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Qué es la violencia estética y por qué tantas mujeres argentinas buscan ser "perfectas"

Nueve de cada 10 mujeres están insatisfechas con algún aspecto de su cuerpo y quieren modificarlo. Argentina es el segundo país del mundo que lidera el ranking con mayor cantidad de personas con trastorno de conducta alimentaria. El cambio cultural es necesario y urgente.
La violencia estética es esa presión que ejerce sobre las personas, principalmente las mujeres, a cumplir con ciertos estereotipos para no ser discriminadas o aisladas Foto: Freepik
La violencia estética es esa presión que ejerce sobre las personas, principalmente las mujeres, a cumplir con ciertos estereotipos para no ser discriminadas o aisladas Foto: Freepik

La conmovedora muerte de Silvina Luna, tras una extensa lucha por recuperarse de las consecuencias en su salud que le causó someterse a cirugías estéticas, puso en el ojo de la tormenta lo que los psicólogos llaman "la violencia estética".

Se trata de esa presión que sienten algunas personas, principalmente las mujeres, a cumplir con ciertos estereotipos de belleza para no sentirse discriminadas o aisladas. Y que está instalada en la sociedad como una práctica cultural que desde hace años se difundía a través de los medios de comunicación y que se exacerbó aún más con la incursión de las redes sociales y también las aplicaciones de citas. 

La psicóloga Lucrecia Medina (MP: 12777), quien brinda consejos a través de su Instagram @lucre.psico, dialogó con MDZ acerca de esta temática, destacando dos datos alarmantes. Por un lado, que Argentina es el segundo país del mundo que lidera el ranking con mayor cantidad de personas con trastorno de conducta alimentaria. Por el otro, que nueve de cada 10 mujeres está insatisfechas con algún aspecto de su cuerpo y quieren modificarlo.

La conmovedora muerte de Silvina Luna puso en el ojo de la tormenta lo que los psicólogos llaman "la violencia estética". Foto: Instagram Silvina Luna

Violencia estética le llamamos a aquellas representaciones sociales, discursos, narrativas y construcciones alrededor de estereotipos de belleza hegemónicos que tienden a ser, por lo general, de valorar la extrema delgadez, la juventud eterna, la blanquitud y que presiona a las personas, principalmente las mujeres, a cumplir con ciertos patrones, para no ser discriminadas o aisladas, no ser objeto de burlas, o poder conseguir un trabajo y no ser afectada en su proyecto de vida”, explicó Medina.

“Nos convencen de que si no somos semejantes a esto que nos plantean, no somos merecedoras de afecto, de amor, de tener una pareja, entre otra cosas. Es un discurso muy violento que tiene efectos y consecuencias graves a nivel psicológico, físico y social, en las personas afectadas, que de alguna manera es toda la sociedad; porque estos estereotipos imperan en conjunto", detallí la especialista.

La psicóloga indicó que esta imagen se instaura en las mujeres principalmente “a través de la persuasión”. “Nos intentan convencer de que es necesario modificar nuestro cuerpo para poder ser reconocidas y valoradas o para poder pertenecer a la sociedad. Tenemos que cambiar aquello que esta violencia estética dice que no corresponde. Y esto pueden ser: las arrugas, la celulitis, ajustarnos a un peso determinado, una forma de cuerpo, una formología determinada de pechos, llevar el pelo de determinada forma, entre otras cosas. Esto nos empuja a querer modificar su cuerpo constantemente, ya sea a través de las cirugías estéticas o a través de un trastorno de conducta alimentaria. Existe toda una cultura de la dieta, las restricciones y el intento constante por adelgazar”, aseguró.

Si bien, aclaró que "las mujeres tenemos libertad de intervenir en nuestros cuerpos como querramos, de plancharnos el pelo, de maquillarnos, de ponernos un piercing", entre otras elecciones, es necesario "poner las responsabilidades sobre la industria estética, que nos bombardea constantemente con la necesidad de cambiarnos. Y, por otro lado, reflexionar respecto de si esta modificación en realidad tiene que ver con el autocuidado, con algo que aporta un bienestar o expresarse a través delcuerpo, o si si se hace desde el miedo, desde una presión social y en contra de la salud física y mental".

En este sentido, Medina reflexionó: "El cambio cultural es necesario y urgente. Argentina es el segundo país del mundo que lidera el ranking con mayor trastorno de conducta alimentaria, lamentablemente. Nueve  de cada 10 mujeres en Argentina están insatisfechas con algún aspecto de su cuerpo y quieren modificarlo. Y esto sucede cada vez en edades más tempranas, empezando desde los 9 años, lo cual trae consecuencias graves en el desarrollo de la persona".

Para la psicóloga, el Estado debe intervenir para que no se promueva la violencia estética. Foto: Instagram Silvina Luna

Manteniendo el respeto e intentando no referirse en términos individuales sobre el conmovedor caso de la modelo y actriz Silvina Luna, la especialista analizó: "En este caso, hay un sospechoso de ser el responsable directo de su problema de salud y la Justicia deberá intervenir. Pero también, hay que sumar otras responsabilidades, que tienen que ver con el contexto social. Y en ese sentido, Silvina Luna sí definía desde su experiencia esa violencia estética en su vida, que se instauró de una manera difícil de detectar, a través de los medios de comunicación, de las publicidades, del cine...".

En este sentido, enfatizó que las miradas también deben estar "sobre la industria estética que lucra con esta insatisfacción sobre nuestros cuerpos; hace dinero a partir de que nosotras no nos aceptarnos tal cual somos. Y es importante apuntar a la responsabilidad que tenemos todas las personas de esta sociedad en hacer una transformación cultural para modificar estos cánones. El Estado debe intervenir en estos mensajes masivos a través de las publicidades o de los medios de comunicación para que no se promueva esta violencia estética. De esta forma, sería posible mostrar la diversidad de cuerpos".

Asimismo, abogó para que, en forma individual, cada una de las personas reflexione y deje de hacer chistes o bullying respecto a la edad, la personalidad, la vestimenta o la morfología del cuerpo ajeno. "Debemos empezar a reírnos con el otro de otras cosas porque a través de comentarios tan sutiles en lo cultural es donde se instalan estos mensajes de violencia estética. En esto también me refieron a la valoración positiva a la discriminación, con comentarios como: ´Qué linda estás ahora que te ves más flaca´ o ´Qué te hiciste en el pelo que ya no tenés los rulos´. Hay que empezar a valorar a la otra persona no por su aspecto físico sino por quién es, por cómo nos hace sentir, por lo que nos aporta, por las cosas que podemos compartir en esta vida que en definitiva es lo que realmente importa: quiénes somos y no cómo nos vemos", aseveró Medina.

Según la psicóloga, el fenómeno de las redes sociales ha venido a complejizar los estereotipos. Foto: Freepik

Las redes sociales y los filtros

Según la psicóloga, el fenómeno de las redes sociales ha venido a complejizar los estereotipos, más allá que el photoshop hace tiempo existe en las publicidades tradicionales. “Con las redes sociales sostenemos cada vez más vínculos que están mediatizados por la tecnología. Estas plataformas nos ofrecen la posibilidad de cambiar nuestro aspecto e intervenir nuestra imagen, lo que produce que, por un lado, cada vez tengamos mayores niveles de distorsión corporal. Usamos tanto el filtro y nos vemos tanto a través de las pantallas, que cuando nos vemos en el espejo, nos cuesta más reconocernos o incluso empecemos a sentirnos menos conformes con nuestra apariencia física", analizó.

"Esto aumenta las inseguridades a la hora de interactuar por fuera de las plataformas, porque si yo me he mostrado tan distinta, cómo después voy a encontrarme cara a cara con esta otra persona. De hecho, en la pospandemia ha aumentado la cantidad de cirugías estéticas con el pedido puntual de parecerse a la imagen que tenemos con tal o cual filtro. Esto ocurre a edades cada vez más temprana, porque las personas adolescentes están expuestas a este tipo de mensajes que pueden ser peligrosos respecto a la posibilidad de desarrollar alguna distorsión en la imagen corporal, trastorno alimentario o problemática en torno a la autoestima", destacó Medina.

Más allá de esta etapa de la vida, más vulnerable por los cambios físicos y hormonales, la psicóloga enfatizó que esta problemática afecta a todas las personas, independientemente de su género y de su edad. “Puede sentirla personas de 40, 50 o 60 años, porque la violencia estética también valora la juventud eterna y rechaza el paso del tiempo. Entonces, el crecer, el envejecer está mal visto para esta sociedad.  Y es así que todo el tiempo intentan vendernos productos para rejuvenecernos y para poder sacarte las arrugas como condición necesaria de poder ser aceptado por la sociedad”.