Sociedad

Violencia de género: cuando la culpa y el miedo a denunciar paralizan

Es incontable la cantidad de casos donde una mujer no puede salir del "ciclo de la violencia". MDZ profundizó este tema con una especialista. A dónde recurrir en Mendoza ante una situación de vulnerabilidad.

Leonel Alesci
Leonel Alesci sábado, 4 de febrero de 2023 · 20:32 hs
Violencia de género: cuando la culpa y el miedo a denunciar paralizan
Foto: Municipalidad

Las dudas, la culpa, el miedo, la vergüenza a hacerlo, el pensar las consecuencias que podría traerle al agresor, los años de normalización de situaciones violentas vividas. El después. Para una persona que se encuentra en situación de vulnerabilidad salir del llamado ciclo de la violencia de género no es por caso una situación sencilla, coinciden especialistas, aunque existan diversos caminos de orientación y apoyo en Mendoza.

Las situaciones de violencia de género pueden volverse crónicas muy rápidamente e incluyen un ciclo que pasa por diferentes etapas. La situación de crisis, que pone en alerta a la mujer y puede ser un golpe, un empujón, un grito, palabras de desprecio o desvalorización, pero que luego vienen acompañadas de una etapa de reconciliación, de aparente calma. Hasta que vuelve a ocurrir. 

MDZ profundizó ese momento en particular con una especialista, Leonela Villar, la directora de Género, Diversidad y Juventudes de la Municipalidad de Godoy Cruz, un organismo dentro que tiene la comuna, al igual que el resto de los departamentos de la provincia.

“Cuando hay situaciones de vulneración por motivos de género suelen presentarse sensaciones de temor y hasta de culpa y vergüenza. Sucede además que en gran parte de los casos no es cualquier persona la que agrede, la que lastima, la que realiza este tipo de agresiones. Es una persona con la que algún momento se ha proyectado algo, por la cual se tuvo afecto. Eso dificulta todo para realizar denuncias”, precisó Villar.

Foto ilustrativa.

“Existe temor a que se perjudique la vida cotidiana del agresor, que a veces puede quedarse sin trabajo. Puede suceder que a esta persona agresora también la necesiten sus hijos. Todo esto genera dudas y paraliza respecto a la acción concreta que la mujer necesita en ese momento: denunciar”, agregó la especialista.

En algunos casos hay un profundo desconocimiento a los alcances de los posibles caminos a utilizar, desde una medida de protección hasta una denuncia penal por un delito cometido.

La prohibición de acercamiento, la exclusión de hogar o el retiro de pertenencias, son algunas de estas medidas y todas están enmarcadas en la Ley 26.485. En Mendoza se tramitan en el Juzgado de Familia. Pero cuando existe un delito de por medio (lesiones, amenazas, la privación ilegítima de la libertad o el incumplimiento de alguna de las medidas de protección antes mencionadas), la denuncia debe hacerse en una Unidad Fiscal.

Y se presenta otro gran problema: "La dificultad en aquellas mujeres que atraviesan situaciones de violencia de asumirse a sí mismas como personas vulneradas por motivos de género”, indicó Villar. 

El ciclo de la violencia, un bucle que parece no tener fin

Salir del ciclo de la violencia de género se presenta como una dificultad y si bien en algunas oportunidades se da que la mujer "se acerca a un familiar, a una amiga o a una institución que brinda apoyo para pedir ayuda, puede volver a sufrir una situación de vulnerabilidad. Ahí es donde aparece la culpa: ¿por qué volví a caer en lo mismo?, ¿por qué me volvió a suceder otra vez lo mismo?", precisó la directora de Género de Godoy Cruz.

Villar luego puntualizó que "aquí, las personas que están siendo oído de quienes están en una situación de vulnerabilidad deben tratar de fortalecerla porque el ciclo de la violencia puede repetirse muchas veces y no es que las 10 anteriores fueron inciertas, sino que esa persona no está encontrando la salida al problema. Es una situación traumática".

"Sucede también que a veces las personas a las que recurren las mujeres para desahogar lo que están viviendo pueden alejarse de ella porque no quieren meterse en problemas o porque no le creen o porque son cercanas al agresor. Así, las mujeres comienzan a perder redes de contención o el mismo agresor es quien se encarga de alejarla de determinadas personas. Frases como 'no te juntes con tu familia porque te pone en contra mío', hasta 'no te veas con esa amiga porque te llena la cabeza' son comunes", destacó. 

Violencia no es solo golpear

Si algo maduró la sociedad en los últimos años fue asimilar que existen diversos tipos de violencia y que, puntualmente, la violencia psicológica es una de las más dañinas. 

“La Ley 24,685 indica que la violencia contra las mujeres actúa bajo distintos tipos o formas. La violencia física, que es la que deja marcas en el cuerpo, el moretón, el rasguño, la más fácil de identificar. Pero también hay formas de violencia muchos más sutiles como que son mucho más fáciles de pasar por alto y, peor aún, de normalizar como la violencia psicológica que lo que hace es mermar el autoestima de las personas y su capacidad de discernir si lo que siente y lo que piensa es real o no”.

Foto ilustrativa. Getty Images.

Los insultos, la desvalorización hacia la mujer, el menosprecio, son muy frecuentes en este tipo de situaciones y generan ingresos muy rápidos en el ciclo de la violencia porque “bueno, no fue tanto”, "no quise que lo interpretaras de esa manera", "me expresé mal".

La violencia simbólica, económica, cultural, también están enmarcadas y "escalan hasta situaciones como permitirle o no realizar una profesión o un oficio, juntarse o no con amigas, hacer actividades de recreación o no", precisó Villar.

Sobre la violencia simbólica agregó que: "El agresor a veces no le permite trabajar a la mujer porque su función es cuidar a su pareja, es decir, el propio agresor, y a sus hijos. Esto puede ser una decisión mutua, porque si surge desde el consenso y entre ambos acuerdan que una de las dos personas se hará cargo del trabajo doméstico está bien, pero nos encontramos con casos también de mujeres que cuando logran salir del ciclo de la violencia nunca pudieron ejercer su profesión". 

Existen casos extremos donde la pareja controla tanto a la mujer que sabe permanentemente dónde está, la deja sin celular y así el denunciar se vuelve prácticamente imposible. Son casos extremos, pero existen. 

Para aclarar términos: la violencia de género no es un delito en sí, sino un contexto en el marco de un delito. Lo que sucede en muchísimas ocasiones es que existe violencia sin delito, como las mencionadas anteriormente (psicológica, económica, entre otras). 

Cómo denunciar en Mendoza

Los 18 departamentos de Mendoza tienen en su municipalidad correspondiente un área o dirección de género, como así también la provincia, que cuenta con la Dirección Provincial de Género y Diversidad, que depende de la Subsecretaría de Desarrollo Social del Gobierno local. Inclusive, la Suprema Corte, el Ministerio Público Fiscal y otros espacios como los clubes han empezado a incorporar espacios de género o mujer.

En todos estos organismos se realizan tareas de acompañamiento y elaboración de estrategias con la persona que se encuentra en contexto de vulnerabilidad. Se le dan herramientas y se le precisan qué caminos puede llevar adelante.

Si estás viviendo una situación de violencia de género comunicate al 144 (línea gratuita) las 24 horas.

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