Cómo crece en Argentina el uso de la inteligencia artificial: el dato no es alentador

La tecnología avanza y la aparición de la inteligencia artificial provocó una revolución que rápidamente se va convirtiendo en una herramienta común en la vida cotidiana.

En el mercado laboral su utilización es cada vez mayor y se cierne como una amenaza para los trabajadores. Cada día se conocen más actividades sufren la pérdida de puestos de trabajo como consecuencia de esta tendencia. En la Argentina, lentamente va ganando espacio, aunque si se lo compara con otros países de la región su penetración no es tan significativa.

Según el estudio "IA en el trabajo ¿qué tan útil es?" de Bumeran, portal líder de empleo de Latinoamérica, Argentina es el país de la región en donde menos se utiliza Inteligencia Artificial en el trabajo: solamente el 31% de las personas manifestó utilizarla.

En cuanto al sector en el que se desempeñan, el 16% de los que utilizan Inteligencia Artificial en sus actividades pertenecen al área de Marketing y Comunicación; el 14% a Comercial; y el 13% a Tecnología y Sistemas.

Entre quienes respondieron no utilizar IA en sus actividades diarias del trabajo, Producción, Abastecimiento y Logística es el área que encabeza la lista (17%); le sigue Comercial (14%); y Administración y Finanzas (9%).

"IA en el trabajo ¿qué tan útil es?" es un estudio regional  realizado a personas trabajadoras y especialistas en HR. En el estudio participaron 21964 personas: 3158 de Argentina, 3754 de Chile, 7927 de Ecuador, 2622 de Panamá y 4503 de Perú.

Sobre cómo incorporan la Inteligencia Artificial en sus tareas, el 44% respondió que la utiliza para hacer consultas ante inquietudes diarias; el 38% para crear contenidos generativos (como textos, imágenes, videos), otro 38% para automatizar tareas repetitivas; el 35% para resolver problemas cotidianos; el 25% para mejorar la interacción con entornos digitales; y el 24% para hacer un análisis de data avanzado.

Pese a que solamente el 31% de las personas trabajadoras en Argentina hizo uso de la IA en el trabajo, para el 97% es útil o muy útil la incorporación en sus tareas diarias. La tendencia se repite en el resto de los países de la región.

Quienes manifestaron no incorporar IA en el trabajo, expresaron que no lo hicieron porque: en sus organizaciones no se los permiten (37%); les gusta hacer sus trabajos sin la incorporación de Inteligencia Artificial (23%); no consideran que sea necesario (18%); no logran acostumbrarse (16%); y no se llevan bien con la tecnología (12%).

En lo que respecta a los beneficios de utilizar IA en el trabajo, el 47% considera que se agilizan las tareas; el 46% que ahorra tiempo; el 41% que permite acceder a la información rápidamente; el 35% que automatiza tareas repetitivas; el 28% que optimiza procesos; el 27% que brinda mayor eficiencia; el 23% que reduce errores humanos; el 22% que posibilita analizar datos complejos; el 17% que potencia la innovación en contenidos; el 15% que disminuye gastos operativos; el 13% que facilita personalizar servicios; el 9% que distingue frente a la competencia; y el 8% que realiza cosas que los humanos no pueden hacer.

El desafío de no depender de la inteligencia artificial

El 40% de los consultados consideró como principal desafío el no depender 100% de la IA; el 33% que los talentos no pierdan sus empleos; el 26% la seguridad de los datos; el 24% tener los recursos necesarios para la implementación de IA; el 25% mantener el criterio humano al momento de realizar las tareas; el 20% que los equipos entiendan y sepan cómo usar la IA; el 17% que los talentos no se vuelvan autómatas; el 15% limitaciones a la creatividad humana; el 14% la necesidad de que los datos sean exactos y no sean sesgados para que la IA funcione bien; el 12% la integración a los sistemas y procesos existentes; el 11% la pérdida de la productividad laboral por utilizar la IA; otro 11% la resistencia al cambio por parte de los talentos y organizaciones; y el 7% que los talentos no puedan acostumbrarse.

Respecto a las desventajas de usar Inteligencia Artificial en las tareas laborales, la principal consecuencia es la pérdida de puestos laborales (43%); la dependencia respecto a la IA (35%); falta de empatía, comprensión e intuición humana (31%); los errores por falta de información (29%); la despersonalización de la atención a clientes (20%); la dificultad en la toma de decisiones éticas (19%); la interacción limitada (15%); los sesgos algoritmos que pueden llevar a decisiones discriminatorias e injustas (14%); los costos de la implementación y mantenimiento de la IA (14%).

Cuando se les consulta sobre el futuro de la IA, el 92% responde que cree que será más común su uso en las tareas del trabajo. Ante el interrogante de si la Inteligencia Artificial va a reemplazar el trabajo humano, el 59% no lo considera así.

El 60% de los especialistas en Recursos Humanos utiliza IA para armar los avisos de búsquedas, mientras que el 52% de los expertos en HR cree que el uso de la Inteligencia Artificial es útil pero dependiendo para que se la use; el 45% considera que sí lo es; y un 3% que no.

Si bien la mayoría de los profesionales en Recursos Humanos considera que es útil el uso de la Inteligencia Artificial, por el momento, únicamente el 31% la utiliza en el proceso de reclutamiento o selección de talentos. Una tendencia similar se repite en el resto de la región: en Perú el 44%; en Ecuador el 43%; en Chile el 35%; y en Panamá el 27%.

"Sobre la incorporación de la Inteligencia Artificial en los procesos de selección de candidatos, este año presentamos Hunter, la primera herramienta de reclutamiento virtual que incorpora la IA a la base de datos más grande de la región para dar respuesta a la necesidad de agilizar los procesos de selección y reducir los costos de las organizaciones. Hunter ofrece de forma instantánea a los reclutadores los perfiles que mejor se adaptan a su búsqueda y la posibilidad de contactarlos en el momento", explicó Federico Barni ,CEO de Jobint .

La mayoría de los profesionales en recursos humanos cree que el uso de IA será más común en algunos años: en Perú, el 95% lo considera así; en Chile el 95%; en Ecuador el 94%; en Argentina el 93%; y en Panamá el 92%.