Conflicto en Nueva California

La historia de un litigio y una puestera que desafía al gigante surcoreano Nuevo Cosmos

Griselda Suárez es una de las puesteras que mantiene conflicto con la empresa surcoreana Nuevo Cosmos S.A. por la disputa de un sector del campo donde ocurrió el femicidio de Yoo Kyunga.

Juan Ignacio Blanco
Juan Ignacio Blanco lunes, 27 de febrero de 2023 · 09:01 hs
La historia de un litigio y una puestera que desafía al gigante surcoreano Nuevo Cosmos
Chuchín, Abel y Griselda dentro del corral de cabras que tienen en el puesto La Verde. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

La situación de Griselda Suárez no es muy distinta a la que pasan muchos puesteros de la provincia de Mendoza. La disputa de las tierras suelen llegar a eternos litigios que solo logran engrosar el nivel de violencia dentro de los campos donde muchos subsisten criando animales. El conflicto de Griselda tomó notoriedad hace pocos días cuando en Nueva California sucedió el femicidio de Yoo Kyunga (49) a manos de su pareja Seong Jim Kim (64) dentro del campo de 8.000 hectáreas que la trasnacional coreana Nuevo Cosmos S.A. posée en el distrito sanmartiniano.

Tras ese hecho particular, comenzaron a conocerse situaciones que rodean a la comunidad surcoreana que allí reside. La muerte de Lee Eunnsuk de 67 años, quien mientras trabajaba cayó de un tractor fue aplastada, y el conflicto que mantienen desde 2010 (año en que llegaron a Mendoza) con algunos puesteros de la zona, teniendo como punto máximo de ebullición al 28 de noviembre de 2011, día en el que mantuvieron secuestrados a varios lugareños que, además, fueron amenazados con armas de fuego.

Griselda y sus cabras antes de empezar con el ordeñe. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

El puesto La Verde, ubicado en calle Talavera sin número de Nueva California (a 90 kilómetros de Mendoza) es donde sucede el conflicto. Allí, Griselda, que está a punto de cumplir 50 años; su pareja Abel; y uno de sus cuatro hijos, Chuchín, viven al día en la cría de vacas, cabras, caballos, chanchos, gallinas y conejos, y deben lidiar con el litigio legal que mantienen con Nuevo Cosmos S.A., la cual, según los puesteros de la zona, desmonta los campos del Secano y quiere extender los límites más allá de donde termina la propiedad donde sucedió el femicidio de Yoo Kyunga. "En algún momento, después de que nos secuestraron en 2011, llegamos a un acuerdo. Ellos en su campo y nosotros trabajando acá, pero siempre quieren extender. Aquel día fue muy duro, nos tuvieron de las 7 de la mañana hasta las 17 encerrados en el campo. Nos amenazaron con armas. Éramos 6 personas. Fue muy duro. Nos liberaron cuando llegó un ayudante de la fiscalía", reconoció Griselda Suárez, quien heredó su trabajo de puestera de su familia y sus antepasados huarpes.

Chuchín intenta interceptar a una cabra. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

"De todos modos, esto comenzó en 2010 cuando compran el campo ignorando la existencia de familias adentro. Durante muchos años a nadie le importó que nosotros estuviésemos acá hasta que llegaron los coreanos en junio de ese año", reconoció Griselda, quien además tiene otros tres hijos: dos nenas que van a una escuela albergue de Lavalle y otro que vive en Nueva California y que se recibió de enfermero.

Y agregó, mientras dibujaba un plano en un cuaderno, que "recuerdo muy bien ese día, porque llegaron dos camionetas. Una con los coreanos y otra con policías. Nos decían que íbamos a tener que sacar los animales y abandonar el campo. En ese tiempo mi hijo Daniel (Chuchín) era menor de edad y fue víctima de la violencia de esa gente. Nosotros estábamos en nuestra casa. Nunca se identificaron y lo único que nos decía la policía era que teníamos que salir por orden de los coreanos".

Griselda reconoce que aquel día fue el principio de algo que se iba a sostener (y de hecho se sostiene) en el tiempo. Por eso juntó valor y les dijo: "Esta es mi casa y no les voy a entregar nunca la posesión". Aquella frase quedó marcada a fuego, por eso repite una y otra vez "y no lo voy a hacer nunca. Ellos no son los poseedores de este campo. No lo son, ni lo serán nunca, al menos mientras yo viva".

A partir de ese momento, Griselda y otros puesteros de la zona comenzaron con el periplo judicial. Varias denuncias y horas en los juzgados forman parte de varios expedientes y un juicio civil por la acción posesoria de los terrenos perdido tras el fallo del juez Corradini, en su momento a cargo del 2º Juzgado Civil y Comercial de San Martín. Los lugareños fueron a Apelaciones y el fallo fue ratificado, generando un duro golpe para los que allí trabajan día a día. 

Abel en pleno ordeñe. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

"Este es nuestro laburo. Es muy difícil. Desde hace muchos años hacemos aportes a la economía y a la agricultura familiar, más allá de que todos nos traten de pobretones. Pero los crianceros vendemos nuestros animales y para poder hacerlo tenemos que vacunarlos y alimentarlos. Pagamos impuestos, guía, marca de señal para tener el Renspa (Registro Sanitario de Productores Agropecuarios) y los veterinarios. Ahí está la diferencia entre ellos (por los surcoreanos) y nosotros. Ellos se llevan la plata afuera", explicó Griselda, mientras Abel y Chuchín se preparaban para realizar el carneo de una vaca.

Respecto de lo que dicen algunas personas del pueblo de Nueva California, sobre que en la firma Nuevo Cosmos S.A. "se cansaron que les roben y que la gente se aproveche de ellos", la mujer declaró que "al principio contrataron gente para trabajar y aprender para luego no contratar a nadie más. La gente de acá les enseñó todo lo que saben: manejo de máquinas, riego y a plantar. Cuando la gente dejó de ser útil para ellos, los dejaron de lado. Eso es lo que la gente no entiende. Para los coreanos siempre fuimos mano de obra descartable".

Griselda se dedica a este oficio desde que tiene uso de razón. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

El conflicto, que tiene 13 años de idas y vueltas, es como la historia de David y Goliat. El gigante surcoreano contra los pequeños puesteros que día a día buscar ganarse la vida en el Secano mendocino. Y aunque Griselda reconoce que eso "puede tener solución", aclaró que solo sucederá "siempre y cuando esa gente se quede donde está".

"De mi parte, y como otros crianceros piensan, vamos a defender nuestros derechos hasta el final. La posesión no se la vamos a entregar ni a ellos ni a nadie, así haya órdenes judiciales. No la vamos a entregar, a menos que nos maten", desafió la mujer. Y siguió: "Ellos han pasado los límites de lo que es su campo. Nosotros estamos fuera de los límites, aunque ellos digan lo contrario".

Griselda, que minuciosamente guarda papeles de expedientes y denuncias en su humilde casa, volvió en el tiempo para explicar un poco más el conflicto, el cual no empezó con la llegada de la empresa de Corea del Sur, sino que tuvo inicio durante la última Dictadura Militar. "Esto no es nuevo, siempre nos pasa lo mismo. En esa época corrieron a mi padre y a mi madre el 12 de junio de 1979. El campo era de Carlos Nanclares (quien fue el que comenzó a lotear Nueva California) y la Dictadura se lo expropió. Hicieron desaparecer de Casa de Gobierno los papeles en los que Nanclares le cedía el campo a los puesteros para poder trabajar".

Trabajo de madre e hijo. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

"Ahí comenzaron con los desmontes y la plantación de álamos. No fueron muchas las hectáreas de álamo, pero sí para la gente del lugar porque desmontaron todo", sintetizó.

"Desde el 76 al 85 el tema del papeleo quedó en blanco. Años de situaciones turbias. Los puesteros han ido perdiendo los campos por falta de información. Lo primero que nos dicen es que somos ignorantes y no es así, muchas veces ha sido por miedo a lo que pueda suceder con nosotros. Nadie puede venir a arrebatarte lo que es tuyo por derecho", agregó mientras tomaba mate y le hacía cariños a Verónica, una de las tantas cabras que hay en su corral. 

Verónica es la cabra más mimada del corral. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

Griselda, quien se preparaba para comenzar con las tareas diarias de ordeñe de las cabras y alimentación de los otros animales, siguió con la charla al decir que "mi bisabuela comenzó con esto de ser puesteros. Lo hizo donde era el puesto La Víbora. En ese lugar nació mi madre, luego lo hicimos mis tres hermanos más grandes y yo. Como éramos los rebeldes, fuimos a parar a otro puesto hasta que nos trasladamos a La Verde (el puesto en el que hoy viven). Pasamos muchos años sin tener conflictos personales. Salvo una denuncia que le hicieron los de Platinum -fueron dueños del campo en la década del ´80 y luego se lo vendieron a la firma López- a mi padre. Esa denuncia yo la encontré en el Segundo Juzgado de San Martín y hay un fallo que le da la razón a mi papá ya que al ser poseedor no lo podían sacar de acá". 

Todos los días recolectan más de 20 litros de leche de cabra en el corral. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

Respecto del accionar de la policía dentro del conflicto que mantienen los puesteros con Nuevo Cosmos S.A., la puestera declaró que "cada vez que iba a poner una denuncia al destacamento era una tortura. Me hacían esperar hasta la tarde para que luego saliera un policía y me dijera ´si querés denunciar a los coreanos yo no te la voy a tomar´. Ahí fue cuando, cansada del destrato, los empecé a denunciar. Después directamente empecé a ir a la fiscalía de Palmira".

De ese sector del Secano viven unas seis familias ya que, según Griselda, "muchos se vieron orillados y obligados a vender. Muchos lo hicieron por miedo. Ojo, cuando digo vender me refiero a los animales porque las tierras no se pueden vender".

Chuchín deposita la leche en un balde. Luego harán dulce. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

Cansada, pero con fuerzas para seguir en la lucha, hizo un fuerte pedido: "No sé cómo va a seguir, solo pido que la justicia escuche a los trabajadores del campo. Siempre fuimos los productores. Esto ha pasado de generación en generación y no es justo lo que estamos pasando. Siento que no tenemos garantías de nada. Siempre le dan la razón a los empresarios y a los que se visten de traje. Nadie nos respeta".

"Necesitamos seguir en el campo para seguir produciendo y subsistiendo. Encima venimos de dos años muy malos por la sequía. Vivimos al día", cerró.

Las cabras salen del corral para ir al pastoreo por el Secano. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

 

Campo adentro. La Verde es el lugar en conflicto entre puesteros de la zona y la multinacional coreana. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

 

Abel y Griselda son pareja y realizan, junto a Chuchín, las labores del puesto. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

 

Hora del mate. Foto: Juan Ignacio Blanco/MDZ

 

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