Tres muertes en el último mes: cómo son por dentro los viajes de egresados
Durante octubre se contabilizaron tres muertes de menores de edad durante o tras su viaje de egresados. ¿Qué actividades realizan y cómo son los controles que hacen las empresas?
El trágico fallecimiento de una niña mendocina de 12 años que se encontraba de viaje de egresados en Villa Carlos Paz generó conmoción en toda la comunidad. Con Francesca son tres las víctimas fatales en menos de un mes. Según las empresas prestadoras, noviembre y diciembre se consideran meses de "temporada alta" en cuanto a este tipo de viajes. ¿Cómo son por dentro los viajes de egresados?.
Los viajes de egresados son experiencias que para muchos significan el fin de una etapa, sin embargo, esta "costumbre" a veces se aleja de lo que el niño o adolescente necesita en ese momento. Las propuestas lúdicas y educativas que realizan las empresas prestadoras de este servicio son numerosas pero, a la hora de elegir, las familias ponderan la seguridad de los niños y adolescentes que viajan.
Las propuestas más elegidas, tanto para Villa Carlos Paz, Bariloche o Camboriú, son viajes en promedio de 8 días. Una vez arribados al lugar, los estudiantes comienzan con una serie de actividades que terminan por la noche y, en el caso de los viajes de secundaria, a la madrugada del día siguiente. Los momentos de descanso son prácticamente nulos ya que el objetivo está puesto en disfrutar al máximo cada día.
"Desde la pediatría no es una actividad o rito que se considere indispensable para el adolescente, esto va un poco en contrapartida de lo que ofrecen las empresas. Hace unos años se viene sosteniendo que el viaje de egresados es algo que tiene que suceder y lo cierto es que depende del perfil de cada niño o adolescente. Muchos no se sienten del todo cómodos y no desean asistir, o aunque lo deseen, no tienen una familia con posibilidades económicas para brindarlo", expresó Camila Cardin Guntsche, pediatra formada en adolescencia (MP 12688).
Parques de diversiones, boliches, fiestas de disfraces, caminatas y excursiones por los destinos turísticos son parte de un combo que suena atractivo pero no incluye espacios de esparcimiento, ocio o descanso tan necesarios para cualquier niño o adolescente que se encuentra en desarrollo.
"Los viajes no contemplan dentro de las actividades un horario para dormir lo suficiente y menos un descanso entre las actividades. Esto se corresponde con algo que ellos desean y los estimula porque están en una edad donde si se les propone una propuesta tras otra que genere una bomba de adrenalina y dopamina ellos van a responder a esos estímulos", sostuvo.
"Se pone en juego lo que ellos demandan y lo que para ellos es saludable. En definitiva, las empresas terminan ofreciendo lo más tentador, como si te dijera equivalente a lo que puede ser una comida chatarra que no por eso es lo más nutritivo pero es lo que los adolescentes van a elegir. Y bueno, un poco por ahí está la trampa del negocio", agregó la especialista.
Según la especialista, uno de los riesgos que hay en este tipo de viajes es la sobreestimulación que puede terminar estados de ansiedad o estrés generalizado pero también hay otros cuadros clínicos que pueden presentar complicaciones. "Pueden producirse cuadros de deshidratación por la cantidad de horas que pasan haciendo actividades al aire libre y después durante la noche bailan en locales cerrados, no se hidratan lo suficiente y, en el caso de los viajes de escuelas secundarias, lo combinan con bebidas alcohólicas que son diuréticas y promueven la deshidratación", explicó la médica pediatra.
Otro aspecto a tener en cuenta son los controles médicos previos al viaje y durante el mismo. "Si bien en los viajes hay un médico que acompaña, algunos adolescentes evaden la consulta para no perderse las actividades, incluso sintiéndose muy mal. Estaría bueno decirles que si les duele la cabeza o les duele la panza tienen que consultar porque pueden estar teniendo cualquier tipo de patología y no por no perderse actividades tienen que guardarse los síntomas que pueden terminar en algo más grave", reflexionó.
La administración de antifebriles o analgésicos debe estar mediada por un profesional ya que la fiebre es un síntoma que se suele tapar con medicamentos y puede derivar en cuadros de extrema gravedad. "Los adolescentes mezclan varias sustancias psicoactivas en combinación con el alcohol, hay que estar atentos a los síntomas y signos de alarma. Cuando tienen las pupilas excesivamente dilatadas, una sudoración excesiva, mejillas coloradas, boca seca, confusión, letargo o cansancio así como una falta de respuesta, tienen que acudir a una urgencia médica", recomendó.
Las familias tienen un rol clave en el acompañamiento y la prevención. "Los padres pueden recomendar a los chicos que no por ir al viaje de egresados, tienen que hacer necesariamente todas las actividades incluidas en el paquete. Que su cuerpo es sabio y cuando sientan algún síntoma como cansancio muscular, dolor de cabeza, dolor de panza, fiebre, probablemente es indicación de que ellos se tienen que quedar haciendo reposo y mal que les pese, se van a tener que perder alguna actividad y contemplar algún descanso", agregó.
Tres muertes en un mes
El sábado 12 de octubre se conoció el primer fallecimiento de la seguidilla de trágicas muertes de menores en viajes de egresados. La adolescente oriunda de la localidad bonaerense de Verónica cercana a La Plata, había viajado hacia Bariloche en el marco de su viaje de egresados.
Según la información que dieron a conocer los familiares de la chica, en la previa del viaje de egresados había sido atendida por un médico en una guardia de un centro de salud de Verónica. Sin embargo, la menor de 17 años fue autorizada a viajar y junto con sus compañeros llegó a la Patagonia el día 6 de octubre.
Durante las últimas horas de ese sábado, la adolescente presentó un cuadro de fiebre, dolor de garganta y fatiga por lo cual fue trasladada al Sanatorio San Carlos, en Bariloche. Aparentemente, se habría tratado de una mononucleosis avanzada, enfermedad infecciosa conocida como enfermedad del beso, provocada por el virus Epstein-Barr, razón por la que pesar de los intentos de los médicos, la estudiante falleció a las pocas horas por un shock séptico.
A las pocas horas, el domingo 13 de octubre, falleció otra menor en una situación dramática similar. Juana Milagros Sirimarco Díaz, de 13 años, era originaria de Misiones y había estado en Carlos Paz junto a sus compañeros de curso, también en su viaje de egresados, donde contrajo una grave infección que le ocasionó la muerte días más tarde.
De acuerdo a lo informado por la gerente asistencial del Instituto Cristiano República Argentina (Icra), colegio al que asistía la niña, la menor comenzó a sentirse mal en el viaje de regreso a su ciudad natal, tras de haber estado unos días en la provincia de Córdoba. El día martes 8 de octubre volvieron a la Ciudad de Posadas y horas más tarde la niña fue ingresada al Hospital Pediátrico Fernando Barreyro.
Según confirmó la gerente asistencial, Fernández Sosa, la causa del fallecimiento fue el virus Influenza B positivo, determinado por los análisis, lo que terminó causando un shock séptico extremadamente grave. Los intentos de reanimación fueron en vano y finalmente, falleció el día sábado.
El 29 de octubre falleció Franchesca Massa, una niña mendocina de 12 años, en una de las piletas del parque acuático Mundo Cocoguana ubicado en Villa Carlos Paz. Si bien aún no están los resultados finales de la autopsia, se presume que la menor habría tenido una falla cardíaca por hidrocución por lo que estaría descartada la muerte por ahogamiento.