Las novedosas propuestas para tratar la salud mental que llevan a cabo algunos hospitales
El proceso de internación en los hospitales suele ser una experiencia compleja y, en ocasiones, traumática para algunos pacientes. Desde hace un tiempo, algunos hospitales incorporaron una serie de medidas destinadas a disminuir el impacto en la salud mental.
Los paradigmas de la medicina han cambiado. Cada vez más, las afecciones mentales tienen tratamientos amplios que suman el contacto con el arte y otras nuevas terapias integrativas. En Mendoza uno de los precursores fue el Hospital Pereyra, pero en los últimos meses también se sumaron talleres otros como el Hospital Lencinas y el Schestakov, que ahora cuentan con un sector de internación de salud mental.
“Poner el cuerpo y la mente en una actividad que requiere creatividad, ir dominando ciertas habilidades de a poco. Esto impacta en salud mental en beneficio del paciente”, observa Adriana Campderros, una de las coordinadoras del servicio de Salud Mental, en el hospital Schestakow de San Rafael.
La psicóloga Carolina Reig agrega: “Los dispositivos grupales tienen una potencia de trabajo mayor. En una hora y media, dos horas, llega a una mayor cantidad de personas”. La profesional es parte del equipo de talleres para personas que reciben atención en el Hospital Lencinas, por eso asegura: “Con los pacientes de salud mental, además, se favorece el lazo social, la identificación con otros, escucharse y escuchar, que favorece el proceso terapéutico”.
Campderros, del Schestakow, comenta que han notado que la musicoterapia “tiene un efecto a nivel grupal, que desde lo individual no había sido observable, porque se generan otras sensaciones, emociones a través de la música. Los pacientes vocalizan, entonan, siguen ritmo, los más jóvenes hacen rap y eso ayuda a su bienestar psicofísico integral”.
Precursores de talleres terapéuticos en Mendoza
Décadas antes de que se conociera el término medicina integrativa, el Hospital Escuela de Salud Mental Dr. Carlos Pereyra, en la Ciudad de Mendoza, fue más allá del abordaje duro de las ciencias médicas e integró talleres de rehabilitación, además de los espacios de tradicional y medicación. El objetivo es que las personas que padecen una enfermedad mental generen vínculos con la sociedad, al contrario del antiguo sistema que aislaba a las personas enfermas.
Desde la aplicación de la nueva Ley de Salud Mental 26.657 (del 2010), el Pereyra hoy tiene un pabellón de hombres y otro de mujeres, donde las personas transcurren internaciones de dos semanas máximo. Tanto esos “usuarios” (en este hospital no hay “pacientes”) como los que reciben atención en consultorio externo, cuentan con una oferta significativa de talleres. Los llaman hospital de día, psicosocial, taller de radio, arteterapia, gimnasia y el Centro de Capacitación Laboral Milenio. Entre otros están el taller de musicoterapia, teatro, escritura, canto, baile; además de capacitaciones con salida laboral como cursos de gastronomía, conservas, marroquinería y de jardinería. El equipo de salud mental del hospital (profesionales de la psiquiatría, psicología, trabajo social) acompañan el seguimiento observando las producciones artísticas y artesanales que cada persona realiza en estos espacios.
El año pasado retomaron el taller de radio, después del receso de la pandemia. Los usuarios del hospital graban una serie de podcast que por ahora se comparten vía whatsapp y a través de videos en las redes del Pereyra, en Facebook e Instagram.
Más camas para salud mental en hospitales
La nueva Ley Nacional 26.657 de Salud Mental (promulgada en 2010 y reglamentada en 2013), está en proceso de implementación en la provincia. La misma proyecta la desaparición de los hospitales monovalentes (en Mendoza, el Pereyra y el Sauce), por eso exige que el resto, los llamados polivalentes, destinen camas a la internación de salud mental. Por es el hospital Lencinas a fines del año pasado destinó cinco camas a salud mental, para descomprimir el sistema.
En el hospital de Godoy Cruz el espacio grupal que lleva más tiempo es el taller Rompiendo Barreras, destinado a ayudar a generar habilidades sociales en pacientes que tienen dificultades en relacionarse. Andrea Assenato, trabajadora social a cargo de este espacio, cuenta que comenzaron hace seis años y que a pedido de los mismos integrantes del taller, continuó el seguimiento durante la pandemia, por medio de videollamadas.
Marcelo Barcenilla el director del Hospital Lencinas destaca el caso de un chico en situación de calle que fue atendido por el servicio de infectología. Después de la atención y su participación en el taller de integración social, el joven decidió aprender un oficio y logró insertarse en la sociedad a través de un trabajo.
En la biblioteca del mismo hospital desde mayo funciona un taller de lectura “Historias que se escriben al curar” y esta semana inició otro que se llama “El cine que nos mira". Primero se introduce la obra y al final se activa un diálogo grupal. Carolina Reig, la psicóloga del equipo habla del “poder terapéutico de todos los lenguajes artísticos. Más allá de la función lúdica, eligen cuentos, poesías, películas y las ponen al servicio de las problemáticas de salud mental. Estas involucran un conjunto de conflictos psicológicos pero también sociales, familiares, a veces relacionados con cuadros psicóticos, que involucran la marginalidad y también consumos problemáticos.
“Lo que vectoriza la selección son historias que cuentan procesos de sanación y reparación personal”, cuenta Reig. Una forma de medir el éxito de los talleres es ver a los pacientes que empezaron a asistir durante su internación (que no dura más de 30 días) y continúan yendo a los talleres una vez que reciben el alta.
Talleres en el hospital de San Rafael
El Hospital Schestakow, en San Rafael, tiene internación de salud mental desde hace 50 años. Allí los talleres artísticos tienen desde este viernes una sala propia. Las prácticas empezaron hace pocos meses, pero han tenido una repercusión positiva. “Por ejemplo, un paciente que al principio no respetaba las reglas del espacio, con los sucesivos encuentros las fue respetando, vemos cómo interaccionan con ellos", cuenta la psicóloga Adriana Campderros, una de las coordinadoras del espacio en el que participan una médica residente, un licenciado en musicoterapia, además de un médico psiquiatra.
El proyecto de musicoterapia y arteterapia se abró con la provisión de instrumentos musicales por parte del hospital; pero otros fueron armados por los mismos pacientes. Están destinados a usuarios y usuarias internados en salud mental y también a quienes son atendidos en consultorios externos.
"Se hace más visible la necesidad contar con estos espacios que apoyen y fomenten la recuperación y rehabilitación psicosocial, desde otro lugar, tomando las partes sanas y acompañando el proceso psiquiátrico, psicológico, social del equipo", agregó Campderros.
Fuera de los hospitales existe una red de Centros Preventivos y Asistenciales en Salud Mental Infanto Juvenil, que organizan y brindan talleres artísticos, además de contención psicológica para la niñez y la adolescencia, en toda la provincia. Como están pensandos para prevenir afecciones, en ellos pueden inscribirse y asistir sin necesidad de tener una afección previa en salud mental.