Maternidad subrogada: un dilema ético
Francisco pidió respetar "toda vida humana, empezando por la de niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial".
Quizás, el mundo siempre fue así, pero hoy las noticias nos llegan al instante y con una crudeza bestial. Podemos “vivir”
las guerras desde un lugar confortable en nuestros hogares. La crueldad se mete en nuestras casas y también se cuela en
forma silenciosa a través de ideologías y conductas que naturalizan el mal.
En este contexto y con motivo de la felicitación del nuevo año, el papa Francisco exhortó al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, a promover una cultura que preserve y tutele la vida humana. Luego de recordar lamentables episodios bélicos que están aquejando a nuestro planeta, afirmó que “El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial. En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre... (…) hago un llamamiento para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”.
¿Por qué instalar este tema entre el de la beligerancia entre naciones?
Es posible que aquella dura sentencia de Santa Teresa de Calcuta sobre el aborto como mayor destructor de la paz, para muchos, sea fácilmente comprensible. “La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten?”, decía.
¿Qué decir de cuando al niño no nacido no se lo mata pero se lo trata como mercancía?
La cultura de la muerte es afecta a buscar eufemismos para hacer digerible lo intragable: maternidad subrogada, sustitutiva o vientre de alquiler. Resulta, a simple vista, cuestionable cuando se trata de un contrato comercial, pero aunque en la sustitución no mediara una paga, quedan igualmente lesionados los derechos del hijo porque se lo priva adrede de la natural relación madre- padre-hijo.
¿Podrá dificultar la maduración de su identidad personal?
Mucho se ha hablado en los últimos tiempos del niño como sujeto de derechos, pero poco sobre las consecuencias de que el niño sea objeto de deseo. Por muy comprensible y lamentable que sea la situación de las parejas que luchan contra la esterilidad, no hay tal derecho a tener hijos. Y menos vulnerando sus derechos.
Allá por el siglo XVIII, el filósofo Inmanuel Kant, uno de los pensadores más influyentes de la era moderna, enunciaba que “El hombre nunca es solo un medio u objeto para conseguir un fin, sino que es un fin en sí mismo”. Nuestra tecnológica sociedad del siglo XXI aún no lo logra entender. En el incumplimiento de esa sencilla sentencia está la raíz de todos los disturbios que terminan en las grandes guerras.
El camino hacia la paz exige el respeto de los derechos humanos
Derechos que no dependen de un acuerdo entre países ni del consenso internacional. Derechos que devienen de la propia naturaleza humana y su dignidad.
Derechos inalienables, intransferibles e indelegables que comienzan desde el mismo momento de la concepción.
* Myriam Mitrece de Ialorenzi, Dra. en Psicología Social y fue Directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina.