles de manera asertiva y efectiva. 

Desde pequeños los niños se preguntan una y otra vez el porqué de aquello que los rodea, movidos por la curiosidad y el interés intrínseco por descubrir, despliegan una actitud animada por esta motivación. La evidencia internacional afirma que el ingreso a la escolaridad desde el nivel inicial mejora sus trayectorias escolares, afectando significativa y beneficiosamente sus logros en la vida futura y aliviando los efectos condicionantes de la realidad en la cual viven. 

Cuanto más temprano se incorporan los niños al sistema educativo, más capacidades, habilidades, competencias, valores y virtudes desarrollan para su vida.

En este sentido, cabe reflexionar sobre algunos de esos aprendizajes fundantes

En el jardín, ya sea maternal o de infantes, los niños pueden potenciar su curiosidad y asombro, explorar, descubrir. Son los años de las preguntas desde lo más puro de su interés, buscando el sentido profundo de las cosas y de las situaciones. Pueden vincularse con otros, con los objetos, con el mundo para conocer y conocerse a sí mismos; desarrollar su autoestima y la empatía hacia otros; aprender a relacionarse de manera respetuosa y sana; buscar el bien común; iniciarse en la práctica reflexiva y el juicio crítico; incorporar el valor de la escucha y la palabra para la resolución de conflictos; conocer y descubrir sus dones y talentos; diferenciar aquello que les agrada de lo que no;  identificar y transitar sus emociones para resolver aquellos desafíos que se les presentan.

Todos estos conocimientos, habilidades y competencias se encuadran en un clima escolar que promueve el bienestar emocional, la experiencia, el juego, el sostén afectivo y los vínculos a través de propuestas pedagógicas con sentido, pensadas y diseñadas para que los niños logren esos aprendizajes de manera perdurable. Se trata de proponer horizontes que los ayuden a constituir su subjetividad sobre buenos y sólidos cimientos, descubriendo esa nota singular que cada uno posee. 

La evidencia internacional afirma que el ingreso a la escolaridad desde el nivel inicial mejora sus trayectorias escolares.

La infancia es presente y futuro

Una etapa fundante para la persona que reviste una importancia sustancial para toda la vida. Es la etapa en donde se sientan las bases del desarrollo cognitivo, emocional, social y espiritual que posibilitan la estructuración de la personalidad. Una educación integral de calidad en sus primeros años redunda en beneficios que exceden a los niños mismos, posibilitando el desarrollo de ciudadanos plenos que puedan transformar la realidad y hacer del mundo un lugar más humano y fraterno.

No es lo mismo aprender en casa que aprender en el jardín

Sin dudas en casa los niños estarán cuidados y atendidos por sus padres, familiares o cuidadores, aprenderán muchas cosas junto a ellos. Pero la certeza que nos brindan no sólo los datos y estadísticas de distintas investigaciones mundiales, sino la experiencia de muchos años acompañando a los niños, es contundente. Asistir tempranamente al jardín les brindará la posibilidad de desarrollarse como personas de manera integral; con el acompañamiento de profesionales capacitados para ello, que pondrán el acento en esas experiencias de aprendizaje enriquecedoras que signan esos primeros y fundantes años. 

Cubrir las necesidades de salud y nutrición son condiciones necesarias para la supervivencia y un adecuado desarrollo infantil, pero no resultan suficientes para que éste se de en armonía. Se trata de atender con especial atención las necesidades físicas, intelectuales, sociales, emocionales y espirituales para que crezcan plenamente. Promover vínculos con otros; posibilidades de expresión en todos los lenguajes; el acompañamiento de las emociones, gustos, temores, intereses, potencialidades; la siembra de valores y virtudes para la vida; generar espacios para que confianza en sí mismos y la autoestima positiva sean posibles, tienen vital sentido en la tarea del jardín. 

Cubrir las necesidades de salud y nutrición son condiciones necesarias para la supervivencia.

El nivel inicial cobra una relevante importancia a la hora de cimentar esos aprendizajes esenciales que los niños llevarán consigo para toda su vida, en un ámbito educativo que conoce la especificidad propia de cada etapa y es capaz de brindar lo necesario para que el derecho a una educación de calidad se concrete desde temprana edad. 

Entonces… ¿por qué no brindar a nuestros niños la maravillosa, intransferible e inigualable oportunidad de asistir al jardín?

El tiempo es ahora, cuando todavía estamos a tiempo. 

María Constanza Llambí.

Lic. María Constanza Llambí. Vicaría Episcopal de Educación


 

Archivado en