La posesividad de la mentira y por qué nos cuesta creer en la verdad

“El mal se esconde” -Benedicto XVI en la Vigilia Pascual del 2012)
¿Cómo nos engañamos a través de quienes nos engañan?
¿Cómo nos hace sentir la mentira?
Cierto orden a semejanza de un deslizarse nos atrae…
¡Pasa lo que vos querés!
Sin atrevernos a pedir… todo nos es dado.
Márgenes inconclusos en los que sobresalen las ilusiones.
No prevalece el grito que nos humaniza: la libertad.
La promesa nos iguala.
La sencillez de la duda es inadvertida.
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La significación es una hendidura sin apropiar, sin adjudicación, sin la liberación que es la verdad.
Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual” (Fiesta, Serrat)
Es mentira al faltar uno…
Todo es el otro.
¡Nos ausenta!
La vida pasa por el lugar a dar al otro
No termina en uno.
No sabemos quienes somos hasta que nos aman…
Ver es un gesto de paciencia al mirarse…
Sin tropezar con uno mismo al interponerse el otro…
Esperé tanto que me miraras… como lo único que me podía salvar de mi.
Como podés ser es como sos.
¿Te parecés?
En tu desnudez sos rostro.
Como mirás amás…
¡Me amás como vos querés!
Como me mirás me acuerdo de mí.
¡No podés perder con vos!
La mentira es una alarma.
A lo mejor es más simple…
No soy como vos porque no sos como yo.
¡Me evidenciás!
Solo creía que podía ser como soy.
Nos sincera el lugar del otro.
La tentación nos demanda
El deseo sabe más de vos.
Lo más difícil al ver es creer.
¿Cómo ver sin creer?
No puedo tener lo que no puedo ser.
Las noches son muy sinceras.
* Juan Barros, energizante natural. Apto para todo público.