Historia de vida

Enviudó con tres hijos, lo perdió todo y en medio del dolor refundó la empresa de su marido

Tenían una agencia de turismo. Él murió en un accidente y hoy ella se puso el negocio al hombro.

Milagros Moreni
Milagros Moreni sábado, 11 de marzo de 2023 · 09:00 hs
Enviudó con tres hijos, lo perdió todo y en medio del dolor refundó la empresa de su marido
Cristina, Javier y sus tres hijos

“Se había ido una parte enorme de mi vida, no podía dejar que se muera todo, que terminara ese proyecto que habíamos construido juntos”, dice Cristina Celasco, una mujer de 44 años de Castelli, provincia de Buenos Aires, a MDZ Online.

Su historia tuvo un giro trágico en los últimos años, pero con esfuerzo y tenacidad supo matizarlo. Madre de tres hijos adolescentes: Franco, Bernardo y Rosario, Cristina enviudó en 2021 cuando su marido, Javier Acha (45), tuvo un trágico accidente en la Ruta N° 41, en uno de los buses de su empresa de turismo regional.

Él era mecánico dental, ella asistente social, pero juntos fundaron Acha Bus hace 17 años y con esa pyme recorrieron Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia y Perú. Fueron la llave para que cientos de personas de su ciudad natal y alrededores viajaran por distintos lugares y hasta por primera vez. Cuando Javier murió fue el fin de una etapa. El duelo atravesó a cada uno de los pasajeros que lo había acompañado en aquellos viajes de muchos kilómetros en ruta, con mate, música y algún juego.

La familia Acha Celasco a pleno

“La decisión de continuar con la empresa no fue fácil. Creo que inconscientemente tenía claro que de alguna manera tenía que seguir con esto porque fue algo que habíamos construido desde abajo, los dos. No podía dejar morir ese proyecto que tanto nos costó, que tanto amamos y disfrutamos juntos, con los pasajeros y en familia”, explica Cristina e insiste en que su búsqueda fue, quizá sin saberlo, “no dejar morir todo”.

Seguir adelante es para ella honrar a Javier, al vínculo que los unió y al proyecto que trabajaron para su familia. Podría haber continuado de otra forma, con su carrera o con una inversión diferente, pero decidió apostar a Acha Bus y rearmar el negocio.

“Podría haber decidido invertir en otra cosa, pero era volver a empezar en otro rubro que desconocía, entonces decidí ir por esto. Sabía que me tiraba a una pileta en la que había agua porque detrás de esa decisión estaban nuestros clientes, la gente que a uno lo estimulaba y tiraba la mejor onda”, piensa Cristina.

Cristina junto a su marido e hijos

Sus clientes se convirtieron en red. Le decían que iba a poder, que tenía que animarse, que creyera en el sueño y en su capacidad para retomar el rumbo. “Esto tuvo mucho que ver”, dice ella.

Desde la muerte de Javier pasó menos de un año y medio. El camino para Cristina fue cuesta arriba, pero no se detiene. “Levantarse no es fácil, reconstruirse no es fácil. No es simple cuando los vínculos son fuertes y ese fue el que yo tuve con él. Era un ser excepcional en todo sentido, como papá, como hijo, como pareja, como amigo. Era una persona que disfrutaba de lo que hacía y hacía feliz a otros. Yo había aprendido a hacer eso con él, a la par. Siempre decíamos que, más allá de que era nuestro medio de vida, Acha Bus era una política de vida porque trascendía lo comercial. Nos llenaba el alma ver a alguien que conocía un lugar y se maravillaba por primera vez. Eso era para nosotros tocar el cielo con las manos”, explica Cristina.

La empresa familiar para ella “era mucho más que lo que redituaba económicamente”, por eso fue duro y simple a la vez tomar la decisión de retomarla. “Este es el camino, el de continuar algo que comenzamos juntos y que fue construido con muchísimo amor”, dice.

Mientras lleva a cabo los primeros viajes desde el relanzamiento del negocio, Cristina continúa su duelo. No es algo que se sane de un día para el otro. Es un trabajo diario, de mucho esfuerzo y compromiso.

“No es fácil ni lo ha sido, pero hay muchas ganas de seguir adelante porque cuando te pasa algo así hay dos opciones: entregarse o seguir”, dice.

“Ni víctima ni heroína”

Cristina le habla a otras mujeres. Ella transforma su dolor en ejemplo y para eso cuenta su experiencia. Sale adelante por sus hijos y amigos y toma todas las herramientas que tiene a su paso, principalmente la terapia.

Si tuviera que hablarle a otras personas en su situación ella les diría: “Se puede y tiene que ver con una decisión que uno tiene que tomar, de no dejarse, de no entregarse. Hay algo fundamental que hace que uno pueda, que es el amor que hubo y que creo que no se termina nunca más. Yo animo a las mujeres que a lo mejor están pasando un momento difícil o similar que se puede, siempre se puede. No me considero víctima ni heroína, solo una más que atraviesa un inmenso dolor, pero que se pregunta qué hacer con eso que le pasa y ahí está la decisión de seguir”.

Para Cristina transformar el dolor en ayuda es gratificante y mientras camina por su propia tristeza intenta contener a otros. “Esa también es una manera de sanar de a poco”, dice.

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