Para la expresidenta, "la existencia del Conicet demuestra que la Argentina es un país posible"
La expresidenta del Conicet criticó las medidas del Gobierno nacional respecto del organismo que condujo hasta 2023. Su temor por una fuga de cerebros y una autocrítica a su gestión.
Ana Franchi fue la presidenta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) desde el 10 de diciembre de 2019 hasta el 6 de diciembre de 2023, cuando renunció a su cargo cuatro días antes de la asunción del presidente, Javier Milei. Durante su gestión, le tocó afrontar una situación anormal para toda la humanidad, como fue la pandemia por el Covid-19 y, además, su organismo quedó en el ojo de la tormenta durante la última campaña presidencial cuando, el actual presidente, manifestó en diversas ocasiones que no descartaba la privatización o cierre del organismo.
A un mes y medio de su asunción, el presidente libertario comenzó a avanzar sobre el organismo con un plan de ajuste que, en esta primera etapa, ya dejó un saldo de 50 trabajadores despedidos, la postergación de las convocatorias a becas y promociones, además de la ausencia de un presupuesto definido para el 2024 que obligará a las autoridades a funcionar por el momento con el presupuesto del año pasado.
Sobre todos estos temas, MDZ conversó con Franchi para conocer su visión sobre lo que está sucediendo en el ámbito de la ciencia argentina.
- En campaña Milei había anunciado su intención de cerrar el Conicet. Usted, aún era presidenta del organismo. En menos de un mes y medio de gestión, ya se comunicaron los primeros despidos, el organismo está trabajando con el mismo presupuesto que en 2023 y se suspendieron las convocatorias a Becas y promociones. ¿Según su experiencia, hacia dónde estamos yendo?
- La verdad que es grave hacia donde estamos yendo. El desfinanciamiento de la ciencia y la tecnología implica un camino hacia la desaparición. Se suspendió el informe de la convocatoria a becas y promociones; no incorporar becarios, aunque todavía no sea una realidad y esperemos que no lo sea, implica que va desapareciendo el ingreso de gente joven a los organismos de ciencia y técnica, la formación de doctores, algo fundamental en la Argentina y la posibilidad que estos jóvenes emigren ya que son de excelencia académica y pueden incorporarse en grupos de investigación de cualquier lugar del mundo.
- ¿Siente que hubo un ensañamiento contra el organismo durante la campaña? ¿Y si es así, cuál cree que fue el sentido? Se lo pregunto sobre todo por las fake news que circularon en ese momento respecto a la cantidad de empleados que tiene el organismo y la comparación que se hizo entre el Conicet y la NASA, cuyas finalidades son distintas y, en todo caso si se permitiera esa comparación, estamos hablando de que el organismo argentino tiene un presupuesto 72 veces menor.
- Es probable que haya habido un ensañamiento contra el Conicet durante la campaña. Creo que si se difundieron cosas que no eran ciertas, se lo trató de denigrar. Creo que el Conicet como las universidades nacionales y otros organismos de nuestro país demuestran que Argentina es un país posible, no es el país donde tenemos que huir rápidamente para tener una vida mejor. Demuestra que en la Argentina se pueden hacer muchas cosas que se hacen en los países del primer mundo, podemos hacer vacunas, diagnósticos, distintas terapias, baterías de litio, reemplazar importaciones, etcétera, etcétera. Y este no es el país que quisieron mostrar durante las campañas algunos de los candidatos.

- Existe un temor a repetir la historia sobre la fuga de cerebros que vivió el país durante la crisis del 2001. ¿Para quien no conoce demasiado sobre el impacto científico para el desarrollo de una sociedad, cuáles son las consecuencias de una partida masiva de profesionales?
- La consecuencia de una partida masiva de profesionales es terrible. En estos jóvenes, el Estado argentino, o sea todos nosotros, hemos invertido en su formación primaria, secundaria, universitaria, en muchos casos también en el doctorado. Estamos hablando de 20 y pico de años; es terrible porque una vez que se vayan será muy difícil que vuelvan al país a ocupar lugares claves, no solo dentro del Conicet y las universidades, sino también en muchísimas empresas. Estaríamos regalando una inversión de años de la sociedad argentina.
- ¿Cómo funciona el sistema de subsidios a las investigaciones? El contenido de las investigaciones y la productividad del Conicet vienen siendo cuestionados por parte de un sector de la política argentina ¿podría nombrarme algunos ejemplos sobre investigaciones del Conicet que hayan impactado en la vida de los argentinos?
- Bueno, el Conicet, la Agencia Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, otros organismos de ciencia y técnica invierten en los subsidios para hacer investigación. Podemos mostrar lo que hicimos en pandemia, desde los barbijos, que se llamaron barbijos Conicet aunque nunca tuvieron ese nombre, los kits diagnósticos, ahora tenemos una vacuna contra COVID. Todo eso se hizo con una articulación público-privada de excelencia. Creo que el organismo es un ejemplo virtuoso de la articulación público-privada porque lo que se ha desarrollado en los laboratorios, en los lugares de trabajo de las universidades y del Conicet, luego fue escalado por diversas empresas. Pero no solo lo que hicimos en el país. La empresa Danone, empresa francesa multinacional, compra un probiótico desarrollado en un laboratorio de Tucumán para agregar a sus yogures, la inversión más importante de Danone en América Latina. Glaxo GSK, una de las farmacéuticas más grandes del mundo, compra un anticuerpo para uso de terapia oncológica, desarrollado totalmente en la Argentina. Tenemos, además, muchísimos trabajos sociales que no vemos un producto directamente, trabajos que se hacen con comunidades, con distintos grupos de nuestro país para mejorar su forma de vida, para contribuir a la educación, a cómo producen, etc. Todo se hace con Conicet. Por otro lado, el organismo tiene servicios tecnológicos de alto nivel. En el año 2022 se prestaron 15.000 de estos servicios tecnológicos, fundamentalmente a pymes, que de otra manera no alcanzarían a tener el equipamiento y los recursos que tiene el Conicet.
- Un dato que se conoce poco está relacionado con empresas de base tecnológica que tienen representantes en el Conicet. ¿Qué función cumplen, como se desarrolla esa relación?
- El Conicet tiene casi 60 empresas de base tecnológica. La más importante es Y-TEC (Empresa de investigación y desarrollo para industria energética creada en 2013 por YPF y Conicet), la que compartimos con YPF. YPF tiene el 51%, el Conicet el 49% y tenemos otras empresas tecnológicas de Conicet, significa que son las empresas donde investigadores del organismo pueden formar parte del directorio. En general, escalan desarrollos o servicios que se han desarrollado dentro del organismo o de las universidades nacionales. En todo el país, desde asociadas a producción de alimentos, de energía, a colaboraciones con el agro.

- Argentina tiene muchísimos recursos naturales que necesitan ser explotados en sus diferentes variantes. Vaca muerta es un claro ejemplo. Según su visión ¿por qué es necesario el desarrollo de la ciencia nacional en ese sentido?
- Decididamente Vaca Muerta es uno de los puntos interesantes de producción de energía. Vaca Muerta puede producir la energía para nuestro país y para exportar durante muchísimos, muchísimos años. Hay muchos recursos humanos que se han formado, obviamente, en las universidades nacionales y luego han hecho el doctorado con financiamiento del Conicet. Pero por otro lado, especialmente con Y-TEC, se estaba trabajando en sustitución de importaciones, en diversos procesos que se podían hacer desde esta empresa de base tecnológica del Conicet, como es Y-TEC. Todo el desarrollo de los procesos que llevan a la extracción de gas y de petróleo, al procesamiento del petróleo, etcétera, puede contribuir el organismo. Pero también tenemos que hablar, en un caso como Vaca Muerta, el impacto social de un desarrollo semejante, del aumento de población en lugares donde hay poco desarrollo y de qué manera esto impacta en la población que vivía antes y cómo esto no debe impactar negativamente, ni en las personas ni, por supuesto, en los temas ambientales. En todo eso, nuestros investigadores e investigadoras, personal técnico, becarios y personal de gestión tienen mucho para aportar.
- Desde hace años, la política está inmersa en una discusión sobre el rol del Estado en el desarrollo del país. De hecho el discurso del presidente, Javier Milei, en Davos apuntó en ese sentido ¿Por qué nos cuesta tanto pensar en un desarrollo de la ciencia donde confluya un Estado presente y el aporte privado como ocurre en otros países desarrollados?
- La verdad que en la Argentina, muchos políticos, como el que actualmente nos preside, dicen admirar los países desarrollados y sin embargo, cuando aplican sus políticas, retroceden 100 años. Estamos hablando de que para qué sirve la ciencia, la verdad que es una discusión retrógrada y la inversión del Estado, especialmente en la ciencia básica y en muchos de los desarrollos posteriores que después son escalados claramente por las empresas privadas, con aporte privado incluso nacional o multinacional. Entonces, es muy difícil pensarlo porque primero, permanentemente desde los medios de comunicación y desde ciertos políticos, se denigra al Estado y sus política públicas, cosa que quizá cada vez que nos están sacando algunos de estos derechos nos demos cuenta de la importancia de la presencia del Estado en casi todas las actividades de un país y en ciencia y tecnología es fundamental. No podemos pensar en los desarrollos farmacológicos, los desarrollos en energía, los desarrollos en alimentos, sino un inicio de desarrollo financiado por el Estado y sobre todo en la formación de nuestros recursos. La Argentina desde el año 49 tiene una universidad pública, gratuita y de calidad y eso nos ha permitido tener personas altamente especializadas en todos los temas que se nos ocurran y desbandadas desde todos los lugares del mundo para ir a trabajar allí.
- Tras su paso por el organismo ¿qué siente que faltó? ¿Qué autocrítica puede hacer?
- Creo que nos costó avanzar, empezamos a avanzar, pero nos costó avanzar en todo lo que llamamos federalización o más bien disminución de las asimetrías entre lo que es el centro de la Argentina, Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y algo de Río Negro, especialmente por Bariloche y las provincias que tienen muy poco desarrollo científico tecnológico. Ahí avanzamos, pero nos faltó mucho. El otro tema que creo que nos faltó fue una organización, una estructura del personal de gestión dentro del Conicet, que no se pudo utilizar, hay bastante resistencia para eso, pero necesitamos cada vez más personal de gestión especializado. Hay pocas personas en el mundo y en Argentina en particular que puedan trabajar para las políticas científicas, para organizarnos, para que el desarrollo de las políticas sean más sencillas, entonces ahí también nos faltó. Por supuesto, también nos hubiera gustado poder avanzar más con las construcciones, hubo muchas iniciadas, precisamente ahora son interrumpidas, porque recibimos un Conicet con un 30% de presupuesto disminuido, con los salarios muy por abajo, terminaron las becas al mismo valor que en diciembre de 2015, luego de la pérdida importante de las becas y los salarios a pesar de la inflación, pero nos faltó organizarnos un poco más en ese sentido.

Corte total en el Viaducto Carranza por un accidente de tránsito

¿El cine perdió su magia? La Fiesta del Cine y su baja convocatoria en 2025

Neuquén: quisieron hacer un pozo de agua y encontraron petróleo

Hoy vence el Monotributo: hasta cuántos meses se pueden adeudar

"Ya estaba sin signos vitales" declaró el médico que auxilió a Diego Maradona

"Me dijo hola viejo", declaró Fabían Grillo sobre la salud de su hijo

Paro general de la CGT: qué pasará con el transporte público
