Rafael Grossi, el argentino que resguarda la seguridad de toda Europa

Desde que Albert Einstein dedujo la famosa ecuación E=mc², que establece la equivalencia entre masa y energía, se abrió la puerta al potencial destructivo de la energía nuclear. Casi medio siglo después de la deducción del científico alemán, un científico estadounidense, Robert Oppenheimer, utilizó esta fórmula para crear la primera bomba nuclear durante el Proyecto Manhattan. Por aquel entonces, el americano dejó una frase escalofriante: "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos". Esta invención fue clave para finalizar la Segunda Guerra Mundial, pero tras este conflicto, quedó un temor latente, puesto que más países desarrollaron sus propias armas de destrucción masiva, lo que acerca a gran parte de la vida de la Tierra a su fin. 

Sin embargo, la energía nuclear no solo posee una característica destructiva, sino que también puede ser utilizada como energía, una limpia y segura para el medio ambiente. No obstante, por errores humanos o externos, una planta nuclear, puede volverse mucho peor que una bomba nuclear, como es el caso del accidente de Chernóbil, que se calcula que liberó al menos 100 veces más radiación que en las bombas de Hiroshima y Nagasaki.

El año pasado, en febrero de 2022, Vladímir Putin anunció una "operación especial" contra Ucrania para evitar, entre muchos objetivos, que el país ingrese a la OTAN. La guerra generó el repudio de gran parte del mundo, pero también preocupación, ya que las fuerzas rusas se adueñaron de la Central Nuclear de Zaporiyia sin antes generar incendios y cortes de luz producto de los ataques. 

En múltiples ocasiones, un argentino fue el encargado de analizar el estado de esta central, y su nombre es Rafael Grossi, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica. Durante 2022, él y su equipo visitaron la central, pero en 2023, volvió a dicha zona luego de que la semana pasada se destruyera una presa en el río Dnipro que causó que se drene un embalse que alimenta un estanque gigante en la instalación nuclear.

El agua de ese estanque se usa para enfriar los reactores de la planta de energía para evitar una fusión, así como el combustible gastado, por lo que parte de la visita de Grossi fue evaluar los niveles de agua en el estanque y qué tan rápido se podría restaurar el suministro. Las estimaciones de cuánto tiempo podría durar el agua existente en el estanque podrían haber variado. El martes, Grossi dijo que "podría haber agua durante unas semanas o tal vez un mes o dos". Después de visitar el sitio el jueves, no dio de inmediato una evaluación más clara del marco de tiempo, pero aseguró que la situación es "seria" y comentó que la situación es más frágil porque "está en territorio ocupado por Rusia, muy cerca del frente del combate".

Sin embargo, esto no debe generar calma, puesto que si bien se han tomado "medidas palitatívas para conservar el agua", comentó que se acerca el verano y "la evaporación va a ser muy rápida". 

Rafael Grossi, el argentino que tiene en sus manos la brasa más caliente del mundo

Rafael Grossi es un destacado diplomático argentino con una vasta experiencia de más de 35 años en los campos de la no proliferación y el desarme. En 2013, asumió el cargo de Embajador de Argentina ante Austria y Representante de Argentina ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otras Organizaciones Internacionales con sede en Viena.

Antes de su nombramiento como Director General del OIEA, el Grossi desempeñó el papel de Presidente Designado de la Conferencia de las Partes de 2020 encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Además, ocupó la Presidencia del Grupo de Suministradores Nucleares (GSN) entre 2014 y 2016, siendo el primer individuo en ejercer dicha presidencia durante dos mandatos consecutivos.

En 2015, Grossi tuvo un papel destacado como presidente de la Conferencia Diplomática de la Convención sobre Seguridad Nuclear, donde logró la aprobación unánime de la Declaración de Viena sobre la Seguridad Nuclear. Esta declaración fue un logro significativo en los esfuerzos internacionales posteriores al accidente nuclear de Fukushima Daiichi en 2011.

Previamente, tuvo una destacada carrera en el Servicio Exterior de Argentina, incluyendo el puesto de Director General de Asuntos Políticos de 2007 a 2009. Asimismo, ocupó varios cargos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, como Jefe de Cancillería en la Embajada ante Bélgica y Luxemburgo, y Representante de Argentina ante la OTAN.

Grossi también adquirió experiencia en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya, donde se desempeñó como Jefe de Gabinete desde 2002 hasta 2007.

Los estudios de Rafael Grossi

Grossi inició su carrera académica en la Pontificia Universidad Católica Argentina y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Obtuvo su doctorado en Relaciones Internacionales, Historia Internacional y Política del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de la Universidad de Ginebra.

A lo largo de su trayectoria, Grossi ha sido honrado con numerosos premios nacionales, incluyendo la Orden del Mérito Naval de Brasil, la Medalla Nacional con motivo del 30º Aniversario de la Independencia de Kazajistán, la Gran Orden de Honor en Oro con Banda por Servicios a la República de Austria, y la Orden al Mérito de la República Italiana.

Además, ha sido distinguido con títulos honoríficos y reconocimientos académicos, como la Cátedra Internacional para el Desarrollo Sustentable, el Bien Común.