Estudio científico demuestra cuál es la peligrosa amenaza que el mundo ignora
Presentado en Alemania, muestra el resultado de 4 años de investigación en los que se estudiaron 13.000 referencias de 49 países, lo que lo convierte en el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha.
En un informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) se informó que las especies invasoras suponen un grave riesgo para la biodiversidad mundial. Además, se informó que el impacto de estas suele subestimarse.
Según el documento, el ser humano es el culpable de la introducción de más de 37.000 especies exóticas en biomas de todo el mundo, de las que más de 3.500 son invasoras y poseen un carácter nocivo. En el informe del IPBES se comentó que en 2019 el impacto económico de estas especies fue superior a los 423.000 millones de dólares.
Este informe, presentado en Bonn (Alemania), es el resultado de 4 años de investigación en los que se estudiaron 13.000 referencias de 49 países, lo que lo convierte en el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha.
"Las especies exóticas invasoras son uno de los forzantes principales de la pérdida de diversidad a nivel global y su número e impacto están aumentando exponencialmente", declaró uno de los copresidentes de la evaluación, el profesor chileno Aníbal Pauchard.

Según el análisis del IPBES, las especies exóticas invasoras han tenido un papel determinante en el 60 % de las extinciones documentadas, mientras que en el 16 % de los casos han sido las únicas responsables de la desaparición de especies.
Además, se ha constatado que 218 especies invasoras, de las cuales la mitad son vertebrados, han contribuido a la extinción de 1.215 especies autóctonas hasta la fecha. De manera preocupante, el 85 % de los impactos registrados sobre las formas de vida nativas han sido perjudiciales.
Sin embargo, es importante destacar que la propagación de especies exóticas invasoras también tiene repercusiones en las poblaciones humanas, especialmente en aquellas que dependen significativamente de la naturaleza, como las comunidades indígenas. Curiosamente, muchas de estas especies fueron introducidas deliberadamente en un principio debido a las expectativas de beneficios.
Entre los ejemplos notables se encuentra la disminución de la pesca en el lago Victoria debido a la expansión del jacinto de agua o camalote, así como la propagación de enfermedades como la malaria debido a especies invasoras de mosquitos.
Europa, el continente más afectado
A nivel mundial, el continente europeo lidera con la mayor cantidad de especies invasoras terrestres establecidas, alcanzando aproximadamente 16,000 especies. Le siguen América del Norte, Oceanía y América del Sur en términos de establecimiento de especies invasoras.
No obstante, las Américas registran la proporción más alta de impactos negativos, llegando al 34 %. Por su parte, Europa y Asia Central agrupan el 31 %, Asia y el Pacífico representan el 25 %, mientras que África contribuye con el 7 %.
En cuanto a los ecosistemas afectados, el entorno terrestre encabeza la lista con un 75 % de incidencia, con un enfoque particular en bosques y áreas cultivadas. Los ecosistemas de agua dulce y marinos siguen en importancia, ocupando un 14 % y un 10 % respectivamente.
El análisis revela que la especie exótica invasora terrestre más ampliamente distribuida en el mundo es el jacinto de agua, presente en un total de 74 regiones. Le siguen el arbusto de la lantana con 69 regiones y la rata común con 60 regiones afectadas.
Un desafío en constante expansión
Desde 1970, el aumento en la propagación de especies exóticas ha estado vinculado al crecimiento del comercio y los viajes. Estos factores, combinados con el cambio climático, sugieren que los efectos perjudiciales posiblemente se intensifiquen en el futuro, incluso si no se introducen nuevas especies.
En su informe sobre biodiversidad de 2019, el IPBES ya alertó sobre un declive sin precedentes en la historia humana en lo que respecta a la naturaleza, y advirtió que el ritmo de extinción de especies, que ya amenaza a un millón de animales y plantas, se está acelerando.
Desde entonces, las especies invasoras se han reconocido como uno de los principales impulsores directos de la crisis de biodiversidad, junto con el cambio en el uso de tierras y mares, la explotación directa de organismos, el cambio climático y la contaminación.
No obstante, la evaluación concluye con un tono optimista al destacar que una gestión eficaz en términos de prevención, erradicación y restauración podría tener un impacto positivo en la reducción de las consecuencias negativas.
"Con la información y los recursos suficientes, son una solución", destacó Pauchard. El estudio completo se encuentra disponible en el siguiente link.

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