El hijo de Yiya Murano llegó a Mar del Plata con donaciones: ¿cómo sigue la macabra subasta?
Martín subasta el juego de té con el que su madre envenenó y mató a tres personas para ayudar a un refugio de perros, cuyas urgencias "no pueden esperar", tal como le comentó a MDZ.
El hijo de la trístemente célebre Yiya Murano puso en subasta el juego de té con el que su madre envenenó y mató a tres personas en 1979 y, mientras sigue recibiendo ofertas, viajó a Mar del Plata para visitar el refugio de perros y gatos que recibirá el total de lo recaudado. "Hay urgencias que no pueden esperar", refirió Martín a MDZ, tras la compra y entrega de 15 cuchas.
En diálogo permanente con Stella y Milagros, creadoras de "El refugio de Mili", el hombre les contó que recibió varias ofertas pero ninguna que satisfaga sus expectativas, entonces pensó en realizar algunas donaciones con plata de su bolsillo mientras esperan la postulación ganadora, que estiman alrededor de los 15 mil dólares.
Martín, que trabaja de doble de acción, viajó a la ciudad balnearia y se dirigió al pequeño refugio para perros y gatos callejeros del barrio Parque Peña. Allí se encargó de recibir 15 cuchas, pensadas para descomprimir las decenas de perros y gatos que conviven en la casa familiar, además de saldar algunas deudas con veterinarios y pet shops, porque muchos de los animales están enfermos y requieren medicación.
Actualmente hay 50 animales, que están en adopción responsable, pero las rescatistas aseguran que "son más los que entran de los que se van". "Desde hace años que apadrino este refugio. Algunas de las cuchas e instalaciones las hice con mis propias manos, pero ahora quiero concretar algo más grande, terminar con la subasta y llenar dos o tres camiones con donaciones para los perros y gatos", contó, mientras compartía mates con las rescatistas, emocionadas por su compromiso en la cruzada.
Entre las ofertas que llegaron al correo electrónico miradasdelcrimen@gmail.com hubo intercambios insólitos como un diálogo con un revendedor de Estados Unidos que les ofreció "muy poca plata", y luego confesó que él tenía un interesado y quería adquirir las seis tazas con sus platos, una tetera, una lechera y una azucarera para hacer "ese negocio". Ninguna oferta superó los 10 mil dólares hasta el momento, una de las primeras que recibieron.
"Si pagaron 20 mil dólares por los anteojos de Barreda, ¿cuánto valen las tazas de Yiya Murano para los coleccionistas de lo macabro?", contrasta el autor del libro "Mi madre", cada vez que le preguntan por la cifra que cerraría la subasta.
"La envenadora de Monserrat", que usó cianuro para cometer sus asesinatos, tenía varias fobias y "odiaba" a los animales, especialmente a los perros, por eso es que pensaron remitir las donaciones con un fin reparador. "Lo que ella usó para un fin macabro se transformará en algo noble", valoró el conductor del flamante programa de Youtube "Criminales en primera persona".
La famosa vajilla, que en principio fue un regalo de casamiento, volvió a las manos de Martín tras el fallecimiento de la empleada doméstica que trabajaba en su casa, Ignacia, y a quien suele llamar "mamá", porque fue quien "verdaderamente" lo crió y por la tormentosa relación que lo unía con Yiya, que lo llevó a escribir un libro biográfico donde reveló que también intentó matarlo con una torta "intervenida", pero que luego se arrepintió.
Al abrir la caja y reencontrarse con las seis tazas, una tetera, una azucarera y un recipiente para la leche, decidió que era algo que no quería en su vida y que iba a hacer de esa pieza con tanta oscuridad una obra luminosa. Por eso, sin siquera tocar los artículos guardados cuidadosamente en una caja, se comunicó con un refugio de animales que apadrina para preguntarle a las rescatistas,
madre e hija, si aceptarían una donación proveniente de una subasta. Propuesta que recibieron gustosas.
Milagros tiene 24 años y toda una vida dedicada al cuidado de los animales. Abrió con su mamá, Stella, un pequeño refugio para perros y gatos callejeros del barrio, en su casa del barrio Parque Peña, en el año 2009, y cuando juntaron las primeras decenas de animales decidieron presentarse ante la sociedad y pedir ayuda para incrementar la asistencia. "Lo hicimos público recién en 2015 cuando ya no podíamos seguir solo con mi mamá y salimos a pedir ayuda, primero a los vecinos y después por redes sociales", recordó Milagros, en diálogo con este medio.
La economía familiar está condicionada a que a ninguno de los perros le falte alimento ni atención médica, por eso la organización de las tareas está muy esquematizada. "Mili" trabaja de lunes a viernes, mientras que su mamá, jubilada, está abocada prácticamente todo el día al cuidado de "los pichis", como llaman a los perros que colmaron todas las habitaciones de su casa.
"A Martín lo conocemos desde el 2016 que nos estuvo ayudando a construir cuchas para los perros, pero después de ese año lamentablemente no lo volvimos a ver ya que tuvo algunos problemas de salud. Pero siempre nos escribió para saber cómo estábamos y cómo nos podía ayudar", sostuvo sobre el diálogo que se incrementó en las últimas semanas cuando les contó la idea de la subasta que les pareció maravillosa y coincidieron en que "sería una gran ayuda".
Los interesados en apoyar la causa también pueden contribuir con donaciones al alias "refugio.de.mili" o por Cuenta DNI al número 41.853.934, informaron las rescatistas, que también reciben ayuda en su casa ubicada en Los Cerezos 5222.